Economía

Cecilia Malmström: "China es la causa de los problemas del mercado global actual"

  • Entrevista a la Comisaria de Comercio de la Unión Europea
  • "No tenemos una bolsa de dinero para España por los aranceles", asegura
  • "Tenemos conversaciones constructivas, pero la Admon. Trump impredecible"
Bruselasicon-related

El comercio ha sido uno de los campos en los que más ha brillado la Unión Europea en los últimos años, al concluir acuerdos con Canadá, Japón o Mercosur. Pero también uno de sus principales quebraderos de cabeza, por la disputa arancelaria con Estados Unidos o las agresivas políticas comerciales y económicas de China. En una entrevista con elEconomista, en su despacho de la Comisión Europea, apenas a tres semanas de que concluya su mandato, la comisaria del ramo, Cecilia Malmström, avisa que no podrá hacer mucho para amortiguar el impacto de la última ronda de aranceles que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impondrá a productos europeos, gravámenes validados por la Organización Mundial del Comercio (OMC) como respuesta a las ayudas dadas a Airbus. Y tampoco se muestra favorable a responder a Washington a continuación con contramedidas, para no agravar la disputa.

La semana pasada, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo que habría conversaciones con Europa para encontrar una solución negociada a la disputa por las ayudas de Airbus y Boeing. ¿Todavía tiene esperanzas de que se pueda alcanzar esa solución negociada?

No, de hecho, no soy muy optimista. Creo que hablaremos, pero solamente después de que los aranceles por parte de Estados Unidos hayan sido impuestos. Ese ha sido su mensaje muy claro. Por supuesto, seguiremos repitiendo, como lo hemos hecho durante mucho tiempo, que es mejor congelar los aranceles que podemos imponer mutuamente, y hablar sobre cómo podemos disciplinarnos en lo que respecta a los diferentes subsidios que proporcionamos al sector de la aviación.

¿Cómo reaccionará entonces Europa a mediados del mes de octubre, cuando los impongan definitivamente?

Éste es un caso antiguo, que se remonta más de 15 años. Ellos han ganado su parte y nosotros la nuestra [por las ayudas que dieron a Boeing]. Nosotros también podemos imponer aproximadamente la misma cantidad, pero solo el año que viene, cuando sepamos la cantidad que nos corresponde. Dependerá de los Estados miembros discutir qué hacer durante este tiempo, si continuamos con las negociaciones. O si esperamos.

Una de las opciones que se han barajado es la posibilidad de utilizar casos anteriores en los que la Unión Europea aún tendría derecho a imponer aranceles a Estados Unidos bajo la Organización Mundial del Comercio (OMC), para reaccionar ya durante este otoño. ¿Considera esta opción o representaría un agravamiento demasiado significativo?

Estamos analizando todas las opciones que son legales. Pero no queremos escalar la disputa. Hay demasiados aranceles en el mundo, pero no hemos excluido nada. Estamos en conversaciones periódicas con los Estados miembros para discutir sobre nuestros próximos pasos.

España es uno de los países que más va a sufrir el impacto de estos aranceles. El ministro de Agricultura en funciones, Luis Planas, visitará este miércoles la Comisión con una serie de peticiones. Por ejemplo, pedirá ayuda financiera para apoyar a los sectores más afectados, o para promocionar en nuevos mercados estos productos, como el vino o el queso. ¿Qué se le puede ofrecer a España desde la Comisión?

No tenemos una bolsa con dinero. Es muy desafortunado que esto suceda, porque hemos pedido a los americanos durante muchos meses que no impusieran estos aranceles. Tienen el derecho de hacerlo, pero no significa que tengan el deber. Sería mucho mejor si pusiéramos esto a un lado, y empezáramos a negociar. Creo que no será el caso y entrarán en vigor en unas semanas. Hemos ayudado a España en el otro conflicto de las aceitunas. Llevamos el caso ante la OMC, junto con el Gobierno español. En este caso, estamos mirando las herramientas que tenemos, pero son muchos los países que se verán afectados.

Parece que la Unión Europea todavía no sabe cómo tratar con el presidente Trump. Si es más efectivo mostrarse firme o conciliador. ¿Qué lecciones ha sacado durante estos tres años de lidiar con su Administración?

La Unión Europea intenta defender las normas internacionales, el multilateralismo y la OMC. Siempre estamos listos para hablar. Pero, por supuesto, se necesita un compañero para hablar. Si su pareja no quiere hablar es difícil que suceda.

¿Es mejor mostrarse seductor o firme con Donald Trump?

Bueno, creo que hemos demostrado la gran fuerza que tiene la Unión Europea al cerrar una cantidad sin precedentes de acuerdos comerciales con el resto del mundo. Hemos dado a nuestras empresas acceso privilegiado a los mercados en Singapur, en Canadá, en Japón pronto, en México, Vietnam, o Mercosur. Acuerdos que EEUU no ha sido capaz de concluir. Hemos sido muy activos, pero no podemos ser la UE si no seguimos las reglas internacionales.

