
La subida de la luz en pleno verano agrava las cargas fiscales que soporta la industria turística, que se resigna a que el fisco le amargue una campaña que se prevé buena.
Tasas aéreas, impuestos sobre el tabaco y el alcohol, el IVA, el nuevo certificado energético para alquileres y, en pleno agosto, nueva subida de la luz. La temporada turística se anuncia este verano como excelente en número de visitantes, con 22,3 millones de turistas internacionales, y de gasto, con más de 23.000 millones de euros, aunque pocas empresas podrán presumir de hacer, literalmente, su agosto tanto como la Agencia Tributaria, después de que el Gobierno haya aumentado las cargas sobre prácticamente todos los negocios turísticos. En algunos casos, por encima del 2,5% de aumento del gasto global que el Observatorio de la Industria Hotelera estima que va a producirse, aunque en el Instituto de Estudios Turísticos (IET) son más optimistas y elevan ese porcentaje al 8%, incluido el gasto en el país de origen.
El presidente de la patronal hotelera Hosbec, con sede en Benidorm (Alicante), Antonio Mayor, opina que el reparto de cargas impositivas ha sido desigual. "El palo más grande ha sido para los parques temáticos, salas de fiestas, discotecas y toda la oferta complementaria, que pasaron de un IVA del 7% al 8% y luego al 21%", analiza. En su opinión, "al final, subir el alcohol, el tabaco, el IVA, las tasas aeroportuarias, etcétera, hace que todo vaya sumando y encareciendo el producto global que le ofrecemos al turista", lo que convierte a España en "un país caro y menos competitivo frente a destinos de turismo masivo, como puede ser el Caribe y el Mediterráneo".
Según este representante de los hoteleros valencianos, "cuando sumas los mismos impuestos y tasas en un país competidor, sobre todo los de turismo masivo, allí se paga mucho menos". Y concreta: "En los hoteles, por ejemplo, tenemos el IVA más caro de todo el Mediterráneo, el 10%, frente al 5,5% de Francia o el 7% de Italia y Grecia".
Hoteles
Y puede ser peor. En Cataluña, más que la subida del IVA, ha creado reticencias y rechazo la aplicación de la tasa turística que entró en vigor en noviembre del pasado año en toda la comunidad. La tasa grava la estancia en hoteles entre 0,5 euros y 2,5 euros al día por persona, en función de la tipología de alojamiento. El gremio de Hoteles de Barcelona reconoce que se ha producido una bajada en los niveles de ocupación durante los primeros meses del año, aunque la atribuye a la crisis económica. "No me atrevo a decir que, en concreto, la tasa turística haya tenido un impacto negativo, pero no puedo decir tampoco que no tenga relación con el decrecimiento en la ocupación", sostiene Manel Casals, director general del gremio. "Nos guste o no, una tasa que grave la estancia no es lo mejor para que el sector vaya bien", asegura.
Casals explica que, pese a la aplicación y subida de impuestos, "ahora estamos recuperando los niveles de ocupación. Este año hemos registrado un impacto muy negativo desde noviembre a abril, algo que normalmente era sólo característico del periodo comprendido entre diciembre y enero pero que se ha extendido hasta la primavera". En general, asegura que son los clientes nacionales los que son más contrarios a abonar la tasa, ya que, según dice, es algo que creen "no les toca pagar a ellos".
Ahora, al gremio le preocupa que pueda producirse una subida del IVA para el sector, que ya pasó de un tipo del 8% al 10% el pasado año. "Tuvimos que asumirlo y no repercutirlo en el precio de las habitaciones, pero no podríamos volver a hacerlo si pasa del 10 al 21%", recalca. "El sector hotelero es uno de los que está realmente tirando de la economía de este país. Sería catastrófico una nueva subida". El representante de los hoteleros barceloneses reconoce que los alojamientos de Barcelona están "aguantando bien la crisis", mejor que otros puntos de la geografía española, "donde han tenido que cerrar hoteles en capitales de provincia". Respecto a la subida del IVA en el tabaco o las bebidas espirituosas, Casals cree que no tendrán un efecto nulo en el sector turístico ni la hostelería en general.
Restauración
Pese a haber evitado entrar en el grupo del IVA del 21%, la hostelería ha sido uno de los sectores que más han sufrido el incremento de la presión fiscal, con, por ejemplo, una caída de ingresos del 10% respecto al año anterior en octubre de 2012, segundo mes que se aplicaba el nuevo IVA. Emilio Gallego, secretario general de la Federación Española de Hostelería, asegura que no hay que tener en cuenta solamente el incremento del IVA, que fue "todo un shock" o del IRPF, sino la de los impuestos especiales o de los costes como la electricidad, los impuestos indirectos o los efectos de la ley antitabaco. "Llueve sobre mojado, sobre todo en un sector en el que se nota especialmente el doble efecto que tiene el aumento del paro: el de la reducción de renta disponible para los ciudadanos y el efecto psicológico que produce el incremento del desempleo entre quienes sí tienen empleo, que reducen el consumo".
