
España está lejos de poder presumir de ser un país donde el desperdicio alimentario es inexistente. Aunque los datos del Ministerio de Agricultura indican que la cantidad de comida que ha acabado en la basura se está reduciendo a un ritmo superior al 2%, seguimos siendo el séptimo país de la Unión Europea que más alimentos arroja a los vertederos. Sólo por detrás de Reino Unido, Alemania, Holanda, Francia, Polonia e Italia.
Todos ellos tiran a la basura más de 7,7 millones de toneladas de alimentos cada año, que es la cantidad que el Ministerio baraja para España. Aunque a ese total contribuyen todos los eslabones de la cadena -industria, comercio y hostelería-, es el consumidor el que hace un peor uso de los alimentos que se lleva a casa.
Cada año, y siempre según los datos del Ministerio de Agricultura y Alimentación, los hogares españoles tiran a la basura 1.325 millones de kilos de comida, lo que equivale a 25 millones de kilos a la semana. De esa cantidad, el 80 por ciento corresponde a alimentos que no han sido procesados, especialmente frutas, verduras, carnes, pescados y pan, y el 20% restante a los que sí lo han sido.
El desastre es de tal envergadura que el 78% de los hogares confiesa tirar fruta, el 59%, pan; el 42%, comidas preparadas; el 40%, carnes y lácteos; y el 36%, pescados. Así lo revela el último informe de la plataforma de estudios de compra de Aecoc (Aecoc Shopperview). De ese documento -Hábitos de aprovechamiento de la alimentación en los españoles- también se desprende que son los hogares unipersonales y especialmente los de hombres y jóvenes de entre 25 y 40 años los que más comida tiran a la basura. Desafortunadamente, no son los únicos.
En general, los consumidores españoles acaban echando comida al contenedor de basura especialmente por no llevar a cabo un buen control de los productos que tienen en su despensa y por no revisar lo que tienen en su nevera con asiduidad.
Otra de las razones para que el desperdicio en los hogares sea tan importante es que no se planifica el gasto y hay una falta de previsión en lo relativo a qué hacer para comer o cenar en los días posteriores a la compra. A éstos, según la plataforma de Aecoc, se añaden otros. La falta de tiempo y el desconocimiento culinario hacen que en muchos hogares aprovechar las sobras, incluidos muchos caldos y muchas salsas, sea casi misión imposible.
En términos generales, sólo el 15% de los hogares asegura no tirar nunca nada a la basura. Por Comunidades Autónomas, entre las que menos despilfarran están Andalucía, Valencia y Galicia -donde culinariamente hay más cultura de aprovechar sobras-. En el polo opuesto, entre las que más comida tiran se encuentran Madrid y País Vasco. De hecho, los datos de Aecoc también demuestran que son los hogares de las capitales y grandes ciudades los que más papeletas tienen para acabar tirando comida, ya que cuando van al súper terminan comprando más de lo que esperaban. Aecoc trabaja ahora en colaboración con la industria y la distribución para avanzar hacia la sostenibilidad y evitar el desperdicio.