
La devaluación del yuan 'cañonea' los esfuerzos inflacionarios en el mundo y amenaza con generar más movimientos de este tipo en los vecinos de China.
Durante los últimos años el mercado de divisas se ha convertido en un campo de batalla en el que los contendientes pelean por el crecimiento económico. Las armas que han utilizado los Bancos Centrales han sido diversas: recortes de tipos de interés hasta mínimos históricos, inyecciones de liquidez milmillonarias a las economías... todo ello justificado por el riesgo que suponía caer en una situación de deflación, y la intención de aupar el crecimiento económico en un escenario devastado por la crisis. La última ofensiva la ha lanzado China esta semana con la inesperada devaluación del yuan, un movimiento que, según los expertos, puede generar contagio en sus países vecinos, economías emergentes que pueden verse obligadas a imitar al gigante asiático para no perder competitividad.
Primero fue Japón, con el llamado Abenomics, quien puso en práctica la idea de presionar su divisa a la baja para incrementar la rentabilidad de sus exportaciones. Sin embargo, no fue el único y, a pesar de que las políticas de estímulos llevadas a cabo posteriormente por la Reserva Federal y el Banco Central Europeo -recorte de tipos de interés, además de inyecciones de liquidez al sistema a través del programa de flexibilización cuantitativa- tenían objetivos diferentes, al enfocarse en intentar incrementar la liquidez en el sistema económico para aupar el crecimiento, estos programas también generaron caídas para la divisa. En 2014 el comportamiento del euro frente al dólar estadounidense lo dejó patente: mientras Estados Unidos retiraba paulatinamente las inyecciones de liquidez -el llamado tapering de la Fed-, Mario Draghi intentaba alejar la sombra de la deflación en Europa con un recorte de tipos hasta el 0,05 por ciento, mínimos históricos que llevaron al euro a caer casi un 25 por ciento frente al dólar en 10 meses, entre mayo de 2014 y marzo de 2015. El anuncio de inyecciones de liquidez en Europa, similares a las que había llevado a cabo la Fed y el banco central de Japón, fomentaron que el euro cayera hasta los 1,05 dólares en marzo de 2015 y el mercado estimaba que el cruce llegaría a la paridad.
En medio de todo esto, China empezaba a acusar un problema de desaceleración económica y, a pesar de los esfuerzos del Gobierno por tratar de impulsar el crecimiento con políticas como un programa de mejora de infraestructuras -incluso, se llegó a especular que implementaría las famosas inyecciones de liquidez-, la desaceleración finalmente se contagió a la bolsa y ha terminado generando un desplome del Shanghai Stock Exchange, de más del 23 por ciento desde el 12 de junio hasta ahora.
Los problemas que está teniendo China para crecer están detrás de la devaluación del yuan esta semana, pero no hay que olvidar que el gigante asiático tiene otros objetivos en mente. Según se explica desde Mirae Asset -firma de inversión especializada en mercados emergentes, y uno de los mayores grupos independientes de servicios financieros en Asia-, "además de tratar de estabilizar el crecimiento económico e impulsar las exportaciones, otra de las razones detrás de la devaluación es liberalizar la divisa y que se mantenga más pegada al mercado. Con ello pretende dar pasos adelante en la inclusión del yuan en la cesta de divisas de FMI con derechos especiales de giro -SDR, por sus siglas en inglés-". Este sería el paso previo y necesario para seguir avanzando hacia una mayor liberalización del mercado de renta variable del país.
Efectos colaterales
La guerra de divisas es una carrera hacia el crecimiento económico en la que los contendientes no tienen aliados. China mira por si misma y no parece dispuesta a volver la vista atrás para ver quién ha caído en el camino. Ahora, los expertos valoran los efectos que tendrá la depreciación del yuan en el mercado. Desde Saxo Bank se explica que "si el movimiento es persistente y se dirige hacia una larga debilidad del yuan, esto podría activar una ola de deflación a lo largo del mundo, con las implicaciones obvias por parte de los bancos centrales a nivel global".
