El populismo es el gran perdedor de las elecciones municipales italianas. Las principales ciudades transalpinas (Roma, Milán, Nápoles, Turín y Bolonia) votaron el domingo y el lunes para elegir a sus alcaldes. Los resultados muestran una situación muy diferente con respeto a la de hace 5 años cuando el populista Movimiento 5 Estrellas (M5E) se impuso en la escena politica ganando las municipales en la capital y en otra ciudad clave, Turín. Pero también indican que los principales partidos de la derecha, la Liga Norte de Matteo Salvini y el postfascista Hermanos de Italia de Giorgia Meloni no supieron aprovechar los sondeos que, a nivel nacional, les otorgan una clara mayoría de los consensos, junto al partido berlusconiano Forza Italia.
La derrota más grave para Salvini, ya afectado por el escándalo que salpica a su director de comunicación Luca Morisi investigado por vender drogas, es la de su ciudad, Milán, donde el progresista Beppe Sala gana la primera vuelta con casi el 60%. Meloni puede a cambio celebrar en Roma, su ciudad, la ventaja de su candidato Enrico Michetti en la primera vuelta, aunque los analistas apuntan a que el progresista Roberto Gualtieri, antiguo ministro de Economía, podría ganar la segunda vuelta gracias al apoyo de otros partidos, empezando por el M5E.
Salvini ha llegado a criticar el Gobierno de Draghi que él mismo decidió apoyar
Al Movimiento "antipartidos" no le queda otra que celebrar el éxito en Nápoles de Gaetano Manfredi, apoyado también por el centroizquierda, mientras en Turín los "5 estrellas" están fuera de los juegos y la segunda vuelta será un cabeza a cabeza entre centroderecha y centroizquierda. De momento el centroizquierda que, además de Milán, gana a la primera vuelta en su bastión de Bolonia, puede dar un suspiro de alivio, aprovechando su apoyo al Gobierno del ex presidente del BCE Mario Draghi que sigue gozando de una gran popularidad.
El apoyo al Ejecutivo de Draghi es, en vez, lo que rompe la derecha italiana. Hermanos de Italia, liderado por Meloni es el único partido de oposición y ha conseguido a lo largo de lo últimos meses crecer en las encuestas (hasta llegar al 21 por ciento, coronándose como primer partido del país) en perjuicio de la Liga que en un año ha caído, en los sondeos, del 37 al 20 por ciento. Salvini, para detener la hemorragia, decidió ir tras Meloni con tonos cada vez más populistas, llegando a criticar el Gobierno de Draghi que él mismo decidió apoyar. La rivalidad entre Salvini y Meloni ha paralizado una derecha transalpina que ya sufre el ocaso de su histórico líder, Silvio Berlusconi. El nombramiento de candidatos medio desconocidos y sin experiencia en grandes centros como Roma, Milán, Nápoles hizo el resto.