La palabra recesión ya no es un tabú entre los dirigentes políticos. Aunque no es el caso catalán, el conseller de Economía de la Generalitat, Jaume Giró, ya advierte que "algunos países europeos entrarán en recesión" mientras admite que la economía del territorio crecerá menos de lo previsto a comienzos de año por el impacto de la guerra de Ucrania y la subida de los precios de la energía. La escalada será del 4,9% en 2022 y del 2,9% en 2023.
El Govern revisó a la baja sus previsiones de crecimiento en abril, cuando recortó el incremento del Producto Interior Bruto (PIB) de este año del 6,4% al 4,9%. El rebote tras la pandemia será más lento de lo esperado y los niveles precoronavirus no se recuperarán hasta bien entrado 2023.
El motor de la recuperación será el sector servicios, impulsado por un turismo que ya se deja ver a pleno rendimiento estas semanas en las principales avenidas de Barcelona y las localidades costeras catalanas. La llegada de viajeros internacionales ya era en abril el 70% que en el mismo mes de 2019. La actividad se ve menos impactada por la subida de los costes que la industria, la construcción o la agricultura, rezagadas en la carrera por retornar al estado anterior al virus.
El principal desafío de la economía catalana -así como de las grandes de la eurozona- es hacer frente a una inflación que amenaza su "extraordinaria resiliencia", destacó Giró en la presentación del Informe Anual de la Economía Catalana 2021.
Frente a la inestabilidad geopolítica y una inflación del 8% en Cataluña, el dirigente pidió que no se caiga en el proteccionismo y demandó al Banco Central Europeo (BCE) un trabajo "de relojería" para abordar una subida de tipos lo suficientemente agresiva para frenar la escalada de precios sin hacer mella en el consumo de las familias ni en la inversión.
La Generalitat quiere volver a los mercados durante esta legislatura
La solicitud del consejero se produce dos semanas después de que el BCE anunciase su primera subida de tipos en una década para el mes de julio y explicase que fin a la compra masiva de deuda de los Estados de la Unión Europea, aunque mantendrá el apoyo a algunos países tras la subida de la prima de riesgo de Grecia, Italia, España y Portugal frente a la de Alemania.
Cabe recordar que uno de los objetivos de Giró para esta legislatura es que la Generalitat vuelva a emitir deuda durante esta legislatura tras abandonar la calificación de bono basura.
Durante su comparecencia, el dirigente sacó pecho de que la economía catalana crece ahora más que la media española "a pesar de los incumplimientos en la inversión y el déficit fiscal" y negó la decadencia económica de la autonomía de la que alertan patronales y agentes económicos. Exhibió un saldo de creación de empresas de 17.411 sociedades mercantiles.
Mientras, las exportaciones crecieron el 21,5% respecto al año pasado y las importaciones subieron el 19,5%. El dato está marcado eso sí por el impacto de la inflación.
"Es posible que nos esté esperando un río de aguas bravas", advierte Giró, que ya pide apoyos con los presupuestos
Para 2023 eso sí la subida será inferior a la de la totalidad del Estado. Las estimaciones de la Generalitat son incluso inferiores a las de BBVA, que auguraban un crecimiento del PIB del 3,5% frente al 2,9% que proyecta la administración.
"Es posible que nos esté esperando un río de aguas bravas y la única manera de superarlo es reforzando nuestros fundamentos, comenzando con los presupuestos de 2023", aprovechó Giró.
El conseller no se plantea prorrogar las cuentas actuales por la inflación y a comienzos de mes firmó la orden para elaborar el nuevo texto. "Estoy seguro de que los grupos parlamentarios tendrán la responsabilidad y generosidad para tener unos nuevos presupuestos y no tener que prorrogar los de 2022", señaló.
El Govern está pendiente de los anticipos procedentes del Estado -que se decidirán el próximo mes de julio- y de conocer el objetivo de déficit definitivo; hoy del 0,6%. No obstante, el Ejecutivo catalán confía en elevarlo hasta el 1%.