
La ofensiva soberanista y la convocatoria del referéndum ilegal de independencia el próximo 1 de octubre empiezan a pasar factura a las empresas. De acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el comercio catalán registró un crecimiento nulo el pasado mes de julio, situándose por debajo de trece comunidades autónomas.
Cataluña quedó muy por detrás de regiones como Navarra, que creció un 2,8%; las Islas Baleares, con un aumento de las ventas del comercio del 2,3%; Canarias, con un 2,1% o Madrid, con el 1,9%. Además de situarse por debajo de la media nacional (0,7%), Cataluña tan sólo logró superar así a las dos Castillas, Extremadura, Ceuta y Melilla.
Son datos que han hecho saltar las alarmas en el sector, sobre todo porque el frenazo se produce en pleno verano, cuando se están batiendo todos los récords de afluencia turística y la tendencia debería ser más bien la contraria. De hecho, Baleares o Canarias están registrando fuertes crecimientos en los últimos dos meses, afianzándose en las posiciones de cabeza.
Pero lo peor para el sector es que parece que es una tendencia que se está acentuando. Las ventas del comercio catalán cayeron un 2,9% en abril, el peor dato de toda España, a excepción de Ceuta y Melilla, pero hay que tener en cuenta que la Semana Santa cayó precisamente en ese mes cuando en 2016 lo hizo en marzo, por lo que hubo más días festivos.
Debilidad del consumo
El problema es que a partir de ahí la tendencia es a la baja de forma constante. Si en mayo, de acuerdo siempre con los datos del INE, el comercio catalán creció un 2,5%, en junio esa tasa cayó ya hasta el 1,2%, situándose en julio en el 0%. Con ello, Cataluña se sitúa a lo largo de los últimos meses y de forma consecutiva en el furgón de cola.
Todos los expertos consultados por elEconomista coinciden en señalar que no hay ninguna explicación lógica para esta caída y que la única justificación posible es el desafío independentista. "En cuanto surgen incertidumbres políticas o económicas, el consumidor tiende de forma automática a frenar sus compras y en Cataluña eso es algo que estamos viviendo desde hace tiempo, pero que ahora se está acentuando", asegura un directivo del sector que prefiere mantener el anonimato.
La debilidad del consumo en Cataluña ha provocado, de hecho, que en el acumulado de los siete primeros meses del año se registre una caída del 0,3%. De acuerdo con los datos desagregados del Instituto Catalán de Estadística (Idescat), a precios constantes, si se excluyen las ventas en las estaciones de servicio, el sector habría caído incluso un 0,1% en julio, aunque si se tiene en cuenta la inflación hay un crecimiento del 1,7%.
La radiografía de Idescat muestra que la alimentación crece un 1,5% en julio -siempre a precios constantes-, pero, en cambio, hay una caída del 0,7% en equipamiento personal y del 0,6% en el del hogar. En el sector no ocultan calificar estos datos como "preocupantes" ante "la locura que estamos viviendo desde hace tiempo", a la espera ahora de que se conozcan las cifras de cierre del mes de agosto y especialmente la evolución de septiembre porque la caída podría acentuarse.
Restricciones al comercio
Lejos de aprobar iniciativas que impulsen la actividad del sector, el Parlament de Cataluña aprobó el pasado mes de julio una nueva Ley de comercio sumamente restrictiva, lo que ha puesto en pie de guerra a la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), que engloba a compañías como El Corte Inglés, Carrefour, Eroski, Alcampo, Ikea, Leroy Merlin, Cortefiel o C&A, entre otras, y que representa a casi el 20% del total del comercio.
La patronal considera que esta ley, que limita los horarios de apertura y prohíbe abrir en determinados festivos "es anacrónica y queda totalmente al margen de los profundos cambios que vive hoy el consumo y el rápido avance de la transformación digital".
Según denuncian, "la norma permanece anclada en la legislación comercial proteccionista de los años ochenta y se ha olvidado absolutamente de la existencia del comercio online", con lo que se "perjudica enormemente a millones de consumidores que, por distintos motivos, necesitan horarios comerciales más amplios". Y todo ello concediendo "una enorme ventaja competitiva al comercio online, operado principalmente por grandes firmas globales, que no están sujetas a las restricciones impuestas por la Generalitat al resto de competidores".
Empresarios advierten del "caos administrativo"
La organización empresarial contraria a la independencia Empresarios de Cataluña (EC) advirtió este martes de que si la Agencia Tributaria Catalana (ATC) lleva a cabo todas las funciones anunciadas, se generará "un caos administrativo" entre las pymes y los autónomos. En un comunicado, el presidente de EC, Josep Bou, aseguró que "el objetivo indisimulado de la Agencia Tributaria Catalana, más allá de confiscar recursos ajenos, es el de minar la autoridad del Estado, generar confusión en pymes y autónomos y crear un ambiente social favorable a los intereses separatistas".
A su juicio, los planes del 'Govern' para desplegar la Agencia Tributaria provocarán que las empresas reciban dobles notificaciones de pago de retenciones e impuestos, tanto por parte de la Generalitat como de la Administración estatal. Bou también piensa que creará conflictos entre los trabajadores y augura "la paralización de la vida cotidiana de las compañías catalanas", con "efectos graves en la economía".