Economía

La alta temporalidad sitúa a España a la cola de la UE en calidad de empleo

  • El indicador de calidad de empleo de España se sitúa un 10% por debajo
  • Flaquea sobre todo en calidad contractual y perspectivas de desarrollo
  • La pandemia llegó con el empleo aún no recuperado de la Gran Recesión
Foto: Dreamstime

Existe un margen sustancial de mejora para el mercado de trabajo en España, que está por debajo de la media de la UE-15 en el indicador de calidad de empleo (ICE), que mide variables no monetarias como jornadas laborales, condiciones contractuales o perspectivas de desarrollo profesional. La pandemia no ha hecho más que profundizar en las deficiencias provocadas principalmente por la temporalidad y el poco desarrollo profesional.

El margen de mejora es una de las lecciones que se desprende del monográfico Panorama Social editado por Funcas. En concreto, el artículo 'Modelo productivo, empleo y calidad de empleo. Claves de un futuro pospandémico', señala al mercado de trabajo como "uno de los puntos débiles de la economía española". Según el histórico que recopila, "España se ha caracterizado por tener unas tasas de desempleo muy superiores a las existentes en los países de nuestro entorno, salvo en los años anteriores a la Gran Recesión (coincidiendo con niveles altos de desempleo en la Unión Europea)".

Son cuatro las dimensiones no monetarias que analiza el indicador para hacer la media: la calidad intrínseca del trabajo, la calidad del empleo, los riesgos laborales, y las características relativas al tiempo de trabajo y su flexibilidad. La agregación de todas ellas (mediante media geométrica) arroja que Grecia, un 18% por debajo de la media, es el país peor posicionado en contraste con Finlandia, que está un 9% sobre la media. España se sitúa casi un 10% por debajo de la media. También en negativo se encuentran los vecinos Portugal, Italia y Francia.

Los autores señalan que el empleo en España, en comparación con el núcleo de la UE, "todavía adolece de una peor calidad, especialmente en lo referido a la calidad contractual (alto índice de temporalidad) y las perspectivas de desarrollo profesional".

Por otro lado, advierten que "la crisis de la covid-19 sorprende a la economía española todavía en proceso de recuperación de la Gran Recesión en términos de empleo, con un mercado de trabajo muy sensible al ciclo y con una estructura de empleo que no parece haber experimentado tendencias polarizadoras [...] toda vez que a la destrucción de empleos situados en el medio de la distribución salarial que se produce durante los periodos de crisis le han seguido siempre periodos de fuerte creación de empleo precisamente en los mismos segmentos centrales".

La publicación apuesta por propiciar un cambio en el modelo productivo español, tanto en lo que se refiere a la reducción de la alta inestabilidad y estacionalidad del empleo y la comparativamente alta tasa de desempleo existente, como en lo referente al crecimiento de la productividad que impulse una convergencia decidida con los niveles de renta de los principales países de Europa, se ha convertido, con razón, en un lugar común de los debates sobre el futuro de la economía española.

Además de estos dos factores, el monográfico que edita Funcas entiende como "ineludible" un cambio de modelo productivo que haga frente a una transición energética que permita, siquiera, limitar los efectos del calentamiento global (y otras desgracias medioambientales).

Incertidumbre laboral por las tecnologías digitales

Sin embargo, el gran 'temor' al que apunta el estudio es el de la incertidumbre del futuro del empleo ante el avance de las tecnologías digitales y su extensión en las últimas décadas.

En este sentido, los autores se preguntan hasta qué punto está justificado ese temor o si caminamos de la mano de la automatización y la inteligencia artificial hacia un escenario de obsolescencia del trabajo humano.  "La penetración masiva de las tecnologías digitales no reduce necesariamente el trabajo humano y, por tanto, el empleo agregado", resuelve el artículo, aunque sin embargo, sí apunta a "un cambio en su composición, así como también en los contenidos y condiciones de los puestos de trabajo. Esta evidencia aconseja enfocar la atención más en cuestiones relacionadas con la calidad del empleo que con su cantidad".

A pesar de que la calidad del empleo en España es mejorable, el artículo apunta a que durante el periodo 1995-2015 (caracterizado por el significativo avance de las nuevas tecnologías en el espacio laboral) la calidad de empleo "no ha empeorado en el ámbito de la Unión Europea ni en España". Es más, los datos apuntan a una pequeña mejora en los países periféricos.

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