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La enseñanza online en plena crisis sanitaria

  • La crisis del COVID-19 está poniendo ante nuestros ojos muchísima información
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La principal debilidad, a mi juicio, de abordar la enseñanza online como se ha tenido que hacer debido al COVID-19 radica en que hay una parte importante del profesorado que no ha sido formada previamente y ha tenido que hacer unos esfuerzos enormes en muy poco tiempo. Como todos los aprendizajes, el de convertirse en un buen docente online lleva tiempo, se necesitan conocer recursos, compartir ideas, discutirlas con colegas, probar y evaluar, y eso, en la situación actual, está siendo casi imposible para quienes se enfrentan a ello por primera vez.

Entre las amenazas, destacaría la de reproducir en versión online los errores que durante años se han cometido en la educación matemática presencial: una práctica meramente reproductiva, dirigida a memorizar o rutinizar procedimientos, sin darles significado y sin profundizar en los conceptos y las relaciones entre ellos. Esta amenaza se cierne precisamente por la debilidad señalada antes: si el profesorado tiene que implementar recursos de educación matemática online en muy poco tiempo y no tiene formación, es fácil acabar recurriendo a materiales offline con esas características o a vídeos donde se ve a un profesor hacer cuentas y más cuentas en una pizarra. No sólo no es bueno para el aprendizaje de las matemáticas, sino que es contraproducente porque asienta la idea de que saber matemáticas consiste en saber aplicar algoritmos, y que es mejor cuanto más complicados sean los objetos. La práctica es esencial en matemáticas, pero lo es cuando se le dota de sentido. Si no entiendo qué significa multiplicar no lo voy a entender aunque me manden tareas de hojas y más hojas de multiplicaciones por 4 cifras, ni entenderé qué significa una raíz cuadrara por ver un vídeo de un profesor calculándola a mano con un algoritmo que, probablemente, no vuelva a utilizar en mi vida.

Pero también hay fortalezas y oportunidades. La principal fortaleza se está encuentra en la respuesta positiva, entusiasta y optimista que están teniendo el profesorado y el alumnado. La motivación es el motor del aprendizaje y, a pesar de las enormes dificultades y de lo dramático de la situación, esta situación está mostrándonos una capacidad de adaptación muy rápida.

Además, en el campo de las oportunidades, las redes sociales están generando una enorme actividad: el profesorado que ya tenía una trayectoria de formación online en matemáticas está rescatando y compartiendo recursos que ya había elaborado y evaluado en el aula, se están creando grupos de apoyo con profesorado que se ofrece a colaborar tanto con alumnado y familias que lo necesiten como con profesorado más novel.

Pero creo que la principal oportunidad que tenemos ante nosotros es aprovechar esta situación para reflexionar sobre la práctica docente en matemáticas: ¿qué enseñamos y por qué? ¿cuál es su utilidad? ¿cómo lo hacemos? No debemos centrarnos en el medio, aunque para muchas personas lo acuciante ahora mismo pueda ser qué software utilizar. Se pueden hacer auténticas virguerías tecnológicas, pero también un texto o una foto de una situación problemática, sin más, pueden servirnos. La crisis del COVID-19 está poniendo ante nuestros ojos muchísima información que podemos utilizar para generar situaciones de aprendizaje matemático a distintos niveles educativos, sin que se requieran grandes despliegues tecnológicos y, además, dando sentido al uso de las matemáticas en una realidad tan difícil como la que nos rodea: porcentajes y tasas, probabilidades, modelos de predicción, funciones y gráficas, etc.

Elaborado por Luis J. Rodríguez Muñiz, presidente de la Comisión de Educación de la RSME

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