
Los economistas consideran que la deflactación por Hacienda de los mínimos personal y familiares en el Impuesto sobre la Renta beneficiaría mucho más a las rentas más bajas que la simple deflactación de la tarifa del Impuesto.
Considera el Registro de Economistas Asesores Fiscales (Reaf) del Consejo de Economistas que la deflactación debería hacerse al tipo en que se incrementen las rentas percibidas por el contribuyente, mientras que la indexación de parámetros como los mínimos personales y familiares o de los gastos deducibles de los rendimientos del trabajo debería seguir el IPC.
Así, en una simulación realizada, un trabajador soltero y sin hijos que en 2021 tenía un sueldo bruto de 22.000 euros y en 2022 le suben un 1,5%, pasando a ganar 22.330 euros: en caso de que las tarifas permanezcan inalteradas pasa a pagar 2.861,89 euros, cuando si no le hubieran subido (por 22.000 euros brutos) pagaría 2.787,72 euros.
Si la tarifa se hubiera deflactado según la subida del salario y, además, el mínimo personal y los gastos del trabajo se hubieran indexado a la inflación del 6,5% (5.910,75 y 2.130 euros, respectivamente). Con la tarifa deflactada al 1,5% y con la indexación al 6,5% habría pagado 2.752,80 euros, esto es, 109,09 euros menos.
Por lo tanto, a la modificación de la tarifa se debería tributar por un importe de 9,34 euros y a la actualización de los otros parámetros 99,75 euros.
Si la subida hubiera sido del 3% y la deflactación al mismo porcentaje (indexando también), la diferencia alcanzaría 118,42 euros (18,67 por la modificación de la tarifa y 99,75 por los otros parámetros).
En el caso de un trabajador que ganaba, en 2021, 50.000 euros y que le suben el 1,5%, el sueldo bruto pasa a ser de 50.750 euros, el efecto de no deflactar la tarifa al 1,5% y de no indexar otros umbrales es de 181,13, de los cuales 64,48 obedecen a la tarifa y el resto, 116,65, es por los otros parámetros. Con la subida al 3%, el ahorro total es de 245,60 (128,96 por la tarifa y 116,64 por la indexación).
El presidente del Consejo General de Economistas de España, Valentín Pich, "es razonable tener en cuenta la subida nominal de rentas y la inflación en un impuesto progresivo como el Impuesto sobre la Renta". El Reaf ha venido solicitando la deflactación del Impuesto.
Valentín Pich considera, no obstante, que "la adaptación de nuestro IRPF –en lo que concierne a las tarifas y a otros parámetros– al nuevo escenario inflacionista es una decisión que ha de tomarse teniendo en cuenta que, tarde o temprano, habrá que embridar el déficit de las cuentas públicas, sobre todo cuando es previsible que la financiación de la deuda pública se vaya encareciendo por la política más estricta que anuncian los bancos centrales".
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