El Departamento Europeo del Fondo Monetario Internacional, liderado por Alfred Kammer, indicó este miércoles que, un año después de la pandemia, "Europa se encuentra en otro punto de inflexión". Según advirtió, las nuevas olas de contagios y la lenta vacunación continúan haciendo que la recuperación económica siga siendo "titubeante y desigual".
A día de hoy, el FMI proyecta que el crecimiento económico de Europa repuntará un 4,5% este año. Suponiendo que las vacunas estén ampliamente disponibles este año y a lo largo del próximo, como aún se espera, se prevé un crecimiento del 3,9% en 2022. Pero, incluso si estas previsiones se cumplen, la economía europea volvería a su nivel anterior a la pandemia, pero no a la trayectoria esperada antes de la misma.
"Las mutaciones del virus y los retrasos en la vacunación son la principal preocupación en este momento. La mayor preocupación a medio plazo es la cicatrización de la economía, cuya recuperación podría no materializarse porque las personas que perdieron sus empleos durante la pandemia no pueden encontrar puestos de trabajo", indicó Kammer.
Esto podría ocurrir porque las brechas observadas durante la pandemia en la educación y la formación de los trabajadores no llegan a cerrarse, las inversiones se aplazan permanentemente o los recursos permanecen en sectores en declive en lugar de trasladarse a otros en expansión.
En este contexto, la prioridad más importante, según el Departamento Europeo del FMI, es impulsar la producción de vacunas. Esto es fundamental no sólo para Europa, sino también para el mundo, ya que Europa es un centro de producción de vacunas. Invertir en este esfuerzo dará sus frutos. "La aceleración de la producción de vacunas tendrá que ir acompañada de esfuerzos nacionales para distribuir rápidamente estas vacunas", recalca Kammer.
Al mismo tiempo, los responsables políticos deben seguir apoyando la recuperación económica. Cuanto más rápida sea la recuperación, menos cicatrices experimentarán los ciudadanos y las empresas. Y la política fiscal debe desempeñar un papel cada vez más importante en las economías en las que la política monetaria -con los tipos de interés en su punto más bajo- resulta menos eficaz para impulsar la producción.
No obstante, la naturaleza del apoyo fiscal tendrá que cambiar. Por un lado, las políticas del mercado laboral han proporcionado salvavidas sin precedentes. En su punto álgido apoyaron a salvaguardar 68 millones de puestos de trabajo. Mientras la actividad económica siga siendo débil, el apoyo debe continuar pero virar gradualmente a ayudar a los trabajadores a encontrar nuevas oportunidades en los sectores emergentes.
Por su parte, las políticas de apoyo al sector empresarial deberían orientarse más hacia las empresas viables y centrarse en el fortalecimiento de la solvencia de las empresas en lugar de limitarse a proporcionarles liquidez.
"Sobre la base de los datos disponibles hasta el otoño de 2020, estimamos que las empresas viables necesitarán un aumento de capital equivalente al 2-3% del PIB para seguir siendo solventes, con 15 millones de puestos de trabajo en riesgo", calcula el director del Departamento Europeo del Fondo.
Las políticas financieras deberían seguir permitiendo a los bancos mantener el flujo de crédito. Sin embargo, de cara al futuro, es necesario provisionar adecuadamente los préstamos morosos, al tiempo que se da tiempo a los bancos para reponer los colchones de capital a medida que expiran las medidas contra la crisis.
En las Perspectivas Económicas Regionales para Europa, presentadas este miércoles, se analiza el impacto de las medidas fiscales adicionales para apoyar ese cambio de políticas. Estas medidas podrían incluir transferencias adicionales dirigidas a los hogares necesitados, subsidios a la contratación para reintegrar más rápidamente a los desempleados, créditos fiscales temporales a la inversión para adelantar la inversión privada y planes de apoyo al capital para las empresas viables que lo necesiten.
No se trata de un paquete que impulse el gasto de forma indiscriminada y permanente, sino de una inyección temporal y bien dirigida a la demanda y la oferta. "Consideramos que este apoyo adicional -fijado en un nivel del 3% del PIB durante 2021-22- podría elevar el PIB en aproximadamente un 2% a finales de 2022. A medio plazo, los sólidos efectos de estas medidas por el lado de la oferta reducirían el impacto de la cicatrización a más de la mitad", concretó Kammer.
Según dijo, los costes palidecerían en comparación con los beneficios. Este paquete de medidas también ofrecería una mayor ayuda a los hogares de bajos ingresos y conllevaría menos efectos secundarios que un estímulo monetario adicional. Además, acercaría la inflación al objetivo en muchos países y ayudaría a reconstruir el espacio de la política monetaria.
Por último, el apoyo fiscal también debería reutilizarse para acelerar la transformación de la economía, incluso mediante la inversión en infraestructuras, especialmente en tecnologías verdes y digitales. La Unión Europea ha abierto un nuevo camino con la creación del plan de nueva generación, que proporcionará apoyo centralizado a los Estados miembros, más de la mitad en forma de subvenciones.
Este programa acelerará el crecimiento y aumentará la productividad, sobre todo si va acompañado de reformas estructurales que favorezcan el crecimiento. En resumen, para el director del Departamento Europeo del FMI, si se trabaja duro en la producción y distribución de vacunas, se sigue apoyando la vida y los medios de subsistencia, y se aplican políticas innovadoras para combatir las cicatrices económicas, "Europa puede tener una recuperación en forma de V que sea más justa, más ecológica, más inteligente y más resistente".