La hostelería sufre, según esta organización patronal, 60 meses de caída, con una restricción muy severa de la demanda que "hace que la situación sea muy complicada".
No obstante, Gallego se felicita por haber esquivado el tipo del 21% del IVA. "A nosotros nos subió del 8% al 10%, que tiene un coste fiscal de un 20%, que no es poco", afirma, a la vez que recuerda el caso de Portugal, en el que la hostelería paga un 23% y ha supuesto allí una caída de una cuarta parte de la facturación y del número de negocios. De la misma manera, alaba la decisión del Gobierno de sacar a la cerveza y el vino de la última subida de impuestos especiales al alcohol.
La Federación rechaza que el Gobierno haya echado mano del incremento de ingresos vía impuestos en vez de reducir el déficit con menos gasto. "Cuando a cualquier empresa le va mal, lo primero que hace es recortar gastos". Los hosteleros critican también el incremento "importante" de las inspecciones fiscales y, sobre todo, de las formas. Con el caso de Sergi Arola todavía caliente, Emilio Gallego asegura que "existen procedimientos reglados y creemos que no es necesario agravar la difícil situación de muchos negocios con el exhibicionismo del que han hecho gala, precintando negocios con gente en el comedor. Hacen recaer sobre la empresa unas daños añadidos de imagen muy importantes".
Por su parte, los fabricantes y vendedores de tabaco afrontan su tercera subida fiscal en apenas año y medio, lo que ha encarecido la cajetilla unos 65 céntimos. Tras caer un 25% las ventas por la ley antitabaco, las subidas fiscales han provocado una reducción del 10% del negocio cada año, según la presidenta de Empresarios y Comerciantes de Tabaco (Ecot), María Isabel González, lo que se ha traducido en un goteo de cierre de establecimientos. "El 90% del precio del tabaco son impuestos y aunque facturamos igual porque es más caro, las ganancias se reducen considerablemente y hay mucha gente que no puede mantener abierto su negocio", afirma esta dirigente empresarial. Junto a esto, el sector ha detectado un incremento importante de las inspecciones fiscales, especialmente en algunos territorios, como es el caso de Guipúzcoa, donde Bildu tiene "masacrado" al sector.
Agencias de viaje
En el sector de las agencias de viajes la subida de impuestos se percibió el año pasado. "El mayor impacto se produjo en 2012 por el aumento de los impuestos y por tener que asumir los precios ya programados", según explica Rafael Gállego, presidente de CEAV (Confederación Española de Agencias de Viajes), quien añade que "es cierto que una vez pasado el tiempo y la inclusión en las nuevas temporadas, la subida de impuestos no ha tenido mayor trascendencia". Más crítico se muestra Adolfo Maté, presidente de Fetave (Federación Empresarial de Asociaciones Territoriales de Agencias de Viajes Españolas), quien asegura que "la subida fiscal es una mala noticia y hace perder competitividad. El IVA general en Francia está por debajo del nuestro y se puede mover el flujo de turistas hacia allí".
Gállego asegura que no se aprecian menos contrataciones, en general, aunque sí se observan diferencias a la hora de contratar determinados destinos en relación a impuestos específicos, como la tasa turística implantada en Cataluña. "Cuando dices que tienen que pagar una tasa turística te miran con cara rara. La medida no es popular", asegura Adolfo Maté, quien matiza que la decisión final de contratar un destino en Cataluña varía según el perfil del cliente, puesto que no se aprecian cambios en las personas que viajan por trabajo, pero sí cuando van de vacaciones "a destinos, por ejemplo, de playa, porque 50 kilómetros al sur ya no se paga esa tasa". Además, el turista nacional es más sensible a la tasa que el extranjero.
Más preocupados están en el sector de las agencias de viajes por una inminente sentencia del Tribunal de Luxemburgo a raíz de la petición de la abogada general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, Eleanor Sharpston, para que se condene a España por aplicar las normas comunitarias sobre el IVA para las agencias de viajes de forma incorrecta. "Tener que pagar el IVA en el lugar de disfrute sería un verdadero problema por los diferentes tipos de IVA en Europa", asegura Rafael Gállego.
