
El mercado de divisas de Argentina casi se ha paralizado por completo esta semana después de que el peso se desplomara hasta nuevos mínimos. El banco central ha sido el único participante del mercado que ha evitado una parálisis total. La institución monetaria está intentando suavizar la depreciación del peso argentino interviniendo en el mercado vendiendo dólares y comprando pesos. Su intervención resulta vital en un mercado en el que cunde el pánico y los agentes que tienen dólares no están dispuestos a cambiarlos por pesos hasta que el temporal de los emergentes amaine.
La inflación argentina está disparada por encima del 30%, mientras que el déficit por cuenta corriente acumula varios años de crecimiento y las finanzas públicas no terminan de encontrar el equilibrio. Esto junto a la fortaleza del dólar y las subidas de tipos en EEUU están presionando a la baja al peso argentino y a otras divisas emergentes, que se han depreciado con fuerza en las últimas semanas.
El 4 de septiembre, el banco vendió 358 millones de dólares de los 650 millones negociados en el mercado al contado del peso, aproximadamente un 55% del volumen, en un intento por sostener a la moneda argentina. Los operadores dicen que prácticamente se ha convertido en el único participante que ofrece dólares.
Para ponerlo en perspectiva, la última vez que el banco central de Brasil intervino en el mercado de divisas (forex) el 30 de agosto, vendió 1.500 millones de dólares utilizando derivados en una sesión en la que el volumen total en ese mercado concreto fue de casi 38.900 millones. La intervención representó solo el 3,9% del total.
La falta de liquidez también significa que los diferenciales en demanda y oferta se han ampliado, otro factor que hace que los operadores se mantengan al margen.
El volumen negociado se ha desplomado con una caída del 52% del peso en lo que va de año. Una crisis que comenzó en abril y se intensificó la semana pasada después de que el presidente Mauricio Macri anunciase que iba a solicitar una mayor rapidez en los desembolsos de la línea de crédito de 50.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional. El anuncio, junto con la aceleración de la inflación y las expectativas de una recesión este año, ha asustando a los inversores y provocó una caída del 16% del peso la semana pasada.
"La liquidez está mejorando levemente, pero el martes se podría haber considerado un mercado quebrado con la actividad más escasa en el mes", ha asegurado Alejandro Cuadrado, estratega de Latin America FX de BBVA en Nueva York. "La conclusión es que es demasiado pronto para decir que se ha estabilizado".
¿Qué será lo siguiente para el peso argentino? Los inversores están a la espera de pistas de las negociaciones en Washington DC, donde representantes del Gobierno y del banco central se reúnen con la directora del FMI, Christine Lagarde, y su equipo para revisar el acuerdo original. Ese será el próximo catalizador para anclar las expectativas a corto plazo del peso, comenta Cuadrado.
"A partir de entonces podremos hablar de la reconstrucción del mercado y de la reducción de la volatilidad", agrega Cuadrado. "Pero es difícil ver un regreso significativo de los flujos. El apetito por bonos en dólares está llegando lentamente, pero el apetito por el peso seguirá siendo limitado".