Economía

Moncloa admite que no tiene un Plan B para frenar la factura de la luz, pero estudia compensar pérdidas con los PGE

  • Aspira a que Europa flexibilice el reglamento y deje aplicar rebajas a la carta
  • La UE se debate entre los partidarios de intervenir los precios y no hacerlo
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, este miércoles en la sesión de control parlamentaria.

A siete días del próximo Consejo de Ministros -momento en el que Pedro Sánchez se emplaza para anunciar un paquete de actuaciones que contrarreste las consecuencias económicas de la intervención de Ucrania-, el Gobierno de España sigue agarrado a la carta europea, convencido de que solo en el seno del Consejo, encontrará este viernes una solución para frenar el desorbitado ascenso de los precios de la energía.

Fuentes de la delegación española en Bruselas reconocían este miércoles que Pedro Sánchez no tiene más plan ni prioridad que topar el precio del gas dentro del mix energético, con el fin de rebajar así la factura de la electricidad. Por tanto, no hay más plan que el A.

No obstante, los españoles insisten en que ya hay una base para alcanzar el acuerdo planteado por España, y es el documento que presentó ayer la Comisión Europea, documento que recoge cinco vías, con sus pros y sus contras. Este texto será debatido en el Consejo Europeo que se celebra en Bruselas desde este jueves.

Discrepancias

Pero el documento de la Comisión no es mano de santo ni tampoco es vinculante. Se trata de un informe que se presta al debate, en un encuentro en el que hay más discrepancias que unidad. Existe un claro enfrentamiento entre los estados miembros que rechazan medidas intervencionistas como topar precios (Alemania y Países Bajos), y los que, como España y los países del sur sostienen que el mercado está roto.

Pues bien, con estos mimbres, fuentes del Ejecutivo de Pedro Sánchez admiten sin embargo que la empresa a acometer tiene dificultades y es complicado. Básicamente porque se encuentra con un reglamento, el europeo que regula el mercado en la UE, que es rígido. 

Sin embargo, la delegación española aspira a que el Consejo se ablande y flexibilice sus posiciones dejando que los países que tengan más dificultades, puedan bajar ellos mismos los precios de luz. En definitiva, España quiere una especie de reglamento a la carta, flexible y equilibrado que no penalice a países como el nuestro y Portugal, con menores recursos energéticos y con menos interconexión.

A cuenta del erario público

En el caso de aplicar ese tope o precio de referencia, desde Moncloa se plantean compensar el gasto añadido de las empresas y el incremento del precio de las energías, bien a través del Presupuesto General -con aumento del gasto público- y, con ajustes como el recargo de la factura. No en vano, desde Moncloa se advierte de que, la inmediata acción de almacenamiento de energía puede provocar un incremento del precio del gas.

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