
Los estados miembros no consiguen avanzar en las negociaciones para acordar el próximo presupuesto plurianual europeo. Los 27 socios querían cerrar antes de que terminara el año el acuerdo para repartir el billón de euros largo (similar al PIB español) para el periodo 2021- 2027. Pero las diferencias sobre el volumen total, el reparto por áreas o la nueva condicionalidad vinculada al cumplimiento del Estado de Derecho, están complicando unas negociaciones históricamente ya complicadas.
Las cuentas plurianuales siempre se cierran en el tiempo de descuento, tras una cruenta batalla entre los países por arañar al máximo los fondos que se llevan. Con más prioridades que cubrir y la pérdida de un contribuyente neto, por la salida del Reino Unido, la negociación en esta ocasión está resultando aún más dura.
La Comisión Europea propuso en mayo del pasado año un techo de gasto de unos 1,3 billones de euros, equivalente al 1,14% del PIB europeo. El Parlamento Europeo pidió que se estirará hasta el 1,30% del PIB, para mantener intactas las prioridades actuales, y añadir otras como migración, innovación, o agenda digital.
Sin embargo, un grupo de contribuyentes netos, que incluye a Alemania, Holanda, Finlandia, Austria y Dinamarca, se oponen a cualquier aumento. Al perder un socio tras el Brexit, argumentan que la hucha comunitaria debe ser también más pequeña. Casi al mismo tiempo que el presidente saliente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, presentaba el borrador ante la Eurocámara, su proyecto presupuestario era triturado en Twitter por varios primeros ministros.
"¡Una UE más pequeña debería significar un presupuesto más pequeño!", dijo el danés, Lars Løkke
La propuesta "está lejos de ser una solución aceptable", escribió el primer ministro austriaco Sebastian Kurz. "¡Una UE más pequeña debería significar un presupuesto más pequeño!", añadió su colega danés, Lars Løkke Rasmussen. "La carga de la financiación del presupuesto no está distribuida con justicia", aportó el holandés Mark Rutte.
Las propuestas para intentar desencallar la situación, la última por parte de Finlandia, que ostenta la presidencia rotatoria de la UE, solo han servido para dividir más a los países entre aquellos que rechazan aportar más dinero, y exigen recortar los fondos para Agricultura y los fondos de Cohesión (que se llevan dos terceras partes del presupuesto), y los que piden más fondos para hacer frente a una lista creciente de tareas y desafíos.
La cumbre europea del pasado mes tan solo sirvió para que los países se reafirmaran en sus posiciones. "Estamos lejos de llegar a un acuerdo", advirtió la canciller alemana, Angela Merkel.
Los líderes entonces encargaron a Finlandia que presentara una nueva propuesta para finales de este año, atribuyendo ya cantidades a cada una de las grandes partidas de gasto. La negociación entrará así ya en un campo de minas, porque en el momento en el que se pongan los números sobre la mesa, asunto inevitable en cualquier negociación presupuestaria, la discusión se calentará aún más.
Por eso, la Comisión había evitado hasta ahora desglosar cuál sería la aportación de cada Estado miembro cuando realizó su propuesta. Tampoco detalló cuál sería la contribución neta, es decir, descontando lo que los Gobiernos reciben a través de Bruselas, ya sea a través de los fondos comunitarios o los llamados 'cheques", destinados a algunos contribuyentes netos para reducir el desequilibro entre sus aportaciones y lo que se llevan. El intento de la Comisión por eliminar estos "cheques" también está complicado el acuerdo.
La falta de claridad por parte del Ejecutivo comunitario fue aprovechada durante los últimos días por el grupo de austeros para emboscar su propuesta. La prensa alemana y el Financial Times publicaron estimaciones con la firma del Gobierno alemán indicando que sus contribuciones se doblarían durante el próximo ciclo. Pasarían de los 15.000 millones de euros en 2020 hasta los 33.000 millones en 2027.
Las filtraciones provocaron que el comisario de presupuestos, Günter Oettinger, de la CDU alemana, cargara contra las maniobras de sus compañeros de filas en Berlín. Describió como "engañosas" y "mentiras" las cifras publicadas, y explicó que la contribución germana no superaría los 23.500 millones de euros en 2027.
Pero al alemán también le tocó recibir la crítica de la prensa por no publicar las aportaciones nacionales ni las contribuciones netas en su propuesta. Para intentar enmendar el error, la Comisión dará a conocer mañana estas contribuciones.
Está por ver si la esperada transparencia facilitará el acuerdo al aportar claridad, o si echará aún más fuego a la que probablemente sea la negociación más complicada en el seno de la familia comunitaria. A pesar de la dificultad, fuentes diplomáticas mantienen la esperanza. Cuando se tenga claridad sobre las cifras y un calendario, los socios abandonarán sus posiciones maximalistas y se podrá avanzar.