
La economía alemana siguió enfriándose durante el año pasado. Según los datos preliminares publicado por la Oficina Federal de Estadística (Destatis), el PIB registró un avance del 0,6%, su menor crecimiento desde 2013. Los expertos hacen referencia a los efectos negativos de la guerra comercial entre EEUU y China, del Brexit y la delicada salud de la industria del automóvil.
El resultado de estos acontecimientos se vio reflejado en la balanza comercial, con un crecimiento de las exportaciones -puntal de la economía alemana- del 0,9%, frente al 2,1% registrado un año antes, mientras que las importaciones aumentaron un 1,9% desde el 3,6% del ejercicio precedente. "La economía alemana ha vuelto a crecer, pero con menor dinamismo", explicó Albert Braakmann, responsable de las estadísticas macroeconómicas de Destatis.
¿La década dorada de Alemania está llegando a su fin? Lo cierto es que la economía germana ha experimentado una expansión continua desde hace diez años y las últimas cifras se han ido distanciado progresivamente. El avance del año pasado contrasta con otros registros como el crecimiento del 1,5% registrado en 2018 o el 2,5% de 2017.
Tras estos datos, el debate del superávit de Alemania vuelve a escena y algunos expertos recomiendan tirar de él para estimular el crecimiento. "Debería usarse para intensificar los esfuerzos de inversión en los sectores más reputados: digitalización, infraestructura y educación", ha asegurado Carsten Brzeski, de ING.
¿Qué se espera para este año? El Bundesbank -banco central- cree que el crecimiento de 2020 será similar que la del año anterior. Sin embargo, algunos analistas creen que podría recuperarse ligeramente al 1% debido a varios factores, incluido que habrá más días hábiles.
La economía alemana esquivó por poco la recesión en el tercer trimestre de 2019 cuando el PIB creció un 0,1%, tras registrar una contracción del 0,2% en el segundo trimestre.