A la tercera irá la vencida. Pedro Sánchez afronta este sábado y domingo una suerte de prolegómeno antes de que este martes sea investido presidente del Gobierno gracias a la mayoría simple del Congreso de los Diputados con el aval de ERC, que se había vuelto a poner en duda tras la inhabilitación de Torra y Junqueras pero que finalmente no se cambiará. Para dicha investidura también será fundamental la aportación de los pequeños partidos, puesto que la victoria socialista sería solo por uno o dos votos de más. Son sus reclamaciones las que provocan que la perspectiva de poder sacar un proyecto de Presupuestos Generales del Estado exprés como proyecta Moncloa sea más sombría debido a las reclamaciones de algunos socios obligados de la investidura, como el BNG y otros regionalismos.
A falta de conocer el acuerdo completo al que lleguen los gallegos y el PSOE, las condiciones de los nacionalistas están sobre la mesa: la transferencia de la AP-9 del Ministerio de Fomento a la Xunta de Galicia y garantizar una rebaja urgente de los peajes, dar continuidad al empleo y la actividad vinculada a las empresas electrointensivas, una transición "justa" para la comarca de As Pontes y el compromiso de modernización de la red ferroviaria interior de Galicia. Y además Néstor Rego, secretario general del BNG, exige plazos de ejecución para ello. A esto hay que sumar otras exigencias de los partidos más pequeños, como la reforma de la financiación autonómica en plazos imposibles o cambiar la regla de gasto cuando los mandatos europeos ya son mandato constitucional.
A pesar de ello, el proceso de investidura no corre peligro. Los nacionalistas gallegos ya han confirmado que solo dudan entre dar su visto bueno o abstenerse en la votación. Impedir que Sánchez sea presidente del Gobierno y que se forme el Ejecutivo de coalición entre PSOE y Unidas Podemos.

Ceremonias y excepciones
Por otro lado, la investidura de Sánchez no está exenta de ceremoniosidad ni, en esta ocasión, de excepciones históricas. Y es que las prisas de los socialistas para oficializar el nombramiento y atar Moncloa, tras lograr la luz verde de los independentismos y los regionalismos, han provocado que el pleno de investidura se celebre en enero y se inicie en fin de semana, periodos habitualmente inhábiles en la Cámara Baja.
Todo comienza este sábado por la mañana -con la resaca de la inhabilitación de Quim Torra como presidente de la Generalitat de Cataluña ordenada por la Junta Electoral-. El Pleno arranca a las nueve con la lectura de la propuesta del aspirante entregada por el Rey a la presidenta del Congreso. A partir de ahí es el turno de Sánchez, que sube a la tribuna para exponer a la Cámara su programa de gobierno, sin límite de tiempo.
Tras su alocución inicial hay un receso para dar tiempo a la oposición a preparar sus respectivas intervenciones y, después, los portavoces de los diferentes grupos intervienen de mayor a menor. Cada uno contará con 40 minutos de intervención: 30 minutos de discurso inicial y 10 minutos de réplica, si bien la Junta de Portavoces que se reúne media hora antes del inicio del Pleno puede acordar añadir tres minutos más de contrarréplica. Habitualmente el debate del candidato con cada grupo dura de media unas dos horas.
Se presupone que Sánchez va a ir respondiendo uno por uno a todos ellos, también sin límite de tiempo, por lo que se da por seguro que en la primera jornada el candidato debata con Pablo Casado, del PP; Santiago Abascal, de Vox, y Pablo Iglesias, de Unidas Podemos, y los distintos representantes de sus confluencias.
Posteriormente, es el turno del Grupo Plural, que integran 15 diputados de Junts, Más País-Equo, CC, NC, Compromís, el BNG, el PRC y Teruel Existe. Y de Gabriel Rufián (ERC), al que seguirán ese mismo día, o ya el domingo, Inés Arrimadas, de Ciudadanos; Aitor Esteban, de PNV, y Mertxe Aizpurua, de EH Bildu. El debate queda cerrado por los diferentes integrantes del Grupo Mixto, compuesto por UPN, Foro Asturias y la CUP, y Adriana Lastra (PSOE).
Tras las intervenciones, se procede a la primera votación, que se hace por llamamiento y cada diputado se pone en pie para proclamar su voto, lo que lleva su tiempo. Fuentes de la Presidencia del Congreso apuntan que la idea es que la primera votación tenga lugar al mediodía del domingo, antes de la tradicional Cabalgata de Reyes. En ella, para prosperar, Sánchez tendría que obtener una mayoría absoluta que ya está completamente descartada.
La hora en que se anuncie el resultado de esta primera vuelta marcará el Pleno que habrá que celebrarse en 48 horas, el martes 7 de enero, tras un lunes de reflexión. En esa segunda sesión, Sánchez tendrá diez minutos para pedir el respaldo de la Cámara, y los representantes de los grupos parlamentarios dispondrán de cinco minutos cada uno. En total, una hora más antes de empezar la segunda votación por llamamiento, en la que al candidato ya le basta con mayoría simple (más síes que noes), un resultado que, salvo catástrofe política, estaría amarrado.
En el caso de que Sánchez fracase y no se logre una alternativa viable en los dos meses posteriores a la primera votación, esto es hasta el 5 de marzo, el Rey, con el refrendo de la presidenta del Congreso, deberá disolver las Cortes Generales al día siguiente y convocar nuevas elecciones 47 días después, el miércoles 22 de abril.
La ruta diseñada
A partir de aquí, Moncloa ya tiene diseñada una ruta para sacar adelante un proyecto de Presupuestos Generales del Estado cuanto antes. Para que su fórmula exprés prospere, la idea es logra aprobar un nuevo techo de gasto antes de que termine el mes de enero.
A partir de ahí, el Gobierno de coalición cuenta con poder presentar proyecto de Cuentas durante el primer trimestre del año, con el objetivo de presentarlo en el menor plazo posible en la Cámara Baja. De esta manera, se quiere poner fin a las que hasta ahora han sido los Presupuestos más longevos de la historia de la Democracia, los que diseñara Cristóbal Montoro en 2018 y que ya llevan prorrogados desde entonces.
Pero, como ya se ha comentado, no va a ser tan sencillo tramitar unas nuevas Cuentas. Todo apunta a que el proceso será farragoso puesto que todos los partidos necesarios para activar la investidura de Sánchez exigirán que sus reclamaciones estén presentes en el proyecto, con garantías para su cumplimiento. Además, cabe recordar los obstáculos con los que se va a encontrar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado en este 2020. Este año se activa el artículo de la Constitución que obliga a que los límites fiscales y presupuestarios a los que obliga la UE se tengan que cumplir por Ley, lo cual aboca a una avalancha de litigiosidad.