
En el gabinete aupado por el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, existen muchas caras conocidas, como es el caso de Janet Yellen, expresidenta de la Reserva Federal y en camino ya de tomar las riendas del Departamento del Tesoro. Sin embargo también podemos encontrar sangre fresca que promete ofrecer una nueva perspectiva en posiciones críticas para la economía patria.
"El comercio es como cualquier otra herramienta en nuestra política doméstica o exterior", destacaba Katherine Tai, la elegida por Biden para convertirse en la próxima Representante Comercial de EEUU, durante el anuncio de su nominación. "No es un fin en sí mismo. Es un medio para crear más esperanza y oportunidad para la gente", añadía. Observaciones que pueden ser obvias pero que denotan el giro que pueda tomar la política comercial del nuevo gobierno bajo la gestión de esta abogada de 46 años.
Tai reemplazará al actual embajador Robert Lighthizer en la Oficina del Representante Comercial (USTR, por sus siglas en inglés) avalada por una profunda experiencia comercial, especialmente en China, donde su fluido mandarín ya le permitió pelear casos comerciales complejos durante la administración de Obama como parte del equipo legal de dicha agencia comercial.
Precisamente, el gigante asiático y némesis comercial, entre muchos otros ámbitos, de Washington, ha servido de epicentro en su núcleo familiar. Sus padres nacieron en China y vivieron en Taiwán hasta mudarse a EEUU en la década de 1960, donde consiguieron nacionalizarse cinco años después su nacimiento.
"No fue hasta décadas más tarde que se me ocurrió que fui estadounidense mucho antes que ellos, la primera americana de nuestra familia", detalló durante su presentación en sociedad el pasado 10 de diciembre. Durante dicho evento, Biden alabó el carácter extremadamente estratégico de Tai. "Esto nos hará a todos más fuertes", adelantó.
"No fue hasta décadas más tarde que se me ocurrió que fui estadounidense mucho antes que ellos, la primera americana de nuestra familia"
De hecho, una de las hazañas más significativas de la carrera de Tai fue su papel en 2017 como jefa de asesoría comercial para el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, donde consiguió que los demócratas apoyaran la revisión del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN ) ahora rebautizado y actualizado como Acuerdo México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Gracias a su intercesión se creó el precedente de incluir una serie de estrictas normas laborales jamás antes incluidas en un acuerdo comercial.
En una de sus escasas apariciones públicas el pasado mes de agosto en el Centro para el Progreso Americano, Tai explicó que en el comercio, "una de las lecciones más importantes es contar con un sólido apoyo político", tanto en el Congreso como entre el público en general. Mantener ese apoyo, argumentó, será vital para que EEUU enfrente el creciente desafío comercial de China.
"Una de las lecciones más importantes es contar con un sólido apoyo político"
Al respecto aprovechó para criticar veladamente a su predecesor indicando que Lighthizer se ha centrado demasiado en medidas "defensivas" como los aranceles y otras sanciones y que ha carecido de una fórmula que incluyese un ataque efectivo. "La ofensiva", dijo, "tiene que orientarse a lo que vamos a hacer para que nuestros trabajadores, industrias y aliados seamos más rápidos, más ágiles y capaces de competir con fuerza".
Es importante recordar que desde que comenzó la era de las negociaciones comerciales bilaterales y regionales a mediados de la década de los ochenta, la misión del USTR ha sido la de incentivar los acuerdos comerciales, confiando en que los beneficios de unos aranceles más bajos, unas normas más claras y unas relaciones extensas transpirarían a favor de los estadounidenses. Una misión compartida por los embajadores previos que lideraron esta agencia como Carla Hills y Robert Zoellick o Charlene Barshefsky y Michael Froman.
Bajo la era Trump y con Lighthizer a la cabeza, el USTR ha consumido buena parte de su tiempo, sin demasiado éxito, en tratar de reducir el déficit comercial con China a través de la Fase 1 del acuerdo comercial alcanzado hace uno año. También ha asediado a múltiples aliados, como la Unión Europea, con una oleada de aranceles, con especial atención en los derivados por los subsidios a Airbus o la continua amenaza de gravar a la industria automotriz del Viejo Continente.
Lighthizer ha negociado una serie de "mini-acuerdos comerciales" con Corea del Sur, Japón, Brasil, Ecuador y otros países pero, es cierto, que el gobierno de Trump nunca dio el siguiente paso para tratar de asegurar que todos estos acuerdos brindarán beneficios reales a los estadounidenses. Quizás, su logro más importante fue conseguir el apoyo del T-MEC, con 385 votos a favor y 41 en contra, en la Cámara de Representes, un nivel de respaldo bipartidista para un acuerdo comercial que no se veía en más de cuatro décadas. Aún así, Tai fue también una figura clave para materializar dicho resultado.
La próxima representante comercial de EEUU tendrá pocos problemas en conseguir el apoyo interno para adoptar una línea dura contra China, una razón para pensar que, a corto plazo, la política comercial de Biden probablemente no se distanciará mucho de la aplicada por Trump. No obstante, los vientos se postulan mucho más favorables para Europa.
Su nombramiento supone un salto generacional significativo ya que será la primera representante comercial en décadas que no se ha visto afectada o influenciada directamente por las batallas comerciales que siguieron al TLCAN. Por ello, muchos apuntan que existe, en efecto, la posibilidad de implantar un nuevo enfoque comercial. Pero ahora, lo difícil será hacerlo realidad.