
La opa de Brookfield junto a la familia Grifols para excluir de bolsa a la farmacéutica catalana sigue su curso. El fondo canadiense ha atado ya los apoyos financieros suficientes para aportar capital en la oferta pública de adquisición que sigue estudiando, pese a que el precio que maneja para una posible propuesta está lejos de las expectativas de la compañía. Así, el grupo inversor cuenta ya con los dos fondos soberanos de Singapur, Temasek y Government of Singapore Investment Corporation Private Limited (GIC), que aportarán 3.000 millones de capital, según ha adelantado 'El Confidencial'.
Los planes de búsqueda de Brookfield llevan meses activados. En agosto, 'Bloomberg' publicó que el grupo canadiense estaba en conversaciones con otro fondo soberano, ADQ, de Abu Dabi, al margen de GIC. La jugada responde a la necesidad de sumar 'equity' en una oferta en la que debe abonar aproximadamente más de 4.000 millones por el 65% del capital que no está en manos de la familia. La cifra a abonar excede el 'ticket' que Brookfield acostumbra a invertir desde sus vehículos por un solo activo, por lo que ha tenido que buscar apoyo entre otros inversores de corte financiero y que acostumbran a coinvertir en operaciones de gran tamaño.
Despejada esta incógnita, quedan todavía aspectos por limar para que la opa se lance formalmente. Uno de ellos es la refinanciación de 11.000 millones de euros de deuda de la firma de hemoderivados, para lo que es necesario llegar a un acuerdo con el pool de bancos liderado por Banco Santander y Deutsche Bank. Entidades como Société Générale, HSBC, CaixaBank, BBVA y Sabadell están lejos de sumarse a este plan, si bien sí podrían hacerlo otras con un gran balance (Bank of America, JP Morgan, ING y BNP Paribas, principalmente).
El siguiente escollo es el cambio estatutario necesario para equiparar las acciones A y las B (sin derechos políticos), que ahora mismo cotizan a precios distintos y distorsionan una oferta homogénea por parte del inversor canadiense. Brookfield solicita pagar menos por las acciones B, para lo que es necesario eliminar el derecho de rescate que tienen asignado en caso de opa de exclusión. A falta de formalizarse, este obstáculo parece superado, pues el plan de la familia y el fondo canadiense es unificar estos títulos en el futuro, como explicó este periódico.
En otra esfera, pero también entre los aspectos relevantes para finalizar el proceso de 'due diligence' están las operaciones vinculadas entre Grifols y Scranton, vehículo de la famila Grifols. Brookfield ha solicitado más información en las últimas semanas sobre este punto.
La valoración, en el punto de mira
Sin duda, acordar cuánto vale Grifols es el mayor quebradero de cabeza para todas las partes. La firma de hemoderivados se ha recuperado en bolsa en los últimos meses, si bien sigue lejos de los niveles a los que cotizaba antes del ataque del inversor bajista Gotham City, acusado ahora en la Audiencia Nacional tras los efectos de la publicación de distintos informes sobre el estado financiero de la compañía que contenían, supuestamente, información engañosa y falsa.
De momento, Brookfield ha trasladado una indicación de valor no vinculante de 10,5 euros por cada acción tipo A de la farmacéutica y de 7,62 euros por cada título B. Supone, en ambos casos, una prima del 22% con respecto a la cotización del 4 de julio, cuando trascendió el interés y se reconoció formalmente ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Esta valoración es insuficiente para el comité independiente que monitoriza la opa en la compañía, al igual que para el consejo de administración, que se reunió de urgencia -sin la intervención de los consejeros en conflicto de interés, es decir, los representantes de la familia Grifols-para trasladar al supervisor bursátil su postura.