
Vicinay, líder mundial en diseño, ingeniería y fabricación de cadenas y líneas de fondeo de alta tecnología para estructuras flotantes (offshore) de los sectores oil&gas y eólico marino flotante y naval, negocia con la banca la refinanciación de su deuda, que asciende a 125 millones de euros. La compañía centenaria y de capital familiar, que fue rescatada en 2022 por parte del Gobierno desde la Sepi con motivo de la crisis del coronavirus, se sienta desde hace meses con un pool de entidades financieras que capitanea Banco Santander y que ha recurrido a los servicios de la firma de servicios financieros FTI Consulting para llegar a un acuerdo en los próximos meses y evitar la entrada de la compañía en situación de insolvencia, según distintas fuentes consultadas por elEconomista.es.
Las mismas voces apuntan a que las entidades financieras ahora mismo están presionando a la compañía para que venda algunos activos localizados fuera de España y obtenga así la liquidez necesaria para ganar liquidez y oxígeno. Pese a las tensiones financieras, la compañía, que ha sido analizada en los últimos meses por distintos inversores de corte oportunista y por entidades de financiación alternativa, no se encuentra actualmente inmersa en situación preconcursal. Vicinay no contestó a las peticiones de comentarios remitidas por este periódico.
Además de Banco Santander, en el pool de bancos figuran CaixaBank, Abanca, Kutxabank, BBVA y Banco Sabadell, entre otros. Las últimas cuentas de la compañía, referidas todavía al año 2022, detallan que "la actividad de las sociedades filiales se ha realizado en un entorno económico complejo, afectado por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania y, en menor medida, por la continuidad de los efectos de la pandemia del Covid-19".
Borja Vicinay, presidente del consejo de administración, apuntó en su carta anual al "año de grandes dificultades macroeconómicas, con especial mención al aumento desmedido de la inflación y el incremento de los tipos de interés impuestos por los bancos centrales tras años de políticas monetarias expansivas".
La empresa, que da empleo a más de 400 personas en todo el mundo y comercializa sus productos en más de 30 países, tuvo ingresos de 98 millones de euros, según su informe de gestión. Son cifras lejanas a las registradas en 2019, cuando el grupo generó unas ventas de 125 millones a nivel mundial (81 millones correspondientes a las sociedades domiciliadas en España).
Deuda pública
Entre los acreedores de Vicinay figura el Gobierno estatal, a través de la Sepi. Concretamente a través del Fasee, como así se conoce al fondo de rescate habilitado tras la pandemia mundial del coronavirus para evitar la quiebra de grandes empresas y garantizar así el mantenimiento del mayor número de empleos. El importe total de la ayuda autorizada fue de 32 millones de euros a través de un préstamo participativo y los primeros vencimientos están fijados para este 2025.
Pese a ello, Vicinay se ha visto en los años posteriores a este rescate a acometer distintos Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). A finales de 2023 se recurrió a este mecanismo aludiendo a razones de productividad en su fábrica de Sestao (Bizkaia). "Es la tercera vez en cuatro años que la empresa quiere implantar una medida de este tipo", afirmó el sindicato LAB.
Otra de las entidades públicas expuestas es el Gobierno vasco a través del Instituto Vasco de Finanzas (IVF) y del fondo Ezten. A este propósito, este último vehículo del Gobierno regional, cuyo fin está dedicado a empresas de capital incipiente, aportó 5 millones de euros para consolidar el proyecto de Vicinay en un momento de fuerte inversión en las nuevas instalaciones de Sestao.