Campos de golf
El impacto que ha tenido la subida del IVA ha sido considerada por el sector de campos de golf como muy duro. Para Manuel Lozano, director de la Asociación Española de Gerentes de Golf, quien criticó duramente al Gobierno de Mariano Rajoy por engañar al sector con falsas promesas, es "el mayor problema" que tiene esta industria. "Hace dos años el IVA era del 7%, hoy es del 21%. Triplicar un impuesto y esperar que no pase nada no es serio", afirma. En su opinión, uno de los principales errores ha sido considerar al golf como un mero deporte y no como industria turística. Negar este carácter es tanto como decir que la Formula 1 es un mero deporte, negando su carácter de negocio", explica. Para Lozano, el caso es más sangrante aún si tenemos en cuenta que el golfista nacional es muchas veces socio accionista de un campo de golf que está acogido al régimen tributario especial de las sociedades anónimas sin ánimo de lucro, que no aplican IVA de ningún tipo. "El resultado es que el Gobierno ha hecho una reforma del IVA aplicable a los campos de golf con la intención de que el golfista nacional pague más impuestos por practicar su deporte, y ya sólo esto es una aberración. La consecuencia es que este golfista en muchas ocasiones no paga nada de IVA y, sin embargo, quien sí lo va a pagar es el turista, al que por otro lado se dice que se pretende proteger. Hacemos las cosas con los pies", subraya.
Lozano destaca que el IVA no ha sido el único gravamen que ha subido. Los campos de golf han sido víctimas, como el resto de los ciudadanos, del famoso catastrazo, con la particularidad de que no se les suelen aplicar bonificaciones en la cuota del IBI por parte de los ayuntamientos, con alguna excepción. La consecuencia es que el coste para ellos de este impuesto municipal se ha quintuplicado en algunos casos. "Hoy el precio de la electricidad, el combustible y el agua es un 40% o 50% superior que hace cuatro años. Los suministros no son impuestos, pero si atendemos al carácter regulado de sus precios y al porcentaje de impuestos que le son de aplicación, el resultados es que suministros, IBI e IVA multiplican el coste de los campos enormemente en un momento en que la única salida es ofrecer mucha calidad por un precio razonable", concluye.
Transporte
Las empresas de transporte por carretera llegan al verano sin que se hayan atendido sus reclamaciones por la subida del combustible, que estrecha sus márgenes. Entre las quejas, la de la Federación Española Empresarial de Transporte de Viajeros (Asintra) que criticó la nueva fiscalidad de los biocombustibles, que dejaron de estar exentos de impuestos el pasado 1 de enero.
Mientras en mayo de 2008 la carga impositiva sobre los impuestos en el gasóleo de automoción suponía un 38,19% del precio final medio, en 2013 la tasa ascendió al 45,3%, lo que muestra un aumento de la carga impositiva de 7,11 puntos, según se deduce de los datos del Observatorio de los Precios de los Carburantes del Ministerio de Industria y Energía. En este incremento se incluyen tanto el alza de los tipos del Impuesto de Hidrocarburos, la subida del IVA al 21% y la instauración del céntimo sanitario autonómico, que no es un céntimo sino hasta 4,8 céntimos por litro y que provoca grandes desigualdades en el mercado español. Prueba de ello es que el precio final del gasóleo en mayo pasado oscilaba entre los 1,28 euros por litro en el País Vasco y los 1,34 euros en Castilla y León.
Apartamentos turísticos
Las empresas de apartamentos turísticos se encuentran este verano con la novedad, desde el 1 de junio, de tener que contar con un certificado energético para poder vender o alquilar un inmueble, cuya tasa varía según la comunidad autónoma. Un gasto que se suma a los numerosos tributos que soportan y que agranda la diferencia de precio con los apartamentos piratas, que no pagan ninguno.
A este hándicap se suman otros problemas, como los que sigue provocando en Andalucía la ley sobre viviendas de protección oficial (VPO) y del suelo. "Ahora estamos pagando las consecuencias", explican los promotores de turismo residencial y deportivo. El presidente de la Federación Nacional y Andaluza de Urbanizadores y Turismo Residencial, Ricardo Arranz, señala que, a pesar del tiempo transcurrido, esa ley, "que fue demoledora", sigue dañando a la economía de Andalucía y al desarrollo del turismo residencial. "No es el único problema, el Banco de España ha dejado los suelos sin valor y el Gobierno central está asustando a los inversores", advierte el empresario andaluz, que critica las "trabas" que tienen los extranjeros para comprar apartamentos turísticos.
Arranz afirma que "se necesita sentido común para competir con países de nuestro entorno como Italia, Francia y Portugal y copiar lo bueno de Estados Unidos". Señala que de esta crisis tenemos que salir reforzados apostando por la calidad y la excelencia, y subraya que en Estados Unidos están apostando por un producto nuevo, residence, donde el comprador adquiere un inmueble que, cuando no lo utiliza el propietario, lo explota como producto turístico.
Información elaborada por Javier Alfonso, Mireia Corchón, Rafael Daniel, José María Camacho, Carmen Larrakoetxea, Eva Sereno y Ruth Lodeiro.