No son los mejores momentos para ir a hacer la compra o para llenar el depósito, pero por desgracia tiene pinta de que seguirá siendo así durante un tiempo. La inflación que ya venía de meses atrás junto con el conflicto de Ucrania, el gran granero europeo de cereales, ha hecho que ya se empiece a notar un alza de precios en productos básicos en el supermercado, con el consiguiente gasto extra para las familias.
Por ello quizá es el mejor momento para tirar de hábitos de consumo y consejos de compra responsable que nos ayudan a reducir los tickets de compra, aunque sea poco a poco. Aquí van algunos métodos probados para ayudar a ahorrar haciendo la compra.
Ahorrar hasta 10 euros por visita al supermercado evitando compras impulsivas
Una forma sencilla de evitar las compras impulsivas -que hacen que suban nuestra compra a menudo sin sentido- incluso antes de salir de la tienda es hacer una pausa antes de pasar por caja y devolver de tres a cinco artículos de los que podamos prescindir. Cada vez que lo hagamos, ahorraremos automáticamente. Y sí, desde luego que es un sacrificio, pero es que a menudo cuando hablamos de ahorrar hablamos también de plantearnos nuestros gastos y descartar aquello que, sin que nos cueste un disgusto, es prescindible.
Este consejo lo cuenta Cherie Lowe, autora del libro sobre ahorro personal 'Slaying the Debt Dragon: How One Family Conquered Their Money Monster and Found an Inspired Happily Ever After', un título muy lago que se traduce al castellano como 'Cómo una familia conquistó a su monstruo del dinero y encontró una felicidad inspirada'.
Lowe dice que este truco es su consejo número 1 para ahorrar dinero en las compras, pudiendo dejar en nuestros bolsillos unos 10 euros de media. Teniendo en cuenta que al menos hacemos un paso por supermercados importante a la semana, esto se puede traducir en unos 520 euros al año.
Haz la compra con el estómago lleno y ahorra: lo dice la ciencia
El ahorro más importante puede estar antes de coger el carro. Se trata, simplemente, de hacer al compra después de haber comido. O dicho de otra forma, sin hambre.
Las investigaciones indican que si vas al supermercado con hambre, es más probable comprar más.
Los compradores más hambrientos pueden gastar hasta un 64% más en sus compras, incluyendo artículos no alimentarios, que los que van a la tienda con el estómago lleno, según un análisis de varios estudios publicado en 2015 por un equipo de investigadores de la Universidad de Minnesota y la Universidad del Sur de California.
En el estudio se hicieron varias pruebas con personas de distintas clases, dietas y gustos. La conclusión fue la misma en todos ellos. En otras palabras, los investigadores sostienen que la motivación de base biológica -el deseo de comer- puede afectar a comportamientos aparentemente no relacionados. Así, cuando un comprador hambriento se ve tentado por cosas que comprar, el mensaje interno de "quiero comida" se convierte simplemente en "quiero".
Esta conclusión se desprende de los resultados también de otros cinco estudios de investigación realizados por Schwarz, Xu y Wyer, que descubrieron que el hambre parece aumentar la probabilidad de que las personas adquieran cosas que les llaman la atención, y ese algo puede ser prácticamente cualquier cosa, desde artículos de papelería hasta televisores.
En dos de los estudios, se pidió a los participantes que evaluaran clips de una conocida empresa de suministros de oficina y se les dijo que podían llevarse a casa todos los que quisieran.
En el primer estudio, se preguntó a 89 estudiantes universitarios cuánta hambre sentían. En el segundo, los investigadores controlaron el hambre de 63 estudiantes universitarios pidiéndoles que participaran en una cata de una tarta antes de pedirles que evaluaran los clips para carpetas.
El resultado: los estudiantes hambrientos tomaron un 50% más de clips que los que comieron la tarta o dijeron sentirse llenos.
En otro estudio, los investigadores abordaron a 81 clientes cuando salían de unos grandes almacenes. Con el permiso de los compradores, los investigadores escanearon sus tickets y les pidieron que rellenaran un cuestionario que incluía una pregunta sobre el hambre que sentían.
Los resultados mostraron que los compradores que declararon tener hambre habían gastado un 64% más de dinero y habían comprado más artículos no alimentarios que los clientes menos hambrientos de la tienda. Y esto es así incluso después de tener en cuenta factores como el estado de ánimo y el tiempo de permanencia en la tienda.
Elige bien donde comprar: supone ahorrar hasta 1.000 euros
Según la OCU y su estudio sobre supermercados, los consumidores pueden ahorrar una media de 1.073 euros al año en función del supermercado que elijan (con datos de 2021), aunque en el caso de Madrid el beneficio puede ser aún mayor y alcanzar hasta los 3.532 euros debido a la gran oferta comercial que tienen las grandes ciudades.
El estudio permite conocer cuáles son los supermercados más caros y más baratos de España para que los consumidores puedan elegir a la hora de ahorrar y para ello compara una cesta de la compra compuesta por productos, que incluyen alimentos frescos, envasados, higiene y drogaría de varias marcas, también las blancas.
Según el estudio, el ahorro experimentado en el último año supone un 19,5% del presupuesto que un hogar medio destina a la alimentación, pero advierte de que las diferencias entre ciudades son notables, de hecho, el ahorro máximo varía entre los 325 y los 3.532 euros.
En cuanto a los establecimientos, el más barato es el Family Cash de Burjasot (Valencia). Le siguen el hipermercado Alcampo de Murcia y el mismo que la firma tiene en Barcelona, Vigo y las localidades barcelonesas de Sant Adriá de Besòs y Esplugues de Llobregat. Por contra, los más caros son los establecimientos de Sánchez Romero en Madrid y Alcobendas.