
La FIFA está considerando seriamente una mudanza de la que ha sido su sede durante los últimos 87 años. En un intento de alejarse de la anterior etapa presidida por Josep Blatter, que acabó en un caso de corrupción de dimensiones enormes, y en el objetivo de Gianni Infantino de dar a la institución la mayor transparencia posible, el organismo que rige el mundo del fútbol planea abandonar Zúrich y buscar una nueva ciudad donde asentarse lejos de suelo suizo.
Así lo desvela The New York Times a través de un artículo en el que esgrime dos razones principales para esta mudanza. En un primer lugar, el secretismo que siempre acompaña a Suiza y que no encaja con la transparencia prometida por Infantino en su reelección en junio de 2019, y en segundo lugar, los problemas que tiene continuamente la FIFA para contratar personal de fuera de Europa, algo que se ha incrementado en los últimos años.
Aunque todavía sin confirmación oficial, varios miembros cercanos a la FIFA sí reconocen al citado medio que esta posibilidad es cada vez mayor y una mudanza que también ayudaría para alejarse de la última etapa negra de Blatter y como alivio de Infantino. El abogado suizo lleva en el foco de la polémica en su país desde que en 2016 se viese en varias reuniones privadas con Michael Lauber, jefe de la Fiscalía Federal Suiza, que podrían haber condicionado tratos de favor en las investigaciones al organismo que gobierna el fútbol.
En cuanto a las posibles sedes, la FIFA estaría consultando grandes ciudades con facilidad de movimiento, contratación de personal y condiciones favorables de impuestos. Una de ellas podría ser París, ciudad que ya fue sede desde 1904 hasta 1932, cuando la institución decidió moverse a Zúrich por su neutralidad política, estar en el centro de Europa y ser accesible en tren. Sin embargo, la directiva de Infantino también maneja otras opciones como una mudanza parcial donde se abrirían varias sedes por todo el mundo para dar facilidades a las 211 asociaciones que integra.
Un adiós a Zúrich que de darse podría significar un gran problema para Suiza. En los últimos años el país helvético ha crecido gracias a ser considerado "el Silicon Valley de los deportes" (el Comité Olímpico Internacional se encuentra en Lausana) y la pérdida de la FIFA representaría un daño aun mayor que algunos escándalos de corrupción. Además de la gran cantidad de empleos que genera entre los suizos, se calcula que las instituciones deportivas reportan alrededor de 1.000 millones de dólares cada año al país (el coste de la propia sede de la FIFA está valorado en casi 200 millones de euros).
Un plan que Infantino y su directiva de momento están consultando, pero que de llevar a cabo significaría un nuevo paso en la nueva FIFA que el fútbol quiere conseguir y a su vez una enorme pérdida económica para Suiza. Tras casi 90 años en Zúrich, antes de 2023 (cuando acaba la actual legislatura), el organismo que rige el deporte rey podría hacer la mudanza como cambio claro de imagen.