El pulso entre la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el gobierno chino de Xi Jinping continúa congelando aún más las relaciones diplomáticas entre las dos mayores economías del mundo. Horas después de que Washington acusase a Pekín de respaldar ciertos ciberataques, Estados Unidos exigió el cierre del consulado general del país asiático en Houston, Texas, con el objetivo de "proteger la propiedad intelectual" y privacidad de los estadounidenses.
El Departamento de Estado de EEUU indicó a través de un comunicado que "no tolerará las violaciones (de China) sobre nuestra soberanía e intimidación a nuestro pueblo, así como tampoco hemos tolerado (sus) prácticas comerciales desleales, el robo de empleos estadounidenses y otros comportamientos atroces".
La orden de cierre, anunciada inicialmente por Pekín, se produjo después de que Washington anunciara el martes acusaciones formales contra dos piratas informáticos chinos que trabajan presuntamente para la principal agencia de inteligencia civil de su país.
Según las autoridades estadounidenses ambos individuos orquestaron ciberataques contra empresas estadounidenses involucradas en la investigación del coronavirus para robar cientos de millones de dólares en información confidencial de compañías de un total de 11 países relacionada con la vacuna para la Covid-19 así como otros secretos de tecnología militar.
Coincidiendo con las informaciones del cierre de la sede diplomática, un equipo de bomberos tuvo que acudir al consulado la noche del martes porque se estaba produciendo una quema de documentos en los terrenos del consulado, pero se les prohibió la entrada, según informaron medios de comunicación locales.
Desde Dinamarca, el secretario de Estado Mike Pompeo, dejó claro que Washington tomaría medidas para proteger al pueblo estadounidense cuando China no cumpla con las expectativas ofrecidas por la administración Trump. "El presidente ha sido claro en determinar que no vamos a permitir que esto continúe sucediendo", señaló a los periodistas en Copenhague.
En las últimas semanas, EEUU ha impuesto restricciones de viaje y otras sanciones a funcionarios y entidades chinas al hilo de la nueva ley de seguridad nacional aprobada por China para Hong Kong así como las violaciones de los derechos humanos que Pekín ejerce sobre la minoría uigur en la región de Xinjiang. Además, en estos momentos, también considera prohibir la entrada en el país de miembros del Partido Comunista de China y sus familias, una medida que podría afectar a cientos de millones de chinos.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Wang Wenbin confirmó el miércoles que EEUU había pedido el cese inmediato de todas las operaciones del consulado a partir del día 24 de julio, lo que supone "una violación de las normas internacionales y de los acuerdos consulares entre los dos países, así como un intento de socavar las relaciones bilaterales".
"Pedimos a EE. UU. que se retracte de esta decisión errónea, o de lo contrario China tomará las represalias legítimas y necesarias", dijo Wang, quien añadió que el cierre del consulado "en un periodo de tiempo tan corto" supone "un aumento sin precedentes de las acciones que ese país ha llevado a cabo contra China".
Durante las cuatro décadas desde que ambos países volvieran a recuperar relaciones diplomáticas, tanto Washington como Pekín ha expulsado personal diplomático por espionaje y otras actividades, según recuerda el Wall Street Journal. Sin embargo, la orden de cierre del consulado de Houston supone la primera vez que la administración estadounidense toma una medida de este tipo contra China.
El rotativo cita fuentes familiarizadas con este asunto al destacar la creciente preocupación de los funcionarios de EEUU sobre el papel que la Embajada de China en Washington y los cinco consulados que mantiene en todo el país juegan a la hora de fomentar las operaciones de espionaje e influencia política.
Entretanto, medios estadounidenses como la cadena Fox denuncian hoy que "documentos y otros materiales están siendo quemados en el patio del consulado", mientras que la prensa china prevé un "terremoto" en los lazos bilaterales, según expertos citados de forma anónima por el rotativo Global Times.
Esta cabecera planteó en Twitter la posibilidad de que China cierre en respuesta un consulado estadounidense en China, citando explícitamente las opciones de Hong Kong, Macao, Cantón o Chengdu.
La pregunta ahora es si las crecientes tensiones en múltiples ámbitos, que también incluyen al sector tecnológico, especialmente con Huawei a la cabeza, así como los reclamos de Pekín sobre el Mar del Sur de China, que Washington califica de ilegales, tendrá sobre la Fase 1 del acuerdo comercial alcanzada a mediados del pasado enero.
En el mismo, China se comprometió a aumentar en 200.000 millones de dólares sus importaciones de productos estadounidenses en los próximos dos años. De dicha cantidad, 80.000 millones de dólares se concentrarán en bienes agrícolas. A cambio, Washington redujo algunos gravámenes sobre los productos del gigante asiático pero EEUU todavía impone aranceles sobre más de la mitad de productos chinos que llegan al país.
"Si bien es prematuro extrapolar estas tensiones al ámbito comercial o sacar conclusiones sobre la Fase 1, que ambas partes han defendido en los últimos meses, la escalada en términos diplomáticos aumenta el riesgo de un mayor margen de error geopolítico", avisa Johanna Chua, economista de Citi para Asia.