Así, teniendo en cuenta la importancia que otorga la Reserva Federal a mantener una inflación alta antes de subir los tipos de interés, la devaluación del yuan podría terminar retrasando el incremento del precio del dinero en Estados Unidos. De hecho, esta semana, tras conocerse la decisión de China, los expertos encuestados por Bloomberg cambiaron sus previsiones de cuando tendrá lugar la subida de tipos, y sólo la mitad de los analistas espera que sea en septiembre.
Desde Henderson Global Investors explican en este sentido que "la devaluación y sus efectos posteriores añade complicaciones para la política monetaria de Estados Unidos, pero los datos de la economía doméstica siguen convenciendo a la Reserva Federal para subir los tipos este año. Por ello, si nada cambia, pensamos que el movimiento de China no es suficiente para retrasar el inicio del ciclo de subidas de tipos".
Sin embargo, uno de los efectos más claros de la devaluación lo sufrirán los países asiáticos emergentes, vecinos del Dragón Rojo y que dependen de la buena salud de sus exportaciones para continuar creciendo. Desde Mirae Asset explican que "los riesgos de guerra de divisas continúan. China está en una buena posición para defender el yuan, gracias a sus sólidas reservas de divisas y su bajo endeudamiento extranjero. Lejos de fijarse en el cruce que mantienen con el dólar estadounidense, China intentará prevenir mayores apreciaciones de su tipo de cambio real". Destacan sobre los emergentes asiáticos que "teniendo en cuenta una perspectiva macroeconómica, la devaluación ha sido muy negativa para los exportadores que venden sus productos en China, además de países con los que mantienen lazos estrechos. Países como Corea del Sur, Taiwán, Hong-Kong, Singapur... se verán muy afectados". Según la firma, las divisas asiáticas con el tipo de cambio más ligado al yuan son, en orden, el won surcoreano, el dólar de Taiwán, el baht tailandés, el ringgit de Malasia, el dólar de Singapur, la rupia indonesia y el peso filipino.
Ahora, a estos países no les quedan muchas alternativas para defender su divisa, más allá de imitar a China y devaluar su moneda. Javier Santacruz, economista investigador de la Universidad de Essex, explica que "a países como Indonesia, Malasia, Taiwán y Corea no les queda más remedio que sumarse al movimiento de China, pero lo harán de forma gradual. Eso sí, tienen que empezar a hacerlo ya. Se trata de países que no tienen márgen para bajar los tipos".
Los más y menos castigados
Corea del Sur parece ser la economía que tendrá que asumir más problemas por la devaluación del yuan. Según fuentes de Bloomberg, "por valor, China importa más bienes de Corea del Sur que de ningún otro país. Mientras compra bienes por valor de 190.000 millones de dólares al año al país asiático, esto supone 30.000 millones más que Japón, y casi 36.000 millones más que Estados Unidos". Mirae Asset destaca que "Corea y Taiwán son los países asiáticos que mantienen los lazos más estrechos con China. Durante los últimos años han incrementado su dependencia de China y ahora, el 39 por ciento y 29 por ciento de sus exportaciones totales van a parar al gigante asiático, respectivamente".
Respecto a los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático -ASEAN, por sus siglas en inglés-, la firma de análisis considera que "Filipinas se mantiene como un pequeño refugio dentro de esta región, ya que cuenta con suficientes reservas de divisas, una balanza por cuenta corriente firme, depende menos del comercio con China que otros países, además de ser un importador neto de materias primas. La situación de Indonesia y Malasia es prácticamente opuesta, con pocas reservas de divisas, exportación de materias primas y déficits en sus cuentas corrientes".
En cuanto a India, "al tener poco comercio con China -sólo un 4,2 por ciento de sus exportaciones globales- y ser un importador neto de materias primas, será un país que se puede beneficiar de la situación, aunque en principio su divisa tamibén sufra presión".