Antes de partir a Roma, donde este viernes se reunió con el Papa Francisco y mantuvo bilaterales con el presidente italiano, Mario Draghi, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los líderes demócrata en el Congreso anunciaron a bombo y platillo un "marco" de 1,75 billones de dólares (1,85 billones si se incluyen 100.000 millones de dólares para la inmigración) para avanzar el proyecto de ley de reconciliación del partido.
Sin embargo, el inquilino de la Casa Blanca participará este sábado y domingo en las reuniones del G20 sabiendo que su agenda económica continúa en el limbo. Los senadores demócratas moderados Joe Manchin (Virginia Occidental) y Kyrsten Sinema (Arizona) consideraron el plan revisado de Biden como un progreso, pero no llegaron a aceptarlo por completo.
Por su parte, el senador progresista Bernie Sanders (Vermont) declaró que los programas y partidas presentadas por el mandatario "necesitan ser mejorados" y animó a los progresistas de la Cámara de Representantes secuestrar sus votos en el proyecto de ley bipartidista de infraestructuras de 550.000 millones de dólares. De esta forma pretenden mantener la presión para hacer cambios en el proyecto de ley de reconciliación presupuestaria que incluirá los programas sociales y medioambientales de Biden.
Sin votación a la vista
Los progresistas de la Cámara de Representantes apoyan buena parte de estos programas, pero no los consideran suficientemente profundos como para dar luz verde al plan de inversión en infraestructuras, que debería haberse aprobado inicialmente a finales de septiembre independientemente del proceso de reconciliación de presupuesto. El líder del Caucus Progresista de la Cámara de Representantes, Pramila Jayapal sugirió que los progresistas podrían estar listos para votar ambos proyectos de ley (la reconciliación de presupuesto y el proyecto de ley bipartidista de infraestructuras) la semana que viene. Aún así, dados los acontecimientos, esto parece poco probable, dado que todavía se negociaban múltiples aspectos.
Al cierre de esta edición los legisladores demócratas negociaban incluir de nuevo en la propuesta que el Medicare, el sistema de salud para mayores de 65 años, pueda negociar con las empresas farmacéuticas y reducir así los costes de los medicamentos. Cabe recordar que Biden opto dejar fuera esta propuesta dentro del paquete de gastos por valor de 1,85 billones de dólares presentado esta semana. En estas circunstancias, es poco probable que se cumpla la fecha límite autoimpuesta del 31 de octubre para aprobar ambos proyectos legislativos. Ahora se habla del 3 de diciembre como fecha clave. Para entonces vencerá de nuevo la prórroga para elevar el techo de la deuda y existe la posibilidad de un nuevo cierre del gobierno si no se renueva la autoridad de gasto o se apruebe la resolución presupuestaria por completo. Esto plantea la posibilidad de que todas estas cuestiones se aborden legislativamente a finales de noviembre, con un aumento del límite de la deuda posiblemente incluido en el proyecto de ley de reconciliación. Tras la crisis de Afganistán, Biden necesita una victoria legislativa.