
La industria aseguradora está volcada en analizar y medir los daños mediambientales para tratar de prevenirlos y mitigarlos.
L a mitigación de los efectos causantes del cambio climático está en el ADN del seguro. Su sensibilidad para combatirlo está muy interiorizado -son mayoría las compañías con programas internos para ser eficientes en el consumo de energía, papel y todos sus procesos-, porque una parte creciente de su actividad es gestionar el fenómeno. El cambio climático se aborda como un riesgo a mitigar y cada vez más compañías enriquecen su catálogo con productos sostenibles.
Un estudio elaborado por ICEA para Mapfre sobre el Papel del Seguro en el desarrollo sostenible señalaba que más de un tercio de las compañías ofertaba pólizas sostenibles en autos ya en 2013 y la quinta parte en Hogar y Vida. La motivación principal, defendida por más del 40%, era el valor añadido diferencial que aporta a la marca y la ganancia de reputación de cara a los clientes, junto al interés en enriquecer la oferta y promover el propio negocio.
Apoyar los nuevos modelos
En el mercado del seguro han surgido pólizas con precios variables según los kilómetros de conducción y las horas a las que utiliza el vehículo; y coberturas más económicas para utilitarios con bajas emisiones contaminantes. En los folletos florecen las ofertas para hogares que cuentan con sistemas de paneles solares, que, además de ser ecoeficentes, reducen el riesgo de incendios; e, incluso incentivos para plantaciones agrícolas que absorban CO2. La instalación de proyectos de energías renovables resultó en sí mismo un estímulo para ampliar el portfolio, llegando a tener coberturas para su montaje y explotación una de cada cuatro compañías aseguradoras.
Y es que, al margen de la alta concienciación de esta industria por la proximidad a esos riesgos, los desastres naturales amenazan su línea de flotación. Un estudio de Allianz cifraba en el 40% las reclamaciones por seguro industrial provocadas por desastres naturales. Otro de Swiss Re elevó a 116.000 millones de dólares (106.000 millones de euros) los quebrantos para las aseguradoras por el terremoto de Japón en 2011. Las pérdidas económicas para la sociedad en ese mismo ejercicio ocasionadas por terremotos, inundaciones, maremotos, erupciones volcánicas, etc, alcanzaron los 370.000 millones de dólares, muchas de ellas cubiertas por pólizas de la industria.
El conocimiento tan profundo del riesgo y su capacidad para gestionarlo y prevenirlo está detrás de que hayan dado un paso firme en el apoyo de nuevos modelos sostenibles, como los vehículos menos contaminantes, edificios ecoeficientes, turismo sostenible, energías renovables o hasta agricultura ecológica, con pólizas especiales o más atractivas en precios. Pero la contribución va más allá y han puesto su profunda experiencia a disposición de gobiernos, con compromisos a escala internacional.
Las principales aseguradoras del mundo, auspiciadas por la Iniciativa Financiera del Programa Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Unep-fi), desarrollaron los Principios del Aseguramiento Sostenible lanzado en la Cumbre de Río en 2012. Son unos criterios marco para que la industria comprenda mejor los riesgos y oportunidades ambientales, sociales y de gobernabilidad.
El plan persigue que incorporen en la gestión del negocio, con la doble visión de riesgo y de oportunidad, aspectos medioambientales como la degradación del ecosistema, la gestión del agua y la contaminación, el cambio climático y los daños a la biodiversidad, junto a otros sociales como la salud y envejecimiento de la población; y con el buen gobierno y una gestión ética.
Este compromiso arrancó con treinta compañías, entre las que figuraba con la bandera española Mapfre; junto a firmas de otros países como Axa, Allianz, Aegon, Aviva, Nationale Nederlanden, Scor, Munich Re o Swiss Re.
En la actualidad lo han suscrito 83 organizaciones y compañías aseguradoras que representan el 20% del volumen mundial de primas -facturación-, con 14.000 millones de dólares en activos bajo gestión (casi 13.000 millones de euros al cambio actual).
Los principios recogidos bajo esta iniciativa son, de hecho, parte de los criterios exigibles a la industria de seguros para poder participar en los índices Dow Jones Sustainability y FTSE4Good.