
Hace escasos días nos poníamos a los mandos de un coche de la recién llegada Emov para establecer similitudes y diferencias entre esta empresa y su gran competidora, Car2Go, que ya lleva algo más de un año operando en Madrid. La idea era ver qué ofrece cada una y, sobre todo, las ventajas e inconvenientes que plantean sus coches (Smart EV y Peugeot C-Zero).
Hoy simplemente queremos desgranar algunos pros y contras de moverse por grandes capitales con este tipo de servicio como alternativa al vehículo propio o al transporte público. A continuación, algunos argumentos que el usuario debe tener en cuenta.
Motivos a favor
El precio: aquí seguramente habrá opiniones de todo tipo, pero a nuestro modo de ver, 19 céntimos por minuto de uso es una tarifa más que razonable para el alquiler de un coche. En Madrid, un billete de metro o bus cuesta, como mínimo, 1,5 euros. Y un taxi se escapa por completo a estos precios. Así que moverse de punta a punta de una ciudad en un coche eléctrico a disposición total del usuario por un precio a mitad de camino entre el transporte público y el taxi -más cerca del primero que del segundo- parece una idea buena sobre el papel.
Pueden ir por el BUS-VAO: sí, los carriles de alta ocupación abren las puertas a los coches que forman parte del carsharing. Es novedad este año, lo acaba de publicar la Dirección General de Tráfico (DGT) en sus medidas especiales para la regulación del tráfico en 2017. Lo curioso es que pueden circular independientemente del número de ocupantes que viajen a bordo.
No pagan parquímetro: como todos los coches calificados como de Emisiones Cero, los de Car2Go y Emov, debido a su condición de eléctricos, pueden aparcar en la zona de estacionamiento regulado de la almendra central sin pagar. Llegar, aparcar y adiós. Así de fácil.
Aparcar es fácil: o, al menos, bastante más que con la mayoría de coches que hay en nuestro mercado actualmente. El Smart es minúsculo, tanto, que si hay un hueco libre, casi con total seguridad es para él. Sus 2,69 metros de largo son casi un chiste, cosa que se agradece enormemente al moverse entre tráfico y, sobre todo, a la hora de buscar aparcamiento. Su rival de Emov, el Citroën C-Zero, es sensiblemente más grande (3,47 metros), pero sus dimensiones siguen siendo reducidas en comparación al resto del tráfico. Por poner dos ejemplos, un Kia Picanto le saca más de 10 centímetros y un Ford Fiesta, medio metro.
No hay que preocuparse de cargarlos: ¿sabía que casi todos los mercados en los que está implantado Car2Go, el usuario está obligado a recoger/devolver el coche en una base y dejarlo enchufado cuando finaliza el servicio? Aquí no pasa porque no tenemos una red de carga suficientemente amplia como para hacerlo. El resultado es que el cliente queda libre de esta tarea y además puede coger y aparcar el coche en cualquier lugar delimitado dentro del mapa de actuación de cada empresa.
Libre de malos humos: al ser coches eléctricos pueden circular los días en los que hay restricciones por contaminación. También pueden hacerlo por esos barrios del centro -cada vez son más- que lo prohíben todo el año. De alguna manera, usando estos servicios contribuimos a mejorar la calidad del aire de la ciudad.
Motivos en contra
Disponibilidad: a pesar de que tanto Car2Go como Emov tienen una flota de 500 coches y que se suelen repartir de una forma homogénea dentro del mapa (las empresas se encargan de cubrir huecos vacíos con su propio personal), cierto es que cuando más se necesita, menos disponibilidad hay. Basta que un día se confíe ciegamente en el coche de carsharing para que, justo a esa hora y en ese lugar no haya nada disponible -ni en varias manzanas a la redonda-. La ley de Murphy es implacable.
El contador no para: si antes hablábamos de que aparcar es relativamente fácil por el tamaño de los coches, lo cierto es que se dan situaciones, sobre todo en barrios céntricos y congestionados, en las que encontrar sitio no es tarea fácil. Mientras damos vueltas y vueltas a la zona en busca de hueco, el contador sigue corriendo, cosa que puede ser desesperante. Los parkings están vetados para las dos empresas de carsharing, que obligan a dejar siempre el coche en la calle. Sólo Car2Go hace una excepción con un aparcamiento público en el barrio de Malasaña. Con más excepciones como esta mejoraría el servicio, no nos cabe duda.
El contador no para (II): enlazando con el apartado anterior, algo parecido sucede con los atascos. Sólo el que vive en un ciudades grandes como Madrid o Barcelona sabe lo infernal que puede llegar a ser un atasco que mantiene al usuario retenido durante largos minutos, a veces horas, dentro de un coche y sin escapatoria posible. Pues sí, aquí también suma tiempo y dinero el trayecto. Pero esto es algo inherente al coche. Quien quiera huir de los atascos en hora punta, mejor que se mueva en moto, en bici, o en transporte público.
Accidentes: si te das un golpe con responsabilidad a bordo de un vehículo de Car2Go o Emov te tocará pagar sí o sí. Hasta 500 euros, que es la franquicia de sus pólizas de seguro. Conviene tenerlo en cuenta.
Sin conexión no funciona: dado que se manejan vía app móvil, mucho cuidado con quedarse sin batería, sin datos o sin cobertura. Al usuario que le ocurra esto, directamente no podrá usar el servicio porque el teléfono es la herramienta para visualizar la flota de vehículos, para reservarlos y la llave que los abre... Lo es todo.