Se esperaba que la migración fuera el plato fuerte de la cumbre europea que arrancó en Bruselas, y continuará hoy con los temas económicos. La propuesta de Francia y Alemania de recuperar los encuentros con el presidente ruso, Vladimir Putin, robó los focos y atrajo la polémica en el último minuto. Sin embargo, la situación de la comunidad LGTBI en Hungría terminó por convertirse en el asunto que espoleó el ánimo de los líderes.
La chispa saltó tras la polémica ley húngara que prohíbe hablar en las escuelas o programas de televisión para menores sobre la homosexualidad. La reacción europea fue rotunda. La Comisión Europea ya ha abierto un procedimiento de infracción a Budapest por considerar que vulnera los principios y valores de la UE de tolerancia y diversidad. Los primeros ministros de 17 Estados miembros firmaron una carta, promovida por España y Luxemburgo, en la que prometieron "continuar peleando contra la discriminación hacia la comunidad LGTBI". A su llegada a la cumbre, algunos líderes incluso fueron más allá y dejaron la puerta de salida abierta al primer ministro húngaro, Viktor Orban.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, avisó que si Hungría no retira la ley, "ya no tiene un lugar aquí". Tras más de una década desmontando el Estado de Derecho en Hungría, cargando contra jueces, universidades y ONG, entre otros sectores, las embestidas contra la comunidad LGTBI parecen ser la gota que ha colmado el vaso. "Tenemos que ser claros", dijo el primer ministro belga Alexandre de Croo, "han ido demasiado lejos".
La decisión de la UEFA de prohibir envolver el estadio de Munich con la iluminación arcoíris en el partido de Alemania-Hungría de la Eurocopa esta semana amplificó el malestar en todo el continente.
Orban se defendió a su llegada a la cumbre diciendo que la ley "no es sobre la homosexualidad, sino sobre los niños y los padres". E incluso se describió como un luchador por los derechos de este colectivo, por haber peleado contra el régimen comunista que los oprimía.
La ley húngara fue discutida durante la cena de la cumbre, que continuaba al cierre de esta edición. Los líderes también abordaron durante su encuentro la coordinación de las restricciones para los viajeros procedentes de países terceros con variantes del covid-19 extendidas, como el Reino Unido con la cepa Delta originaria de India. Portugal y España han abierto las puertas a turistas británicos. La decisión, en particular de Lisboa, no gustó a Alemania. Por eso, el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel, pidieron mejorar la coordinación.