El aumento del uso de los pagos en tarjeta espoleado por la pandemia de coronavirus y las mayores precauciones en materia de higiene es una realidad, pero frente a esta dinámica creciente es conveniente saber manejar los riesgos que conlleva este método de pago, dada su inmediatez, fácil acceso y a menudo la distancia que pone entre el ciudadano y el verdadero gasto que asume con su tarjeta.
Desde la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) hacen un llamamiento a la cautela y planificación de gastos con las tarjetas de crédito. Su profesora Elisabet Ruiz-Dotras, que imparte clases en los Estudios de Economía y Empresa, hace hincapié en la doble pérdida de conciencia que trae consigo este método de pago: "Ni ves el dinero que gastas, ni los paquetes de los productos que compras".
La experta pone en valor un mínimo de educación financiera para que esos riesgos del pago con tarjeta queden minimizados y eviten problemas como el estrés financiero debido a que, a pesar del conocimiento absoluto sobre el dinero que se ingresa, es mucho más difícil conocer con exactitud el dinero que se gasta.
Por esta razón, Ruiz-Dotras ha elaborado un decálogo de mandamientos para esquivar este estrés financiero, distribuir y organizar nuestras finanzas y conseguir un perfecto equilibrio entre las compras que hacemos con la tarteja de crédito, hacer frente a los gastos obligatorios de todo el mes y conseguir un porcentaje determinado de ahorro.
1. Realizar una planificación financiera en enero que sea válido para todo el año. Puede considerarse como un propósito de año nuevo y una especie de referencia de la cual servirse en momentos determinados a lo largo del ejercicio.
2. Llevar a cabo de forma periódica un seguimiento de esa planificación realizada en enero. Comprobar si nos ajustamos a lo organizado resulta muy útil para verificar la eficacia del método.
3. Realizar presupuestos mensuales, algo que se puede hacer de forma paralela a esa organización anual y que en la práctica es una especie de subdivisión de esa planificación que se hace enero. Solo que, en este caso, se hará al comienzo de cada mes.
4. Dividir los ingresos mensuales para conseguir metas de gasto y de ahorro, de forma que se distribuya correctamente el salario y se haga un uso eficiente de la tarjeta de crédito.
5. En un escenario ideal se debe gastar el 55% de los ingresos a los gastos indispensables: el alquiler, las facturas o las compras. El gasto en alquiler, indica Ruiz-Dotras, "debería" situarse entre el 30 y el 35%.
6. Dejar un 10% destinado a los gastos imprevistos y a los grandes gastos más o menos esperables (vacaciones de verano, regalos de Navidad...).
7. Un 10% de los ingresos se pueden usar en ocio: comidas o cenas en restaurantes, conciertos, entradas de cine o teatro...
8. Resulta conveniente dejar entre un 10 y un 15% del dinero para ahorrar con vistas a largo plazo o, en su defecto, a invertir.
9. Entre un 5 y un 10% de los ingresos se deberían destinar a educación o formación personal: cursos, libros, coaching o gastos enfocados a ese objetivo.
10. Por último, y siempre que se consiga ceñirse a esos gastos anteriores, un 5% podría destinarse a una ONG o a algún colectivo con necesidades.