España registró un consumo de cemento de 14,93 millones de toneladas en 2021, lo que representa un incremento del 11% con respecto a 2020, según ha desvelado este jueves la patronal del sector, Oficemen. Se trata de un nivel superior al alcanzado en 2019, antes de la pandemia, cuando se situó en 14,7 millones de toneladas. Más aún, el registro del último ejercicio, favorecido por el impulso a la obra civil y la positiva evolución del mercado de viviendas, es el más alto desde 2011 (20,4 millones de toneladas).
Oficemen, según avanzó su presidente, José Manuel Cascajero, prevé dar continuidad al crecimiento del consumo de cemento en los próximos meses, aunque de manera más moderada. Así, para 2022 la organización estima un incremento próximo al 5%, hasta alcanzar los 15,6 millones de toneladas. Una perspectiva soportada en la tendencia de la vivienda, con 108.000 unidades visadas para este año -106.000 en 2021, un 25,8% más que en 2020-, y de la obra pública, muy favorecida por los fondos europeos Next Generation.
El grado de utilización del conjunto de 33 fábricas que hay en España se encuentra aún al 50%
Ahora bien, pese a las mejoras, la industria cementera incide en que el grado de utilización del conjunto de 33 fábricas que hay en España se encuentra aún al 50%, cuando en Europa está al 80%. Pone en tela de juicio las inversiones necesarias para cumplir con los planes de descarbonización por la pérdida de rentabilidad ocasionada por la escalada del precio eléctrico y de los derechos de emisión de CO2 -los costes totales de producción han subido un 25%-.
Todo ello coloca, a juicio de Oficemen, al sector del cemento español en una posición de desventaja frente a sus vecinos europeos que sí cuentan con sistemas de compensación impositiva y exenciones, como en el caso de Francia o Alemania. Además, se añade el crecimiento de las importaciones de países como Turquía, Argelia y Egipto, que no tienen obligaciones de reducción de CO2.