
La guerra hipotecaria se ha extendido de las nuevas contrataciones a las renegociaciones. Solo en febrero se cambiaron las condiciones a 8.573 contratos de préstamos, con una rebaja de un punto porcentual en sus precios originarios: caen del 4,34 al 3,32%, estima la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas).
En el abaratamiento influye la actualización a unos tipos históricamente bajos, pero también la progresiva eliminación de la cláusula suelo, explican Santiago Carbó y Francisco Rodríguez, adscritos al departamento de Estudios Financieros Funcas y autores del estudio.
La sentencia del Tribunal Supremo obligó en 2013 a BBVA, Cajamar y Novocaixagalicia -Abanca- a retirar unas cláusulas suelo que consideró opacas. No obligaba al resto de entidades, que defienden la legalidad de su inclusión porque informaron a los clientes sobre su existencia antes de firmar la hipoteca.
Avalancha de quejas
El fallo del Supremo alentó, sin embargo, una avalancha de quejas al Banco de España e inundó los juzgados con denuncias de clientes que advirtieron la desventaja del tope al ver cómo su cuota no minoraba pese al desplome del euríbor.
O bien para evitar reclamaciones de clientes enfadados, para no sufrir fugas de hipotecas cuando la contratación está en mínimos o eludir salir señalado, algunas entidades renuncian a los ingresos garantizados del tope a los intereses. Una decisión que, al igual que la guerra de precios por contratar nuevas operaciones, oprime los ya apretados márgenes financieros y es difícil de compensar por volumen: apenas se firmaron 21.298 contratos el pasado mes de febrero, frente a los 124.826 rubricadas en enero de 2007.
En pleno boom inmobiliario las hipotecas más atractivas de Europa se ofrecían en España. Los apuros de la crisis, que dispararon la prima de riesgo e impidieron a las entidades captar recursos en los mercados provocó que los precios subiesen entre 2011 y 2012 de forma más abrupta que en el resto de países, pero entre 2013 y 2014 han caído rápidamente. Según Funcas, España tiene aún uno de los tipos más caros -del 3,44, frente al 2,5% de la eurozona-, pero los tipos mínimos a los que se concedieron la mayoría de hipotecas en el pasado hacen que la cartera apenas rente un 1,8%, inferior al 2,4 medio de la eurozona.