En la recta final del año, la recuperación económica de Estados Unidos continúa tomando impulso. Tras el traspiés sufrido en el tercer trimestre, cuando al PIB se desaceleró hasta crecer a un ritmo del 2,3% (anualizado), el indicador GDPNow de la Reserva Federal de Atlanta contempla un crecimiento del 7,6% entre los meses de octubre y diciembre.
Un repunte producto del auge que sigue registrando el consumo a este lado del Atlántico. No obstante, el impacto de la variante ómicron, como ocurrió con delta durante el verano, amenaza con frenar bruscamente la actividad en el primer trimestre de 2022.

Al menos eso estiman los economistas de Goldman Sachs, liderados por Jan Hatzius, que en su revisión de las perspectivas económicas para EEUU, moderan sus expectativas sensiblemente hasta dejarlas por debajo de lo que estiman tanto el consenso como la propia Reserva Federal.
Así, el golpe de ómicron y las expectativas que indican que el presidente Joe Biden no logrará avanzar su masivo gasto adicional de 1,75 billones de dólares en el Capitolio, al menos de momento, llevarán al PIB a crecer solo un 2% entre enero y marzo de 2022. Esto supone un recorte de un punto porcentual con respecto a lo previamente contemplado.
Impulso fiscal negativo
"Ya esperábamos un impulso fiscal negativo para 2022 como resultado del desvanecimiento del apoyo de los estímulos promulgados en 2020 y 2021. Sin la promulgación de nuevo gasto adicional el lastre fiscal será algo mayor de lo que esperábamos", señala Hatzius. En el conjunto del año que viene, Goldman espera un crecimiento (anualizado) del 3,5%, medio punto porcentual menos que el consenso y las perspectivas que barajaba la Fed en su última reunión de política monetaria del año.
En estos momentos, Goldman espera que 2022 sea un año de moderación por lo que tanto el crecimiento como la inflación descenderán considerablemente a finales de año. Dicho esto, los precios se mantendrán altos durante un tiempo, lo suficiente para que el FOMC justifique tres subidas de tipos y comience la reducción de su balance el próximo año.
Hasta el domingo, la media de siete días de pacientes en camas de hospitales estadounidenses con casos confirmados y sospechosos del Covid-19 (incluyendo las variantes ómicron y delta) superaba los 71.000, según los últimos datos publicados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU. Esta cifra es superior a la de hace un mes en casi 19.000 casos, pero es inferior a la de finales de agosto y principios de septiembre, cuando se registraban más de 100.000 hospitalizaciones por el impacto de la variante delta.