Economía

¿El principio del fin del 'catenaccio' alemán en la Unión Bancaria?

  • Berlín se abre a dar pasos en esta dirección
Alemania comienza a abrir las puertas.
Bruselasicon-related

La noche del 28 de junio de 2012, en plena crisis del euro, Italia derrotó a la selección alemana en la semifinal de la Copa de Europa. Casi a la misma hora, el primer ministro italiano, Mario Monti, respaldado por los líderes de España y Francia, Mariano Rajoy y Francois Hollande, se anotaba otra victoria sobre Berlín con el establecimiento de los cimientos de la unión bancaria.

La unión monetaria tendría un supervisor único para sus bancos sistémicos, para romper el nocivo vínculo entre banca y deuda pública, y despejar cualquier duda sobre lo que escondían los balances de las entidades. Pero al control central, muy del gusto alemán, se sumaría un mecanismo común para resolver los bancos y una garantía de depósitos europea para todos los ahorros inferiores a los 100.000 euros que protege la ley comunitaria, tal y como defendían los socios del Sur.

Este último pilar, para muchos el más ambicioso al mutualizar los riesgos para los ahorradores, aseguraría que un euro valdría lo mismo en las cuentas de los griegos que en los depósitos alemanes.

Desde aquella noche en la que Alemania pareció llevarse un doble varapalo, Berlín consiguió cerrarse en catenaccio y bloquear la llegada del conocido como EDIS en la jerga comunitaria (European Deposit Insurance Scheme).

La propuesta no voló ni en 2015 ni en 2017, cuando la Comisión Europea rebajó su ambición planteando una introducción gradual hasta 2024. Tampoco progresó a rebufo de la llegada de Emmanuel Macron al Eliseo, quien priorizó el apuntalamiento de la zona euro. El mensaje de la canciller alemana, Angela Merkel, y de su ministerio de Finanzas era siempre el mismo: nein.

En vísperas del acuerdo del pasado junio para reforzar la eurozona, un alto cargo europeo admitió que el EDIS era mantenido por los socios del euro en un coma inducido, con "respiración asistida". Más bien, había sido desterrado al inframundo de los grupos técnicos de trabajo, donde la presión y el tiempo discurre en magnitudes diferentes a las de la discusión política.

Justo cuando esta semana la unión bancaria cumple cinco años, el ministro de finanzas alemán, Olaf Scholz, ha levantado su bloqueo a la garantía europea de depósitos. Para muchos, su tribuna en el Financial Times, en la que plantea su estrategia para levantar el veto, no ha caído como una sorpresa, ya que forma parte de una apertura gradual de Scholz, y de decenas de horas de discusión en los grupos de trabajo.

Pero su visto bueno ha llegado con un precio considerable, y tan solo a cambio de una versión 'light' de la ansiada garantía común. Para Scholz, sería un sistema suplementario de préstamos que complete a las garantías nacionales cuando se agoten. Con todo, supervisores, reguladores y representantes de la banca coincidieron este miércoles en valorar el gesto alemán como un paso positivo.

Cauto optimismo

Existen razones para alimentar un cauto optimismo. "Todo lo que viene de un ministro de Finanzas alemán hay que tomárselo en serio", decía un alto cargo de un organismo financiero de la UE. Las razones políticas, los motivos regulatorios, y el cuadro económico empujan ahora a favor del EDIS.

La intentona encaja dentro del gran esfuerzo europeo para reforzar su soberanía en un mundo más competitivo, frente a la presión de EEUU y China, tal y como reconoció Scholz en la tribuna. Ésta es la prioridad política número uno para el bloque comunitario para el próximo lustro.

A pesar de los avances de cinco años de unión bancaria, la fragmentación todavía es visible no solo para la protección de sus depósitos, también con los esquemas de insolvencia, la fiscalidad, la deuda pública o incluso en la manera sobre cómo se evalúan a los directivos bancarios. La Comisión y el BCE repiten que Europa necesita menos bancos y más sólidos para hacer frente al estrecho margen de beneficios en un entorno de tipos a la contra, la presión de las nuevas tecnologías, y una posición más sólida de los rivales americanos y chinos.

Scholz parece que ha leído la jugada. Por eso, las condiciones para su aprobado incluyen una armonización de los esquemas de insolvencia nacionales o sacar adelante la base imponible consolidada del impuesto de sociedades. Y, dentro de la reducción de riesgos, insiste en continuar reduciendo los préstamos dudosos de la banca de la eurozona, actualmente en el 3% (unos 600.000 millones) y eliminar el riesgo nulo de la deuda soberana, forzando a las entidades a que se recapitalicen en función de su exposición y de la solidez de la deuda nacional que atesoran.

Elevado precio

El elevado precio podría resultar digerible tras pasar por una intensa negociación. La armonización de los marcos de insolvencia, o la reducción de las diferencias, y la ponderación de la deuda ya han sido tratados durante de la discusión en el grupo técnico del EDIS.

Desde la Comisión y el sector financiero coinciden en que revisar la ponderación de la deuda soberana puede resultar muy arriesgado para la estabilidad financiera, justo cuando la banca encara una recapitalización de hasta 135.000 millones de euros bajo los requerimientos de Basilea III. En vez de ello, proponen limitar a exposición a la deuda nacional, o imponga ratios de diversificación para adquirir otras deudas nacionales. En esta línea encajaría la propuesta comunitaria para crear eurobonos "sintéticos" que aglutinen deuda soberana.

Respecto a los marcos de insolvencia, el responsable de una institución comunitaria del sector señala que, aunque no se llegue de golpe a una armonización de los esquemas nacionales, se pueden lograr pasos intermedios para reducir la fragmentación e incrementar la eficiencia.

El empeoramiento económico, sobre todo en Alemania, añade argumentos para acelerar la llegada de un paraguas europeo para capear la siguiente crisis bancaria. Como dice un representante del sector, los grandes beneficiados por la fragmentación existente serían los bancos alemanes y sus cajas de los landers los grandes beneficiados.

No obstante, el renovado impulso político no garantiza resultados. El debate va para largo y su futuro dependerá de lo que suceda en Alemania durante los próximos meses, incluyendo la posible ruptura de la coalición y convocatoria de elecciones. El paso adelante de Scholz pilló por sorpresa a sus socios de la CDU en el gobierno, cuestionando las posibilidades de su jugada.

Incluso si el debate se mantiene encarrilado, aun pasarán años antes de que una garantía europea de depósitos vea la luz del día, incluso en la versión 'light' de Scholz. Algunos como el presidente del supervisor único, Andrea Enria, prevé que no lo verá antes de que concluya su mandato en 2024

Las previsiones más optimistas apuntan a que se cierre una hoja de ruta política este diciembre, con la intención de avanzar gradualmente en cada uno de los elementos. Pero tan solo la voluntad política procedente de la locomotora alemana garantizará que el acuerdo llegue, aunque lentamente, a la estación. O, por contra, que termine en el purgatorio de las dignas promesas a la espera de la siguiente crisis.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky