Economía

¿Vicepresidencia para Calviño? La gran incógnita del preacuerdo PSOE-Podemos

  • Empresarios y expertos la ven como un elemento equilibrador
  • Su ascendente en Bruselas ayudaría a que se acoja mejor en la UE a la nueva coalición
La ministra de Economía y Empresa en funciones, Nadia Calviño.
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El presidente del Gobierno en funciones anunció, en plena campaña, durante el debate televisado de los cinco líderes de los principales partidos, que crearía una vicepresidencia económica con Nadia Calviño al frente. Algo que se interpretó en cierto modo como un reconocimiento tácito de la fase de desaceleración económica, que obliga a disponer las más altas instancias del Estado a combatir los efectos de una crisis, pero que también reveló el interés de Pedro Sánchez en dar la mejor imagen posible ante la nueva Comisión Europea, en la que ya no estará su correligionario, el galo Pierre Moscovici, al frente de la cartera de Asuntos Económicos, sino el italiano Paolo Gentiloni, cuyo país de origen comparte con España el sempiterno desafío de embridar las cuentas públicas, amén de una inestabilidad política que nuestros líderes parecen comenzar a imitar.

El anuncio sobre la vicepresidencia de Calviño no ha sido revocado en ningún momento por parte del presidente en funciones. Ni siquiera ahora que, en tan solo 48 horas tras el 10-N, los líderes del PSOE y Podemos han firmado el preacuerdo que, hace tan solo unas semanas, hubiera evitado repetir las elecciones.

La negociación del principio de acuerdo se ha llevado personalmente entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y fuentes oficiales la califican de una declaración de intenciones negociada al más alto nivel que ahora habrán de desarrollar los equipos de ambos. Primero, concretando las líneas maestras del acuerdo y, posteriormente, abriéndose a otras fuerzas para aglutinar mayoría suficiente para una investidura. En este sentido, fuentes parlamentarias explican a elEconomista que se están dando los primeros pasos y que aún resta camino para el reparto de carteras.

Según fuentes parlamentarias, se están dando los primeros pasos y aún resta camino para el reparto de carteras

A nadie se escapa que una de las reticencias de Unidas Podemos en el marco del acuerdo atañe a la promesa de Sánchez de una vicepresidencia para Calviño, y que prefieren un perfil más acorde con sus ideas para ese puesto buscando que brinde una mayor cabida a las medidas más heterodoxas propuestas por la formación morada en materia laboral o de vivienda, entre otras. No obstante, son conscientes de que la figura de la ministra de Economía en funciones es un seguro ante Bruselas.

No en vano, el ascendente de Calviño -fue directora general de Presupuestos en la Comisión Europea- en Bruselas se considera, según los analistas, una suerte de salvoconducto para que la UE brinde una mejor acogida a un Gobierno español más escorado a la izquierda, con un integrante -Podemos- díscolo con la deuda y el déficit. De hecho, fuentes empresariales identifican a la ministra en funciones como una suerte de elemento equilibrador en la eventual balanza de la coalición al apostar por medidas más ortodoxas y haber contenido ciertas veleidades incluidas en el fracasado acuerdo presupuestario del PSOE y Podemos rubricado en octubre de 2018, tales como reversiones de la reforma laboral o las medidas más ambiciosas pretendidas por los morados en materia de regulación de alquileres. 

En este escenario, el mayor escollo para limar diferencias entre socialistas y podemitas será la postura sobre Bankia. Podemos propone impedir su privatización y convertirla en un banco público para aprovechar parte del dinero inyectado a su rescate, mientras que Calviño aboga por avanzar en la privatización de la entidad buscada por Bruselas. La compañía lleva dos sesiones bursátiles en declive ante el escenario de indefinición que supone el preacuerdo político. No sólo Bankia, todas las entidades financieras cayeron ante el anuncio de coalición, tornándose este castigo del mercado en un mal presagio para que eche a andar un Gobierno, máxime cuando España lo último que necesita es reeditar un escenario de debilidad financiera siete años después del rescate. Porque, de entrada, ese escenario terminaría en su más última instancia con demandas de Bruselas a nuestro país muy difíciles de aceptar para un Podemos que ha perdido escaños, que puede estar ante su última oportunidad de entrar en un Ejecutivo, y que, de finalmente lograrlo, no parece querer convertirse de forma fulminante en un remedo del dimitido Yanis Varoufakis, el ministro griego que confió en ablandar a las estructuras europeas con políticas contracomunitarias.

Podemos deberá recapacitar sobre Bankia: un escenario de debilidad financiera no es buen comienzo

Así pues, Sánchez no se ha desdicho en ningún momento de su voluntad de elevar la economía a la categoría de vicepresidencia en pleno proceso de enfriamiento económico externo e interno, ni ha renunciado a su promesa de campaña, mientras Podemos deja entrever su preferencia por otra figura, sabedor sin embargo de que el respetado perfil internacional de la ministra 'blanquea' la presencia de los camaradas del griego Syriza en un Gobierno de España aún por conformarse.

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