Cataluña

Facet matricula las joyas para garantizar su trazabilidad

  • La pandemia ha forzado al fabricante a tener fábrica en Córdoba, para no depender de Bombay
  • La firma catalana reducirá sus ventas un 40% hasta poco más de 14 millones en 2020
Una trabajadora de los talleres Facet. EE
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La compañía catalana especializada en el diseño, fabricación y distribución de joyería de alta gama Facet ha conseguido garantizar la trazabilidad de todas sus piezas, especialmente de los diamantes que engarza con metales preciosos (oro, plata y platino).

Con este objetivo sus propietarios, la familia Serret, han creado la firma Tracemark, que controla y audita toda la cadena de suministro de las materias primas "con los más altos estándares de integridad", desde el oro con la certificación Chain of Custody (CoC) y la extracción de los diamantes, la fabricación y venta, hasta llegar al cliente final. Es la primera empresa que "hace la trazabilidad de las piezas como fórmula para garantizar el auténtico lujo sostenible", comenta la impulsora de Tracemark, Berta Serret, miembro de la segunda generación.

Cada pieza lleva gravada con láser una matrícula y en la etiqueta hay un código QR que redirige a una web con toda la información de la joya. Su propietario puede completar los datos con imágenes o textos, evitando posibles falsificaciones o identificándola en caso de robo.

Para llegar a este punto, Facet lleva más de un año readaptando la producción de su fábrica en Bombay, que empleaba a 400 personas -con la pandemia la plantilla ha disminuido a poco más de un centenar y la producción está al 10%-. "Contactamos con los proveedores y suministradores para que se sumara al proyecto", concreta Berta Serret.

Advierte de que las grandes marcas de joyería han intentado "sin éxito" garantizar la trazabilidad de sus piezas para mejorar su transparencia y contribuir a la sostenibilidad porque "la industria de los diamantes y de las joyas ha sido muy opaca, muy contaminante, ha violado los derechos humanos… el 35% del mercurio que contamina la biosfera proviene de la actividad minera de la extracción de diamantes".

Tracemark nace con la voluntad de ser un instrumento para todos los fabricantes de joyas que quieren garantizar la sostenibilidad de sus piezas. La firma ofrecerá sus servicios a terceros que "estén dispuestos a asumir nuestro protocolo y a garantizar la trazabilidad de todo su proceso de producción", concreta Berta Serret.

En Facet "tuvimos que liquidar todo el estoc que teníamos para ir incorporando todos los materiales certificados", manifiesta su padre Josep Miquel Serret quien, a finales de los años ochenta, fundó Facet con los socios Jaume Garrós y Francesc Quer. Josep Miquel Serret destaca que "hay que tener voluntad de cumplir con los criterios éticos y de sostenibilidad y creérselo, porque en algunos procesos se pierde competitividad".

En la actualidad, únicamente en manos de Serret, Facet diseña y fabrica para empresas y distribuidores de todo el mundo, unos 1.500 clientes, desde grandes marcas de lujo a joyerías de barrio, y exporta el 80% de su producción.

Su dependencia de los mercados exteriores y su implantación en la India ha sido un handicap en tiempos Covid. "La pandemia nos ha demostrado que no podemos depender de un país, de seguir arriesgándonos a tener toda la capacidad productiva en la India", y han optado por la reindustrialización.

El pasado mes de septiembre han abierto fábrica en Córdoba, de la mano de un socio local, Alias Concept, para producir toda la gama con fundición a la cera perdida, pero también joyas de más valor añadido con corte por láser o estampación. En Córdoba se han creado 50 empleos directos y otros tantos indirectos. "2020 es un año complejo", facturarán unos 14,4 millones con una caída de las ventas del 40% respecto a los 24 millones de 2019, y se prevén unas pérdidas de dos millones.

Con marca propia

La dimensión del mercado estadounidense, el primero del mundo en volumen de ventas en joyería, facilita que Facet pueda vender directamente con marca propia, Facet Barcelona. Pero se circunscribirá a Estados Unidos porque en Europa no se entendería "que fuéramos la competencia de nuestros clientes", explica Josep Miquel Serret.

Es un tema de volumen y de distancias, admite y explica que una gran tienda en Europa puede facturar un millón de euros, cuando en cualquier zona de Estados Unidos llega a los diez millones.

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