Economía

La lucha contra el coronavirus devuelve el 'orgullo' al campo

  • El sector agricola y ganadero saca pecho por la respuesta ante la pandemia
  • Advierten de que el impacto económico de la crisis sanitaria será duro
Fernando Luna. Foto: eE.
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Aunque para muchos lo son, ellos no se consideran héroes, una palabra que reservan a los profesionales que trabajan en el ámbito sanitario y en otros sectores de actividad esenciales. Y puede que no salven vidas ni atiendan a los pacientes afectados por el coronavirus en hospitales o centros sanitarios ni estén en los lineales o cajas de los supermercados, velando por la seguridad y el orden… pero su actividad es también fundamental y estratégica: garantizar el abastecimiento de alimentos a la población. Una labor que vienen desarrollando durante el estado de alarma, tal y como siempre han venido haciendo, aunque hasta ahora no se les había reconocido.

"Los héroes son los que se enfrentan al virus", explica José María Orús, ganadero de porcino en la provincia de Huesca. "Nosotros hacemos nuestro trabajo, con nuestro orgullo por lo que significa nuestra actividad. Cumplimos con nuestro compromiso de hacer las cosas y hacerlas bien, en nuestro caso producir carne para alimentar a la humanidad, porque nuestro sector es eminentemente exportador y alrededor del 50% de nuestra producción se va al exterior", afirma.

Es un orgullo que también siempre ha sentido Francisco Santolaria, ganadero con más de 1.000 cabezas de ovino en Alerre (Huesca) y presidente del Grupo Cooperativo Pastores, especializado en Ternasco de Aragón. "Estoy orgulloso, pero por todos, porque todos somos necesarios". Tampoco se considera un héroe Fernando Luna, agricultor de cereal en la provincia de Huesca. "Recibo vídeos estos días y, cuando los veo, lloro. Pero, en estos momentos, no hay que sacar pecho. Ya habrá tiempo de volver a reivindicar que somos importantes y que es un sector que no se puede parar. Estamos contribuyendo, pero tenemos una crisis sanitaria y hay que agachar la cabeza y arrimar el hombro para empujar el carro. Ya vendrán tiempos mejores y volveremos a pedir".

Precisamente, por poder continuar la actividad profesional, se sienten afortunados en el sector. José Antonio Rami, presidente de la Sociedad Cooperativa Láctea Altoaragón en Binéfar (Huesca) y que producen la marca de leche Copirineo, señala que "si no nos contagiamos, estamos mejor que nadie, porque podemos ir a trabajar, pero económicamente nos vamos a dar una hostia, que no sé cómo la vamos a paliar. No es lo mismo, aunque también sea un problema, que un asalariado no cobre uno o dos meses, a que nosotros vendamos en pérdidas".

Los sectores lácteo, ovino y frutícola encaran preocupaciones derivadas de la pandemia y reflejan que la fotografía del campo no es homogénea

A pesar de que el sector agrícola y ganadero es esencial y estratégico, la crisis del coronavirus no ha contribuido a mejorar su situación de forma generalizada. En el sector lácteo, la mayor afección se ha producido en la elaboración de quesos frescos, mozzarella y productos para el sector de la restauración, que "ha parado en seco", lo que ha conllevado el cierre de las explotaciones y la aplicación de ERTEs.

El sector de la fruta tampoco es ajeno a los problemas, sobre todo, en zonas como el Valle del Ebro, donde se calcula que son necesarias alrededor de 50.000 personas para la recolección. Una demanda que es difícil de cubrir por las limitaciones en la movilidad y la indicación de emplear a personas de los municipios cercanos. "Nos bloquea a trabajadores con los que hemos trabajado durante diez años. Ahora, están en la campaña de la fresa en Huelva y no los puedo traer para el aclareo de la fruta", apunta Pere Roque, fruticultor de manzana y pera.

Tampoco el sector ovino lo está pasando bien, ya que los productos premium se están viendo afectados por los cambios de hábito de los consumidores y el cierre del canal Horeca. De hecho, se ha producido una disminución del consumo de hasta un 25%. El cambio en el consumo también se ha notado en el porcino, que igualmente ve con inquietud el impacto de esta situación en la competencia internacional, así como el precio de las materias primas, y la incertidumbre de los mercados exteriores.

El sector agrícola y ganadero afronta su día a día, salvando los diferentes obstáculos que van surgiendo y adaptándose a la nueva situación. Y eso que el coronavirus "nos ha pillado en un momento relajado en Aragón" en el cereal por la climatología, indica Fernando Luna, quien añade que ahora se están aplicando los fungicidas. Una labor para la que tienden a juntarse, al igual que para la aplicación de los herbicidas o para sulfatar, y "ahora las tenemos que hacer uno solo. Nos hemos tenido que adaptar a una dinámica de trabajo que es la soledad. El trabajo físico se desarrolla, pero con la extrañeza de que estás solo en todos los sitios. La labor no es tan ágil ni tan rápida", lo que contribuirá a ralentizar el trabajo y a encarecer el coste de la hora trabajada.

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