Capital Riesgo

TSK explora salir a bolsa con el 'atajo' del BME como nueva opción frente a la venta

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TSK abre una nueva puerta de entrada a su próximo socio. La ingeniería asturiana está explorando la opción de saltar al parqué a través de la nueva fórmula de Bolsas y Mercados Españoles (BME), conocida como BME Easy Access, en paralelo y como alternativa a la venta parcial de la compañía a través de una clásica operación de M&A, según coinciden fuentes consultadas por elEconomista.es. La operación, conocida en la jerga financiera como dual track, está en una etapa muy embrionaria, dejando la vuelta del verano como fecha tentativa para conocer los primeros avances.

De decantarse por esta vía, la empresa de la familia Vallina, que hace meses se decidió a abrir su capital tras dar mandato a la unidad de banca de inversión de Banco Santander y a la entidad internacional Stifel para que peinaran el mercado, sería la primera empresa española en estrenar esta nueva modalidad de salida a bolsa, caracterizada por las mayores facilidades en el proceso previo de colocación de acciones o suscripción de nuevos títulos en el mercado.

La compañía que preside Sabino García Vallina y dirige Joaquín García Rico como consejero delegado ya ha dado los primeros pasos para explorar el BME Easy Access. Se ha comprometido a cumplir un cronograma de hitos, empezando por el envío del borrador del primer folleto que deberá ser revisado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Entre la documentación a incluir por parte de la empresa están sus cifras financieras más vitales. Las de 2024, último ejercicio cerrado, fueron remitidas hace unas semanas al Mercado Alternativa de Renta Fija (MARF). Los números: TSK obtuvo ingresos de 1.020 millones de euros y el resultado bruto de explotación (ebitda) fue de 72,84 millones de euros. El resultado final arrojó beneficios. La mejor noticia es que la empresa tiene su cartera de contratación en cifras récord para emprender un plan de crecimiento en los próximos años.

Otras fuentes del mercado matizan que la opción de salida a bolsa es "una posibilidad" pero que la compañía está enfocada principalmente en la operación corporativa clásica, que lleva más tiempo diseñada y, por tanto, ha cogido mayor tracción. En concreto, esta modalidad arrancó a principios de año y por ella ya han mostrado interés fondos árabes, de Estados Unidos y Europa, así como grupos con nombre propio como Energy China, como adelantó este periódico.

Lo cierto es que la posibilidad de salir a bolsa ha ocupado la agenda de TSK en varias ocasiones. En 2019 se apuntó a que la empresa pensaba en dar el salto al parqué únicamente a través de sus renovables, cuya valoración entonces era de 350 millones de euros. A diferencia de ahora, en la que la sequía a bolsa es dominante, la compañía trataba de aprovechar una tendencia a la que se subieron otras empresas con sus propias divisiones de energía.

La última vez que trascendió el interés por los mercados públicos fue hace más de un año. En ese momento, la compañía buscaba financiación para seguir creciendo y negociaba con la banca a la vez que activaba un plan de rotación de activos por valor de 260 millones de euros. En este sentido, la compañía puso en el escaparate su planta termosolar Negev Energy en Israel y el complejo Solar Las Ánimas y Versalles, integrado por seis plantas fotovoltaicas situadas en México.

Un atajo en la bolsa

La opción de TSK alternativa al M&A es estar listado en el BME Easy Access, un mercado que todavía no ha explorado ninguna compañía. El supervisor bursátil aprobó el pasado mes de junio esta modalidad en la que las empresas con una capitalización mínima de 500 millones de euros -se podría estudiar la intención de alguna empresa de menor tamaño -pueden estar listadas sin haber realizado la colocación habitual de acciones. Este nuevo atajo se ha puesto en marcha para tratar de reanimar los debuts bursátiles y emana de una batería de medidas contempladas en la Listing Act aprobada por la Unión Europea para revitalizar los mercados públicos.

El funcionamiento de este mercado es algo particular. Las compañías tiene un plazo de hasta 18 meses prorrogables, en los que se realiza colocaciones con escasa antelación, lo que contrasta con los varios meses previos que ahora se necesitan para avisar. Las empresas ganan margen así para no fijar una fecha concreta para salir a cotizar y sortean los riesgos macroeconómicos que pueden desvirtuar el momento de fijación de precios en los días previos, como así ha sucedido durante el último año en operaciones abortadas como Europastry o el grupo de moda Tendam. El primero de ellos ha probado sin suerte una venta privada a Criteria y el segundo ha encontrado comprador en Multiply Group.

Otra novedad se da entre los inversores que pueden participar en el primer proceso de negociación en el mercado. Solo pueden comprar y vender las acciones de este tipo de compañías los accionistas de la sociedad emisora existentes en la fecha de la admisión e inversores clasificados como profesionales por su intermediario financiero. Lo podrán hacer solo en la modalidad de bloques, con un efectivo mínimo de 100.000 euros.

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