
CaixaBank insta en su último informe sectorial agroalimentario, consultado por elEconomista, a "poner en valor" el aceite de oliva nacional, que tiene la oportunidad de ganar mercado interno y externo como alternativa ante la escasez de aceite de girasol que ha comportado la guerra de Ucrania.
El servicio de estudios del banco incide en la elevada dependencia del aceite de girasol de Ucrania, pues la producción doméstica es relativamente baja y las posibilidades de ser sustituido por otros productores es escasa, ya que Ucrania y Rusia copan casi el 80% de las exportaciones mundiales de este aceite, usado a nivel industrial en las conservas y en la elaboración de todo tipo de alimentos procesados, a parte de en el consumo doméstico.
La alternativa sería usar grasas vegetales alternativas, como aceite de soja, de palma o de colza, cuyos precios están repuntando en los mercados internacionales, o aceite de oliva, del que España es el primer productor mundial.
Y es ahí donde el informe llama a aprovechar esta situación y analiza el sector oleícola español. Como frenos, enumera la atomización de los cultivos y su baja tecnificación, que reduce el rendimiento de las cosechas y dispara los costes, además de lastrar la capacidad de negociación de los productores para marcar precios y posicionarse a nivel comercial.
El documento pone cifras: casi la mitad del olivar en España es tradicional mecanizable y apenas un 3% es superintensivo: en el primer caso, el rendimiento por hectárea es entre un 40% y un 65% inferior y el coste de producción puede llegar a ser el doble.
Como punto positivo, España presenta una elevada diversificación geográfica en sus ventas al exterior, superior a la de los principales competidores y que, además, se ha acrecentado en los últimos años. Vende a más de 160 países, si bien el 81% del volumen se concentra en el top 10, con Italia como principal destino con un 28,2% del total.
De hecho, Italia y otros países envasan aceite a granel español y lo venden con sus marcas a un precio superior. Así, la clave está en incrementar el valor de las exportaciones, más aún teniendo en cuenta la elevada calidad del oro líquido nacional, a través de posicionamiento de marca y una estrategia adecuada de comercialización, indica CaixaBank Research.
Y es que, con cerca de 340 millones de olivos, España es líder mundial en superficie, producción, comercialización y exportación de productos del olivar, tanto aceitunas como, especialmente, aceite, a cuya fabricación destina más del 90% de la superficie cultivada y de la producción de aceituna, pero dos tercios de las exportaciones se realizan a granel.
Casi el 80% del aceite producido se destina al mercado exterior (más de un millón de toneladas en la campaña 2020-2021), ocupando el tercer lugar entre las exportaciones agroalimentarias del país, por detrás de la carne de porcino y los cítricos.
Pero, aunque España es el primer exportador mundial de aceite de oliva, tanto en volumen como en valor, mientras que en el primer caso prácticamente triplica las exportaciones de Italia, el segundo país del ranking, la distancia en términos de valor se reduce considerablemente. El motivo es que los precios medios son muy superiores en el caso italiano: 4,42 euros/kg para el promedio 2015-2021, frente a 3,22 euros/kg para el aceite español.
Afectación por la guerra
El informe expone que la guerra en Ucrania afectará de forma directa al sector agroalimentario porque Rusia y Ucrania son grandes exportadores de productos agrarios a nivel mundial.
En particular, el campo español tiene una elevada dependencia de las importaciones de cereales (harinas y alimentación animal), aceite de girasol y abonos minerales (fertilizantes). En concreto, el 29,7% del maíz, el 19,3% del centeno, el 4,8% de la cebada, el 63% del aceite de girasol y el 8,6% de los abonos minerales importados en 2021 procedieron de la región.
Por el contrario, el impacto para el canal exportador nacional será limitado, puesto que el peso del mercado ruso ya se había reducido drásticamente desde 2014 por el veto ruso a la importación de productos agrícolas europeos. Las exportaciones agroalimentarias a Rusia y Ucrania apenas supusieron el 0,4% y el 0,3% del total en 2021, respectivamente.
En cualquier caso, CaixaBank Research sostiene que, dada la elevada incertidumbre, todavía es prematuro valorar hasta qué punto el sector agroalimentario se verá afectado por todos estos canales y las medidas que se tomarán para paliar dicho impacto.
En función de la duración del conflicto, del ámbito geográfico en el que se circunscriba y de las sanciones y contrasanciones que se impongan, el impacto será más o menos abultado.