Dado el empeoramiento de la 'guerra arancelaria' que viene, y la negativa de Donald Trump a negociar con Europa, ¿cree que realmente se puede restablecer la relación con EEUU, como pretende la nueva Comisión?

Debemos intentarlo. Siempre estamos dispuestos a hablar con Estados Unidos. Es nuestro socio comercial más importante. Hacemos intercambios comerciales cada segundo. Tenemos todo el interés del mundo en tratar de encontrar un terreno común y lograr una agenda positiva. No hemos logrado empezar las negociaciones para un acuerdo comercial más pequeño. Tampoco para solucionar la disputa de Airbus y Boeing. Pero estamos manteniendo algunas conversaciones constructivas, por ejemplo sobre reformas de la OMC, o sobre cooperación regulatoria. Pero, de nuevo, es una Administración impredecible.

¿No resulta extraño que la OMC, una organización que promociona el libre comercio, autorice la aplicación de aranceles como medida compensatoria? ¿No sería mejor que el remedio se basara en medidas liberalizadoras, como la apertura de sectores?

Hay muchas cosas que se tienen que reformar en la OMC. Hemos empezado el proceso, pero es necesario unir a 164 países.

Europa está muy preocupada por la falta de acuerdo para renovar el órgano de apelación de la Organización Mundial del Comercio, que dejará de funcionar a mediados de diciembre, y que también bloquea Washington. ¿Por qué resulta tan importante su funcionamiento?

Es una corte de segundo nivel para cuando uno de los 164 países miembros de la OMC no sigue las reglas. Por ejemplo, vendiendo bienes a un precio demasiado bajo para el mercado global, lo que amenaza cientos de miles de empleos en la UE y también en otros lugares. Por lo tanto, se puede llevar al país ante esta corte para decir que lo que está haciendo no cumple con las leyes internacionales. Lo que hemos visto en el pasado es que los países que son condenados ante este tribunal obedecen. Sin este segundo nivel se vuelve más arriesgado e inseguro.

¿Qué argumentos tiene Europa para convencer a EEUU para que desbloquee su renovación?

Los Estados Unidos han ganado el 86% de todos sus casos durante los últimos 20 años, por lo que también les interesa. Hemos escuchado sus preocupaciones respecto a su alcance, y cómo funciona y realizan sus propuestas. Pero EEUU no ha participado en absoluto en las discusiones. Probablemente, podríamos hacerlo más eficiente, pero tiene que existir un segundo nivel independiente.

Respecto a China, el otro gran desafío en el comercio internacional, la UE logró obtener algunas concesiones la primavera pasada tras la cumbre bilateral, por ejemplo, en lo que respecta a la eliminación de subsidios industriales, o la transferencia forzada de tecnología. ¿Ha habido algún progreso en la aplicación de lo acordado?

Estamos muy decepcionados con que China realmente no haya hecho lo que debería hacer. Tuvimos una buena cumbre, y China debe cumplir con algunas de estas reformas, porque prometieron hacer estas reformas hace mucho tiempo. China es, en gran medida, la causa de los problemas en el mercado global actual, con subsidios masivos y transferencia forzada de tecnología, y así sucesivamente. Nos gustaría que mostrara un mayor liderazgo. Estamos hablando sobre ello en una atmósfera constructiva, pero nos gustaría que intensificaran su compromiso para mostrar más resultados.

La conclusión de las negociaciones con los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) fue uno de los hitos del último lustro. Sin embargo, la ratificación se espera complicada. Sobre todo por las preocupaciones de algunos Gobiernos europeos respecto a las garantías medioambientales en países como Brasil, más aún tras los fuegos en el Amazonas. ¿Se despejarán las dudas de los Estados miembros?

Por el momento estamos analizando el texto [del acuerdo] desde el punto de vista legal, y después tenemos que traducirlo a 23 idiomas. El proceso de ratificación durará unos dos años, y muchas cosas pueden pasar en ese tiempo. Estamos en contacto con todos los Estados miembros para clarificar lo que está en el texto. En el documento, en lo que concierne al Acuerdo del Clima de París, están clarísimas las obligaciones de Brasil y el resto de países. Hemos dicho a los brasileños que tienen que respetar lo que está incluido en el acuerdo.

Tras cinco años como comisaria de Comercio, ¿de qué se arrepiente?

No sé si hay algo en particular de lo que me arrepienta, y probablemente haya cometido muchos errores. Algunas cosas no dependen realmente de nosotros, dado que el mundo se ha vuelto mucho más proteccionista. Echando la vista atrás, tal vez deberíamos haber comenzado antes la reforma de la Organización Mundial del Comercio, porque ha estado en crisis durante muchos años, y no tiene nada que ver con la Administración Trump. Se ha agravado últimamente, pero viene de más atrás.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky