Capital Riesgo

Terratest (Nazca) recurre a la vía concursal para buscar una compra rescate

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La ingeniería Terratest, propiedad del fondo de capital privado Nazca, encara el capítulo final de una nueva reestructuración. Pese a salvar un match ball el pasado año y esquivar la quiebra tras imponer un plan de reestructuración ante Cofides y la banca, el grupo constructor ha activado casi un año después la venta troceada del grupo al no ver superados los objetivos marcados. La solución escogida ha sido activar una venta directa mediante la fórmula del prepack, una opción desarrollada bajo la nueva Ley Concursal y a la que ya se han acogido otras empresas en apuros como la hotelera Room Mate, We Are Knitters o Svenson. La oferta que hay en firme hasta el momento es la del grupo constructor Casais, si bien el proceso está diseñado para despertar concurrencia para que aparezcan más interesados.

La compañía ha iniciado los trámites solicitando al Juzgado Mercantil Número 19 de Madrid el nombramiento de un experto independiente que recaude ofertas para coordinar el traspaso de activos durante los próximos días. El elegido ha sido el economista Rafael Marras Fernández-Cid, quien ha trabajado en reestructuraciones conocidas como la del Real Murcia Club de Fútbol, mientras que la firma Manassets Gestión de Activos pilotará el proceso. La resolución del proceso se esperaba para el mes de septiembre.

La compañía está siendo asesorada legalmente por el despacho Uría Menéndez, mientras que la mayoría de la banca acreedora (BBVA, Santander, Deutsche Bank y BFF Finance) cuenta con Ontier como representante. CaixaBank, que también figura entre el pool, se apoya en Dentons. De la documentación consultada por este periódico se desprende que los activos que componen la unidad productiva y salen a la venta corresponden a los comprendidos en proyectos de cimentaciones, consolidación de suelos, geotecnia, estructuras y prefabricados de Terratest en la península ibérica, incluyendo Gibraltar.

La unidad productiva, comprendida en activos de distintas sociedades (Gtceisu Construcción SA, Terratest SA, Terratest Cimentaciones SLU y Terratest Group SLU), se valora únicamente 9,98 millones de euros, cifra que se encuentra a años luz de la valoración de la compañía en 2018 (200 millones de euros), cuando fue adquirida por la gestora española que lideran Carlos Carbó y Álvaro Mariategui. El perímetro, no obstante, no incluye activos internacionales, como, por ejemplo, la filial de Rumanía y las de otros países en los que la empresa está presente.

Terratest hasta el momento había probado suerte buscando comprador para parte de la compañía sin intervención judicial. La empresa que tiene a Jose Montero Ruiz de Molina como director ejecutivo global dio mandato para ello a la firma de servicios profesionales GBS Finance, que había encontrado entre los interesados a la constructora portuguesa Casais, como explicó este periódico el pasado mes de mayo. Nazca y Terratest han declinado realizar comentarios tras ser consultados por este periódico.

Con sede en la ciudad de Braga e ingresos anuales de 830 millones de euros, el grupo luso ahora ha depositado una oferta vinculante por la compañía a través de la sociedad Titan Advance, constituida adhoc para esta operación. El plan de compra de Casais, según la documentación consultada, asume que se solicitará la declaración de concurso de las sociedades españolas de Terratest y que la compañía compradora se subrogará 241 trabajadores de la firma española. El candidato advierte también de que su oferta tiene como fecha límite de validez el próximo 15 de septiembre, ya que la empresa a adquirir "está en riesgo de inmediato colapso" y cualquier retraso puede desvirtuar los términos de la adquisición.

Antigua reestructuración

La nueva alternativa para la supervivencia de Terratest llega casi justo un año después de haber sellado un plan de viabilidad que despertó ampollas entre la banca y la empresa pública Cofides. Este grupo de acreedores se vio arrastrado por el plan de reestructuración impuesto -hoy todavía con algunos aspectos bajo disputa judicial- en el que la compañía española se salvó de la quiebra, gracias, entre otros, a una quita de 131 millones de euros. El plan de salvación incluyó también la inyección de nuevo capital (13,8 millones) y nuevos avales.

Las entidades financieras han visto ahora la imposibilidad de recuperar toda su deuda pese a que otros acreedores, como el fondo Tikehau, sí ha podido hacerlo. La clave: la gestora francesa canceló antes su deuda al ejecutar las garantías que tenía en la filial de Estados Unidos de Terratest y traspasó esta unidad de negocio a un inversor industrial.

Con todo, los responsables de la compañía anticiparon para este ejercicio en curso un resultado bruto de explotación (ebitda) de 12 millones y unos ingresos de 120 millones. Según explicaron en una entrevista, para el último año de la nueva hoja de ruta la firma contemplaba ventas de 145 millones y un ebitda de unos 20 millones.

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