Economía

Grecia se libra del control posrescate a pesar de la crisis

  • Bruselas concluye la vigilancia reforzada pero el país mantiene problemas estructurales y una deuda récord
El ministro de Finanzas griego en una de las reuniones del Eurogrupo. Foto: Consejo Europeo.
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El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, aseguraba a principios de verano en el Parlamento Europeo que Grecia "ha recuperado el control de su economía". El líder heleno se congratulaba de poder inaugurar una "nueva era" después de la dura travesía entre la austeridad y las reformas a causa de la crisis y el rescate que el país sufrió la década pasada. La Comisión Europea ha puesto definitivamente punto y final al proceso de vigilancia reforzada de las finanzas griegas este sábado 20 de agosto, devolviendo así el país a la supervisión 'normal' desde Bruselas, la misma a la que se someten periódicamente el resto de países.

"Grecia ha hecho avances significativos y como resultado ha vuelto a una situación financiera normal", celebró el ministro de Finanzas griego, Christos Staikouras, cuando hace una semana Bruselas comunicó oficialmente su decisión. Como recordó Mitsotakis, "en 2015 Grecia estuvo a un paso del abismo de dejar Europa", después de un rescate de 288.700 millones de euros, la mayor asistencia financiera de la historia, que le costó la obligación de tomar medidas de austeridad sin precedentes y un posterior control reforzado por parte de la Comisión Europea que se ha extendido hasta este mismo fin de semana.

Una economía más abierta y competitiva

Desde entonces, Atenas ha impulsado reformas en el ámbito público, el mercado laboral o la fiscalidad. Sin embargo, por ejemplo, no ha conseguido diversificar su economía, altamente dependiente del turismo. Según explica el economista de Oxford Economics, Ricardo Amaro, que ha estado siguiendo la economía griega en los últimos años, la economía griega es ahora "más abierta, más competitiva y mucho más capaz de atraer inversión exterior". Además, destaca el "importante progreso" a la hora de corregir desequilibrios macroeconómicos como el déficit.

Por todo esto, el pasado abril, en su último viaje a Atenas, la Comisión constató que el crecimiento previsto para la economía griega se mantenía fuerte para 2023 a pesar de la situación de crisis global y escalada de precios y consideró que los riesgos habían disminuido significativamente, así que la vigilancia férrea ya no estaba justificada.

Una economía todavía vulnerable

Y Atenas ya celebra la independencia económica de Bruselas. Con el fin del control (y unas nuevas elecciones a la vista) el gobierno griego ha anunciado por ejemplo la primera subida de las pensiones desde hace más de una década. Sin embargo, la economía del país sigue rezagada y muchos de sus problemas estructurales están por resolver, cosa que la hace especialmente vulnerable a los shocks que actualmente están sufriendo el conjunto de las economías europeas. Aunque se ha ido recuperando (su PIB cayó de los 224.000 millones de euros de 2010 hasta los 174.000 millones en 2016), su PIB per cápita es uno de los más bajos de la Eurozona, y el total de su economía está un 22% lejos de su pico del 2007.

Además, el paro se mantiene en niveles muy superiores a la media de la eurozona (cerró el 2021 por encima del 14%, el doble que los Diecinueve), aunque a su vez lejos del 28% que rozó en 2013. Y si bien también queda lejos del 45% de paro juvenil registrado entonces, los jóvenes helenos también encuentran serias dificultades para trabajar sin tener que marcharse. Todo esto en un momento en que la elevada inflación también golpea Grecia, dónde los precios subieron un 11,3% en julio.

El problema de la deuda

"Todavía queda un largo camino por recorrer", concluye Amaro que destaca que la economía griega todavía es "vulnerable en un buen número de áreas", como la deuda pública, el sector bancario o unas tendencias demográficas muy desfavorables para el potencial crecimiento del PIB. Ciertamente una de las cuestiones que más preocupan sobre Grecia es su nivel de deuda pública, que cerró el 2021 en un 193% de su PIB.

Preocupa porque el bono griego sigue siendo el único con calificación 'basura', aunque solo le falta un escalón para subir hasta el grado de inversión. La deuda soberana griega continúa siendo una de las más caras de la eurozona, el rendimiento de los bonos a diez años se situaban en un 3,7% el pasado viernes muy por encima del 1, 2% alemán.

El experto de Oxford Economics tiene claro que este es un buen paso para Grecia, por ejemplo para librarse del estigma, pero admite que hace falta continuar trabajando para corregir las vulnerabilidades económicas y conseguir un crecimiento sostenible.

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