España es el claro ejemplo del modelo de convivencia con el virus adoptado en gran parte de Occidente. El objetivo de alcanzar la inmunidad de grupo mediante la infección progresiva de la población está suponiendo una espiral de olas y picos de contagios.
Una incertidumbre que ha lastrado el intento de recuperación para los negocios con contacto cara al público, una gran mayoría en nuestro país que ha sufrido un virus silencioso, difícil de identificar en los asintomáticos y, por tanto, complicado de rastrear.
Inmunidad versus éxito
Frente a España, países que han controlado exitosamente la pandemia, como China, Taiwan, Vietnam o Nueva Zelanda, son hoy tremendamente vulnerables frente al virus. Estos países han tenido un menor número de contagios. Sin embargo y por consecuencia, su población tiene un menor nivel de inmunidad natural.
España, por su parte, se acoge a la inmunidad de rebaño para cimentar una recuperación firme facilitada por la cantidad de contagios sufridos hasta la fecha. Es la parte optimista de la exposición constante al virus.
La ruta sanitaria española, conforme avance la vacunación y se alcancen niveles de inmunidad óptimos, podría tomar una senda distinta a la adoptada hasta el momento: el modelo Covid cero, con Reino Unido como ejemplo.
Test, test, test
España lanzó la app Radar Covid hacia verano. Instó a los ciudadanos a descargarla en sus dispositivos móviles y, sin embargo, no alcanzó los seis millones de descargas para finales del pasado 2020. Además, el Gobierno adjudicó a Indra el mantenimiento de la aplicación por un valor de 1,74 millones de euros.
La aplicación, el rastreo y el testeo siguen siendo la asignatura pendiente para nuestro país en un momento delicado en busca del Covid cero.