
El mercado de trabajo ha cambiado mucho en la última década. Las empresas están dejando de lado los conocimientos técnicos a la hora de cubrir una candidatura a un puesto y se están centrando más en habilidades como la inteligencia emocional. Este término está tomando cada vez más peso en las empresas, ya que buscan personas que sean capaces de gestionar e identificar sus propias emociones y las del resto del equipo a través de dichas habilidades. Al mismo tiempo, la capacidad de adaptación a las diferentes situaciones actualmente resulta algo fundamental a la hora de contratar a alguien en un puesto vacante.
Según un artículo publicado por EAE Business School, numerosos estudios demuestran que una de las competencias fundamentales a la hora de conseguir el éxito profesional es la inteligencia emocional. El psicólogo Daniel Goleman publicó en 1995 un libro titulado Inteligencia Emocional en el que asegura que "en el mejor de los casos, el Coeficiente Intelectual parece aportar tan solo un 20% de los factores determinantes del éxito".
En este sentido, el Head of Professional Recruitment Solutions de Manpower Group, Javier Caparrós, asegura que hoy en día "es más importante formar en habilidades como la capacidad de reacción, el liderazgo, el trabajo en equipo y fomentar la capacidad de aprendizaje". Todas estas capacidades hoy en día no están dentro de los currículos de la Formación Profesional o en los grados universitarios.
Entre esas capacidades relacionadas a la inteligencia emocional está la empatía, la autorregulación, autoconciencia emocional o la automotivación. Esto se conoce en el mundo de los recursos humanos como las habilidades blandas o softskills y se analizan concienzudamente durante la entrevista de trabajo.
Pero, además de eso, Caparrós se refiere a que también, dentro del sistema educativo, "que tiene cosas maravillosas", hay que incorporar un elemento muy importante que es "la capacidad de aprendizaje". La actual revolución tecnológica está provocando que las empresas encuentren muchos problemas para cubrir ciertos puestos de trabajo: "siete de cada diez puestos no se acaban cubriendo", asevera Javier Caparrós. Y esto se debe a que las compañías no encuentran lo que realmente necesitan.
Según los datos del Foro Económico Mundial, en el año 2025 más de 85 millones de puestos de trabajo van a quedar obsoletos debido a la automatización de procesos y se van a crear 97 millones de nuevos puestos gracias a ese proceso digital. "Esto no quiere decir que haya que prescindir de los trabajadores, si no que hay que estar formándolos continuamente para que no se queden atrás", dice Caparrós.
En España existe, precisamente, esa falta de recapacitación o reskilling y también hay una carencia de perfeccionamiento de las habilidades o upskilling, es decir, personas listas para enfrentarse a nuevos cambios dentro del entorno laboral sin que eso le afecte demasiado.
Javier Caparrós cuenta que se enfrentan a proyectos en los que las empresas contratan sus servicios "y nos piden que busquemos a alguien con una carrera técnica, la que sea, aunque no sepa de programación, y nos solicitan que formemos a esa persona en lo que sea necesario en un período de 3 a 6 meses, esto le asegura un puesto de trabajo fijo". Pero incluso aquellos que no tienen carreras técnicas "y tienen sensibilidad para la tecnología", asegura, les ofrecen formación en elementos como Java, por ejemplo, y "aumenta notablemente su capacidad de encontrar un buen puesto de trabajo".
Lo que está claro es que la tecnología está introduciendo enormes cambios en el mercado laboral y "la universidad y los centros de Formación Profesional deben adaptarse un poco más a esto", asegura Caparrós.
FP y perfiles tecnológicos
La Formación Profesional en España siempre ha estado muy denostada. Culturalmente, los títulos universitarios siempre han estado mejor vistos que cualquier Grado Medio o Superior de Formación Profesional, pero la realidad es muy diferente. La mayoría de los perfiles que demandan las empresas "tienen que ver con personal técnico", asegura Javier Caparrós, que se erige como fiel defensor de los estudios de Formación Profesional. "Estamos ante una falta de perfiles técnicos frente a un gran número de titulados universitarios", reitera. "El estudiar un ciclo de Grado Medio o Superior no es síntoma de estancamiento laboral, si no al contrario, estos perfiles son más que necesarios y están muy bien valorados", dice Caparrós.
En este sentido, y debido a esta revolución digital, actualmente los perfiles con habilidades tecnológicas, o con sensibilidad para la tecnología, son los más demandados por los empleadores ya que las empresas son cada vez más conscientes de la necesidad de "alfabetizar" a sus empleados en esas softskills relativas al manejo de la tecnología.
Un estudio realizado por Qlik, en colaboración con The Future Labs, a través de encuestas a directivos y empleados de todo el mundo, asegura que el 85% de los empresarios considera una "habilidad esencial" el manejo de datos en el futuro, tal y como lo es hoy saber manejar un ordenador para procesar textos u hojas de cálculo. Al mismo tiempo, apunta que la mayoría de directivos - casi el 100% - espera que sus empleados sean capaces de explicar cómo los datos les han ayudado en su toma de decisiones.
Todos esto sirve para confirmar lo que muestra el informe bianual The Cities, publicado por Experis. Este estudio dice que en los últimos seis años, los perfiles de Data Analysts y Data Scientist "se han multiplicado por casi siete" (de 5349 ofertas en 2017, a 38.740 en 2021). No hay una fórmula mágica, pero un perfil técnico con altas capacidades en inteligencia emocional tendrá más oportunidades.