Economía

La eurozona se prepara para otra ampliación pese a la crisis económica

  • Instituciones y expertos no ven riesgos para la entrada de Croacia en 2023
El vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. Europa Press
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El euro está cerca de sumar un vigésimo miembro. La Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) dieron esta semana luz verde a la incorporación de la moneda única de Croacia en 2023, lo que implicará la primera ampliación de la zona euro desde la entrada de Lituania en 2015. Aunque Croacia pasaría a ser la economía más pobre del club, las instituciones consideran que está lista y que su incorporación no supone mayores riesgos ni para el país báltico ni para el conjunto de la zona euro a pesar del alza inflacionista y las peores perspectivas económicas vinculadas a la guerra en Ucrania.

Para el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, la ampliación supone un "fortalecimiento" del área de la moneda comunitaria "especialmente importante en este difícil momento geopolítico". Pero más allá de su dimensión política, los expertos coinciden con las instituciones.

"La economía de Croacia es muy pequeña y dado el exhaustivo escrutinio que ha superado para la accesión, el estado de su economía no supone un riesgo para la eurozona", concluye Cinzia Alcidi, directora de investigación y responsable del área económica del think tank CEPS.

Alcidi considera que, si bien es cierto que estamos atravesando un "momento de elevada incertidumbre", la economía croata está suficientemente integrada como para no retrasarla por miedo a la crisis. El país báltico tiene cerca de 4 millones de habitantes, un PIB per cápita de 13.400 euros según datos de Eurostat (lejos de los 30.000 de media de la zona euro) y su economía depende en buena medida del turismo.

Antes de adoptar el euro, todos los países que todavía no lo han hecho entran en un proceso de convergencia económica durante el cual deben estar como mínimo dos años dentro del Mecanismo Europeo de Cambio, un acuerdo entre el BCE y el banco central del país para garantizar la estabilidad de los tipos de cambio entre las monedas nacionales (Kuna en el caso de Croacia) y el euro. El socio báltico entró en este mecanismo en 2020 y además ha llevado a cabo varias reformas contra el blanqueo de capitales y ha comprometido otras.

La inflación es el principal riesgo asociado a la ampliación según el Banco Central Europeo

En su análisis, el Banco Central Europeo ya consideraba que el principal riesgo asociado a esta ampliación es la inflación. "De cara al futuro, existe preocupación sobre si la convergencia de la inflación es sostenible a largo plazo en Croacia", dice la institución en su análisis. A su vez, la agencia de rating Fitch señala que durante los últimos meses, la inflación en Croacia a llegado a su máximo histórico del 9,4%, aunque en línea con las tendencias de precios en la zona euro.

Por ello, Fitch no espera que otros criterios de convergencia planteen problemas para Croacia. "Desde un punto de vista meramente económico, la accesión es más una formalidad que un gran cambio", apunta Alcidi quien detalla que, en realidad, la inflación de Croacia está mucho más alineada con la evolución media de los precios de la eurozona que la de otros miembros.

La Comisión y la mayoría de instituciones han empeorado las perspectivas de crecimiento de la economía europea a causa de la guerra en Ucrania y la inflación se ha convertido en un gran preocupación, también para el BCE.

En primavera Bruselas rebajó hasta el 2,3% las perspectivas de crecimiento para el PIB del euro en 2023. Sin embargo, todo indica que Croacia se convertirá en 2023 en el vigésimo miembro de la zona euro y sus ciudadanos deberán abandonar la Kuna para empezar a usar los billetes comunitarios a falta únicamente de la ratificación por parte de los socios europeos y el Parlamento Europeo, que se prevé en julio.

Sin embargo, Croacia no es el único país que busca entrar en el euro. En realidad, todos menos Dinamarca que cuenta con una cláusula de excepción, están obligados a entrar en el euro, pero por ahora, solo Bulgaria y Rumanía lo buscan activamente. Otros como Polonia o Suecia apuestan por mantener su propia divisa.

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