La compañía familiar de joyerías Rabat espera recuperar este año las cifras de negocio prepandemia gracias al crecimiento del cliente nacional, que ha compensado el desplome del turismo, según ha explicado este martes su presidente ejecutivo, Jordi Rabat.
La empresa nacida en Badalona en 1977 cuenta actualmente con siete tiendas en Barcelona, Madrid, Tarragona, Valencia e Ibiza, y de momento no contempla más aperturas, aunque sí la mejora de las boutiques actuales y la apuesta por la digitalización como escaparate para sus productos, con joyería propia y especialidad en grandes marcas internacionales de relojería.
La pandemia truncó la senda ascendente de facturación, que en 2019 alcanzó los 117,5 millones de euros, mientras que en 2020 cayó hasta los 73 millones y un ebitda "milagrosamente" positivo, si bien el resultado neto quedó en negativo.
Antes de la llegada del Covid-19, los clientes extranjeros suponían el 60% del total, y cayeron al 30%, pero la buena respuesta de los clientes nacionales ha permitido remontar las ventas hasta los 106 millones en 2021, lo que todavía supone un 10% menos que en 2019, pero ha devuelto el resultado a números negros.

Además, Jordi Rabat confía en proseguir la senda ascendente en 2022, con crecimiento de la facturación a doble dígito, de forma que se recupere el volumen de negocio anterior a la pandemia.
Rabat, con tiendas insignia en el Paseo de Gracia de Barcelona y la calle Serrano de Madrid, cuenta con 185 empleados y pretende seguir en manos de la familia propietaria, con Jordi Rabat al frente como miembro de la segunda generación.