
"España no ha sabido defenderse ante los aranceles impuestos en Estados Unidos a nuestros alimentos". Así de contundente se ha pronunciado hoy en Bilbao durante la celebración del congreso anual de Aecoc Gonzalo Guillén, el director general de Acesur, la empresa propietaria de marcas como La Española o Coosur.
Guillén ha destacado que nuestro país se ha quedado atrás tanto en el terreno político como en el de lobby, que sí que han hecho otros países de la Unión Europea, y aunque no ha querido acusar a nadie de forma directa sí que ha dejado claro "el hecho de tener un Gobierno en funciones no ha ayudado y al final lo hemos pagado todos los españoles".
El directivo considera que todavía es pronto para conocer cuál puede ser el impacto real sobre las ventas del aceite de oliva español en Estados Unidos, aunque ha lanzado en este sentido una advertencia. "Después de que el Gobierno norteamericano fijara los aranceles a la aceituna de mesa, las ventas a este país cayeron un 70%.
En el caso de que sucediera lo mismo con el aceite de oliva, eso significaría que perderíamos ventas de 100.000 toneladas, lo que equivale a unos 250 millones de euros", ha asegurado.Para Guillén, el problema fundamental está ahora en que "se ha roto la unidad de mercado en la Unión Europea y España ha quedado en una posición de clara desventaja frente a otros países productores del sur de Europa, como Francia o Portugal y eso es muy injusto."
Presencia internacional
Con una facturación de 635 millones de euros y presencia en más de cien países, Acesur es uno de los productores españoles de aceite de oliva más internacionalizados, obteniendo ya de los mercados exteriores la mitad de todos sus ingresos. Ante la previsión de una pérdida de negocio en Estados Unidos, la empresa admite que tendrá que buscar ya alternativas en otros países.
"Hay algunos mercados que están creciendo mucho, como Brasil, México, Australia, Japón, Corea o el sudeste asiático, además de China, que ha multiplicado por cinco el consumo de aceite de oliva". En el caso chino el principal problema es que no se trata de un país habituado al consumo de esta grasa, por lo que "a corto plazo será muy difícil reemplazar la pérdida que se registre en el mercado norteamericano".
Ante los aranceles impuestos por Estados Unidos, toda la industria agroalimentaria española se ha unido para defender los intereses del sector en una nueva plataforma liderada por Fiab, la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas, criticando tanto la actuación del Gobierno como sobre todo la de la Unión Europea. De momento, Bruselas ha anunciado ya que va a responder al Gobierno de Trump con la imposición de nuevos aranceles. La alimentación española reclama que se impongan tasas a los productos norteamericanos por 4.000 millones de dólares (3.600 millones de euros).