
La supuesta reapertura del gasoducto ruso la semana que viene puede ser el asunto más importante de este mes (o incluso puede que del año entero) para el euro y la economía del Viejo Continente. Tanto es así, que la ansiada primera subida de tipos de interés en una década por parte del Banco Central Europeo podría quedar relegada a un segundo plano. En un solo día, la economía del Viejo Continente y el euro se juegan buena parte de su futuro a corto y medio plazo.
Ambos eventos están 'programados' para el 21 de julio. Aunque los planes del BCE para empezar a subir los tipos han sido bien anticipados (forward guidance) y, por lo tanto, los mercados lo han descontado, el banco central podría sorprender con algún anuncio o alguna frase que revele pistas sobre futuros movimientos.
El gas ruso moverá el euro
No obstante, el evento principal será la decisión de Moscú. Los analistas reconocen que existen más dudas sobre si Rusia realmente restaurará los flujos de gas a Europa después de que se complete el mantenimiento en el gasoducto Nord Stream 1.
Los ministros y los presidentes de gobierno de todo el continente han estado hablando abiertamente sobre el riesgo de un apagón total, un escenario que haría que los precios de la energía se dispararan y probablemente conduciría a una recesión. Eso significaría un gran problema para la moneda común, que ya se tambalea al borde de la paridad con el dólar.
El 21 de julio
"El 21 será un día clave, más para las perspectivas de suministro de gas que para el BCE", asegura Kaspar Hense, gerente senior de cartera de BlueBay Asset Management.
El suministro de gas de Rusia lleva tiempo siendo de solo el 40% respecto a los niveles considerados como normales. Moscú ha reducido los flujos desde principios de este año. Una mayor interrupción podría aumentar la posibilidad de racionamiento antes del invierno, justo cuando está previsto un aumento la demanda de energía. Esto a su vez también pondría en riesgo las futuras subidas de tipos por parte del BCE.
Hasta ahora, los planes del BCE para elevar el precio del dinero (se espera que los tipos acaben en territorio positivo este año) no han sido suficiente para mantener a flote al euro. Aunque el BCE ha endurecido el tono, otros bancos centrales importantes se han movido mucho más rápido a la hora de hacer más restrictiva su política y abordar la inflación. Los mercados monetarios están apostando a que aumentará los tipos en al menos 125 puntos básicos este año, pero la Reserva Federal ya ha hecho más que eso en las pocas reuniones que van de este año.
Esta divergencia entre políticas monetarias han llevado al euro a mínimos de 20 años frente al dólar. La divisa única no solo cotiza la tibieza del Banco Central Europeo, ahora está siguiendo de cerca los movimientos en los precios del gas natural, con un número creciente de participantes del mercado citando los futuros del gas holandés como conductor clave del euro en las últimas semanas.
"El peor de los casos (parada total de los flujos de gas) vendrá una recesión y probablemente otro 10% de caída del euro a partir de aquí", asegura Kit Juckes, estratega jefe de divisas de Societe Generale, en una nota. "En el mejor de los casos (nos quedamos como estamos) se dejaría a los mercados nerviosos y el euro solo podría cotizar un posible alivio en las posiciones cortas", según recoge Bloomberg.
Aunque una interrupción total del suministro de gas no es el escenario base de los estrategas de UBS, sí creen que un escenario de este tipo llevaría al euro a caer hacia los 90 centavos de dólar estadounidense. Además, los inversores buscarían refugio en la deuda más solvente, lo que reduciría los rendimientos de la deuda alemana a 10 años hasta el 0%.
"Si se corta el suministro de gas, creo que el euro-dólar podría caer hasta los 90 centavos americanos", asegura el gerente de State Street Global Advisors en Boston. "La gente está legítimamente preocupada por si la producción se reanuda o no después del mantenimiento".