
Los legisladores estadounidenses y los funcionarios de la Administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, continúan con su frente común e intensifican la presión sobre las empresas estadounidenses para que detengan las importaciones procedentes de la región occidental china de Xinjiang. Todo ello en un momento en que el crecimiento de la segunda mayor economía del mundo comienza a perder impulso.
El presunto abuso del gobierno chino a los uigures y otras minorías musulmanas en la región, donde Pekín utiliza el trabajo forzado como parte de sus represalias, se ha convertido en uno de los puntos principales de su agenda comercial bilateral.
Las importaciones de algodón y productos de tomate, los principales productos procedentes de Xinjiang, ya están prohibidas de hecho desde enero, y en junio se aplicaron sanciones a la compra de algunos materiales solares. Pero, según adelanta el Wall Street Journal, están en marcha restricciones más duras.
Se espera que el Congreso apruebe a finales de este año una ley que prohíba la importación de todos los productos procedentes de esta región a menos que el importador pueda demostrar que estos bienes están libres de trabajos forzados.
Más presión a finales de año
El proyecto de Ley de Prevención del Trabajo Forzoso Uigur fue aprobada por el Senado por unanimidad el mes pasado y está a la espera de la aprobación de la Cámara de Representantes, que el año pasado aprobó un plan similar gracias al amplio apoyo bipartidista.La legislación también aumentará los recursos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) que ya ha detenido 967 envíos en año fiscal en curso, en su mayoría relacionados con las prohibiciones del algodón de Xinjiang. Esta cifra triplica aproximadamente los casos de todo el año anterior.
Por su parte, el gobierno de Biden todavía se encuentra en plena revisión de su política comercial con China. EEUU continúa cobrando aranceles a más de la mitad de las importaciones chinas que llegan al país mientras los objetivos de la Fase 1 del acuerdo comercial alcanzado en enero del año pasado están lejos de cumplirse. Hasta junio de 2021, las importaciones totales de China de productos procedentes de EEUU fueron de 68.000 millones de dólares. La meta fijada para este año bajo el acuerdo es de 99.000 millones de dólares.
Al mismo tiempo, el debilitamiento de los datos económicos en el gigante asiático han llevado a Goldman Sachs a rebajar su previsión de crecimiento económico chino para 2021 del 8,6% al 8,3%, mientras que Morgan Stanley recortó su previsión del 8,7% al 8,2%. JPMorgan también redujo su estimación de crecimiento intertrimestral para los terceros tres meses del año a 2.0% desde 4.3%, y recortó su pronóstico para todo el año a 8.9% desde 9.1%.
"Los desarrollos recientes apuntan a mayores riesgos a la baja para los pronósticos de crecimiento del tercer trimestre que ya son débiles, relacionados con la propagación de la variante Delta, una serie de cambios regulatorios en los sectores de la nueva economía y la erosión de la confianza del mercado", justican los analistas de JPMorgan.
Desde el banco esperan que las autoridades chinas responderán con medidas de apoyo.
Los demócratas del Senado esbozan un plan de 3,5 billones de dólares
Los demócratas de la Cámara Alta publicaron su plan de lucha contra la pobreza y el clima de 3,5 billones de dólares que esperan aprobar este otoño. El proyecto, que ofrecerá educación preescolar universal, dos años gratuitos de universidad y la ampliación de Medicare, es uno de los dos grandes paquetes de la agenda de Biden. El primero, el plan de infraestructuras está a punto de ser aprobado por el Senado.
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