Cataluña debe multiplicar por 18 la potencia de energías renovables instalada actualmente para cumplir los objetivos de neutralidad climática en 2050, según la Prospectiva Energética de Cataluña 2050 (Proencat 2050), elaborada por el Instituto Catalán de Energía (ICAEN) y que han presentado este viernes la consejera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, Teresa Jordà, y la directora de la ICAEN, Marta Morera.
Jordà ha reconocido que "el reto es gigantesco", pero ha asegurado: "Queremos alcanzar la neutralidad climática, tenemos un plan para definir un modelo energético renovable y distribuido, y sabemos cómo llevarlo a cabo". En ese plan, la nuclear desaparece por completo en 2040, una vez finalicen las concesiones actuales a las tres centrales que operan en la comunidad autónoma.
"El cierre de las nucleares en la fecha prevista es posible", ha sostenido la consejera, que ha detallado que, de producirse algún cambio en el calendario, "será el Parlament el que lo decida".
Implicación ciudadana
Jordà también ha otorgado a la eólica marina "un papel protagonista" –con la previsión de 1.000 MW en 2030 y 3.500 en 2050-, siempre desde el "rigor" y el respeto al entorno, y también ha lanzado un aviso ante la fuerte oposición ciudadana a la instalación de parques renovables: "Se prevén más de 500.000 instalaciones fotovoltaicas en tejados y cubiertas para 2050, pero el autoconsumo no será suficiente".
El Plan Territorial Sectorial de las Energías Renovables deberá definir las ubicaciones de los parques de generación renovable con el territorio, que podrá decir "aquí no", pero también deberá decidir donde sí: "Esta revolución, o la hacemos o nos la harán", ha señalado la consejera, que ha reconocido que las renovables cambiarán los paisajes.
Se da la circunstancia de que la propia normativa energética catalana ha frenado durante una década el desarrollo de las renovables en Cataluña, sin nuevos parques eólicos desde 2012 y con despliegue residual de la energía fotovoltaica, algo que pretende solventar el recientemente actualizado decreto autonómico del sector, si bien mantiene trabas para los promotores de mayor potencia.
Objetivos cuantificados
Según la Proencat 2050, Cataluña puede cubrir el 97,5% del consumo de energía primaria con energías renovables con un empleo del 2,5% de su territorio para usos energéticos. La Generalitat defiende que esta cifra está lejos de la actual huella ecológica asociada al actual modelo fósil y nuclear, que equivale a tres veces la superficie de la región.
De acuerdo con los cálculos efectuados, para el año 2030 será necesario incorporar hasta 12.000 MW de energías renovables (5.000 MW de energía eólica y 7.000 MW de fotovoltaica), cifra que deberá crecer hasta los casi 62.000 MW en 2050. Estas cifras deben permitir, por un lado, hacer frente al cierre previsto de las centrales nucleares, y por otro, hacer que la energía eólica suponga en 2050 el 50% de la generación eléctrica de la autonomía, y la fotovoltaica, el 43%.
Estos datos incluyen el aprovechamiento del potencial fotovoltaico existente en los edificios y en otros espacios antropizados (como carreteras, puertos y aeropuertos). Se ha previsto la instalación de más de 11.000 MW en instalaciones fotovoltaicas en edificios y 2.600 MW de energía fotovoltaica en otros espacios antropizados, que aportarán hasta el 40% del total de la energía solar que se genere en Cataluña.
En conjunto, hasta 2050 entrarán en servicio alrededor de las 500.000 instalaciones de energía eléctrica en tejados y cubiertas, muchas de ellas asociadas a sistemas de autoconsumo y generación distribuida, que permitirán aprovechar hasta un 65% de su total potencial.

Almacenamiento y otras energías
Para garantizar el suministro y gestión de las energías renovables, el futuro sistema eléctrico deberá disponer de sistemas de almacenamiento que permitan desplazar en el tiempo los excedentes de energía, tanto a corto plazo como de forma estacional.
Para garantizar el equilibrio entre oferta y demanda, la Generalitat confía en el creciente uso de baterías eléctricas domésticas e industriales así como en los sistemas hidroeléctricos de bombeo y una gestión distinta de las centrales hidroeléctricas con embalse.
Por lo que respecta al sector energético no eléctrico, la Prospectiva Energética de Cataluña 2050 tiene en cuenta la importancia de los combustibles renovables en la transición energética. El aprovechamiento de la energía solar térmica, de la biomasa, el biogás o los subproductos de origen renovable son algunas de las líneas que el documento apuesta por maximizar, ya que son energías que se pueden utilizar para sustituir energías fósiles para usos térmicos o bien para la generación de electricidad gestionable.
En este sentido, el estudio también contempla el potencial limitado de estos recursos, y la utilización de algunos de estos combustibles para usos no energéticos, y tiene en cuenta aspectos como el respeto a la soberanía alimentaria.
El hidrógeno producido a partir de energías renovables tendrá un papel significativo en el escenario objetivo. Las previsiones indican que este vector energético estará presente como materia prima en determinados procesos industriales que necesitan hidrógeno y, de forma selectiva, como combustible en aquellos sectores y usos energéticos que son difíciles de electrificar, como el transporte marítimo y transporte pesado de mercancías por carretera, así como hornos industriales de muy alta temperatura.
La Generalitat calcula que la producción de hidrógeno de origen renovable como combustible y/o materia prima en el sector energético, transporte e industria será de casi 95.000 toneladas en 2050.
Si se cumplen todos los objetivos, la dependencia energética de Cataluña respecto al exterior de la región pasará del 94,2% actual al 6,7% en 2050.