
Sin el gas ruso, la recesión en Europa es inevitable. Algunos analistas e instituciones ya consideran el retroceso económico como el escenario más probable para el 2023 en Europa, pero también en Bruselas, y muy a su pesar, se asume que el retroceso de la economía empezará este mismo año si nos quedamos sin el gas que viene de Rusia. En los cálculos presentados juntamente con el plan de emergencia, la Comisión prevé una pérdida de hasta un 1% del crecimiento del PIB si no se actúa de inmediato y Putin corta el suministro. Con un invierno más frío de lo normal, además, las pérdidas podrían elevarse al 1,5%.
Fuentes comunitarias detallan que los recortes de crecimiento publicados hoy por la Comisión aíslan el impacto del corte del gas de cualquier otro riesgo macroeconómico, lo que significa que en realidad, el impacto sobre el PIB sería mayor. De hecho, el comisario de Economía lo explicó ya en mayo, cuando presentó las previsiones económicas del ejecutivo comunitario en las que se incluía un corte total de las entregas de gas ruso como la opción más adversa.
"En el escenario más severo las tasas de crecimiento del PIB estarían entre 2,5 y 1 punto porcentual por debajo de la proyección base de 2022 y 2023. En ambos casos, el crecimiento anual estaría en territorio negativo", dijo el italiano.
Dos puntos porcentuales y medio de crecimiento es lo que los técnicos comunitarios calculan que crecería la economía europea este 2022 sin materializarse la amenaza rusa, así que el progreso del PIB queda neutralizado por Putin y la recesión se materializa. No es únicamente que la UE dependa tanto del gas ruso que no tenga alternativas rápidas para sustituirlo, sino que afectará negativamente a otros muchos sectores y a su vez se disparará todavía más la inflación.
En el caso de la inflación, la Comisión Europea calculaba en mayo que si Putin cierra el grifo la inflación rozará el 10% en la eurozona este 2022. Excluyendo esta posibilidad, Bruselas sitúa el avance del IPC en un 7,6% este año para los países de la moneda común.
"La desaceleración del crecimiento en el resto del mundo se traduce en una reducción de las exportaciones de la eurozona en una magnitud similar, mientras que las interrupciones en la cadena de suministro global y los precios más elevados en general en el resto del mundo deprimen todavía más la actividad económica. los precios de exportación deprimen aún más la actividad económica", sentenciaba ya la Comisión Europea en mayo. Señalaba también que los efectos de confianza y las primas de riesgo de los mercados financieros reducen aún más el consumo de los hogares, la inversión empresarial y el PIB real. La temida tormenta perfecta para la recesión.
El FMI: "El golpe ya se está produciendo"
El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicaba esta misma semana un informe en que constataba que "el golpe a la economía europea ya se está produciendo", cosa que implica una reducción del 0,2% de la actividad económica de la Unión Europea ya en la primera mitad del año. De manera global, la institución calcula que la UE puede sufrir una caída de la producción económica de casi un 3% en los próximos 12 meses.
Sin embargo, las implicaciones varían en función del país europeo y, sobre todo, de su dependencia de Moscú. En algunos estados de la Europa Central y oriental, en particular para Hungría, Eslovaquia o la República Checa, el zarpazo podría llevarse hasta un 6% de su actividad económica. Pero también Italia enfrentaría "impactos significativos", de hasta un 5% .
La locomotora alemana y su vecina Austria, según el FMI, sufrirán a su vez un impacto de hasta cuatro puntos de crecimiento, también en función de su capacidad de su capacidad de reducir el consumo y de encontrar otras alternativas. De hecho, hoy mismo la institución ha rebajado a la baja las previsiones de crecimiento para Alemania, a quién avisa de un grave impacto económico en caso de corte del suministro. El FMI prevé que su economía avance sólo un 1,2% este 2022 y que se quede en el 0,8% el año que viene.
España, en este caso, forma parte del grupo de países menos afectados por su poca vinculación a este combustible ruso, pero en un mercado integrado como el europeo, si Alemania se resfría el resto de Europa estornuda. "La esperada recuperación económica de la eurozona ha quedado anulada", escribía hace unas semanas el economista de ING Carsten Brzeski.