
El Fondo Monetario Internacional reconoce en uno de los capítulos analíticos de sus Perspectivas de Crecimiento Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) que la recuperación económica ha propiciado una rápida aceleración de la inflación en las economías avanzadas y emergentes, impulsada por la firmeza de la demanda, la escasez de la oferta y el rápido aumento de los precios de las materias primas.
En su informe, que se publicará al completo la próxima semana con motivo de las reuniones anuales de la institución y el Banco Mundial, los expertos del Fondo prevén que el aumento de la inflación continuará probablemente en los próximos meses antes de volver a los niveles prepandémicos a mediados de 2022, aunque sigue habiendo riesgos de aceleración.
"La buena noticia para los responsables políticos es que las expectativas de inflación a largo plazo están bien ancladas, pero los economistas siguen sin ponerse de acuerdo sobre la duración de la presión alcista sobre los precios. Otros estiman que las presiones serán, en última instancia, transitorias, a medida que se desvanezca un aumento puntual del gasto", señalan las economistas del FMI, Francesca Caselli y Prachi Mishra.
Para los expertos de la institución es probable que las economías avanzadas se enfrenten a una presión inflacionista moderada a corto plazo y que su impacto se modere con el tiempo. Las estimaciones para los mercados emergentes parecen, en cambio, más sensibles.
La previsión del FMI es que la inflación anual en las economías avanzadas alcanzará un máximo del 3,6% de media en los últimos meses de este año, antes de volver en la primera mitad de 2022 al 2%, en línea con los objetivos de los bancos centrales.
Por su parte, los mercados emergentes experimentarán aumentos más rápidos, alcanzando el 6,8% de media y reduciéndose después al 4%. Sin embargo, de nuevo, los funcionarios del Fondo insisten en que las previsiones están sujetas a una gran incertidumbre y la inflación podría ser elevada durante más tiempo.
En este sentido es importante recalcar el debate que pesa actualmente sobre la presión al alza en los precios. Algunos abogan por el hecho de que los estímulos fiscales pueden hacer que las tasas de desempleo sean lo suficientemente bajas como para impulsar los salarios y recalentar las economías, lo que podría desanclar las expectativas y dar lugar a una espiral inflacionista. Otros estiman que las presiones serán transitorias a medida que se desvanezca un aumento puntual del gasto.
Desde el FMI apuntan que aunque la pandemia supone una perturbación sin precedentes, no parece haber alterado sustancialmente la relación entre la inflación de cabecera del IPC y el desempleo.
Anclaje de las expectativas
El capítulo relata cómo la inflación durante la pandemia ha estado bien anclada, haciendo referencia a las medidas de las expectativas a largo plazo extraídas de los bonos soberanos en 14 países.
Una cuestión clave es qué combinación de condiciones podría provocar un repunte persistente de la inflación, incluida la posibilidad de que las expectativas se desanclen y contribuyan a desencadenar una espiral alcista de los precios.
Las simulaciones de varios escenarios de riesgo extremo muestran que los precios podrían subir mucho más rápido en caso de que continúen las interrupciones de la cadena de suministro, las grandes oscilaciones de los precios de los productos básicos y el desanclaje de las expectativas.
Cuando las expectativas se desanclan, la inflación puede dispararse rápidamente y ser costosa de frenar. En última instancia, el FMI apela a la credibilidad de la política de los bancos centrales. Es por ello que recomienda que estos deben establecer marcos monetarios sólidos, que incluyan los factores desencadenantes de la reducción del apoyo a la economía para frenar la inflación no deseada.
Las autoridades deben estar atentas a los desencadenantes de una tormenta perfecta de riesgos para los precios, que podrían ser benignos por separado, pero que combinados pueden dar lugar a subidas mucho más rápidas que las previstas en las previsiones del FMI.
Una característica crucial de las perspectivas es que existen diferencias significativas entre las distintas economías. Así, por ejemplo, se prevé que el aumento de la inflación en Estados Unidos contribuya a impulsar la aceleración de las economías avanzadas, aunque se estima que las presiones en la zona del euro y Japón seguirán siendo relativamente débiles.