Canarias

Ya Canarias no puede vivir de la ruina de los otros

  • Del superávit regional a la quiebra: Canarias regresa al carril del subdesarrollo
Las Palmas de Gran Canariaicon-related

Hasta hace escasos años cuando ocurría un atentado en Túnez, una primavera sacudida por movilizaciones en una calle de Túnez o un autogolpe de estado en Turquía, Canarias se llenaba de turistas. Las islas eran el refugio de millones de turistas y de operadores europeos. Hasta 17,3 millones de efectivos llegó a las islas en medio de la pandemia del terror en 2017 en plena crisis de seguridad en el Meditarréno. Pero ahora la pandemia toca en casa y si llegan a tres millones en todo el ejercicio será todo un éxito.. Es uno de los momentos más duros en la historia económica de Canarias y la miseria que se atisba no es la misma que la de 1850, pero se le parece: el monocultivo hunde a la región. Las autoridades autonómicas están desesperadas por qué no saben cómo salir del lío que hay: descenso de recaudación, imposibilidad de usar su déficit y un desplome del 35% de su PIB. El 20% de todo el comercio de Inglaterra en el siglo XVI se hace a través de Canarias. De eso en 2020 no queda nada porque Canarias en su adaptación a la UE optó por no exportar a la Península salvo plátanos. Antes, en 1939 Canarias tenía un PIB similar al de Alemania anterior a la II Guerra Mundial.

La expansión productiva vino inicialmente en Canarias por la recuperación del vino desde 1780. El vino era malo, de los más pésimos, que se echaba aguardiente, guinda y otros potingues para exportarlo al Reino Unido. Era el que bebían las tropas y la gente sin dinero. Pero generaba riqueza. No tiene nada que ver con el vino que actualmente existe. Llegó un nuevo cultivo exportador, la barrilla. Se empleaba para hacer jabón y tuvo gran demanda en Europa a medida que se expansiona la industrialización. Era una planta que existía en el archipiélago desde el Siglo XVI. Incorporó al mercado exterior hasta entonces suelos que no estaban siendo usados en zonas como Lanzarote, Fuerteventura o sur de Gran Canaria o Granadilla en Tenerife.

Con las guerras en Europa los productores de vino y barrilla Canarias tuvo una gran oportunidad de colocar en Reino Unido y Estados Unidos su producción. Hubo otro hecho importante: las guerras en la Península contra Inglaterra y Francia generó que Canarias desde 1794 abasteció a los territorios hispanos en América y, por eso, el archipiélago se colocó como puerta de entrada de todo el comercio atlántico. Es decir: a la producción agraria que se exportaba se sumó el tráfico marítimo.

El profesor de Dirección de Empresas e Historia Económica de la Universidad de La Laguna (ULL), Antonio Hernández Macías, recuerda que desde 1820 a 1850 Canarias tuvo una crisis estructural relacionada con la ruina del vino, el retroceso de sus exportaciones, la diáspora y un factor importante: los insulares se quedaron paralizados en la búsqueda de nuevas alianzas comerciales. Las exportaciones de vino desde que se recuperó la economía europea desde la Paz de París se frenó en seco. Desde 1810 se paraliza como en 2020 en el turismo las exportaciones. La ruina barrillera pasó 1810 de 92.000 quintales a 3.000 quintales en 1824. Desde 1840 se dejó de exportar barrilla por la aparición de la sosa cáustica. Las importaciones de algodón o lino del Reino Unido a Canarias para telares cayó drásticamente. En 1833 las exportaciones suma 4.000 euros de la época. El tonelaje de comercio británico baja a prácticamente cero y desapareció la marina inglesa. La economía de Canarias se ruralizó. Y los precios del trigo se hundió en el mercado local.

Y es que entre 1787 y 1818 la población de Canarias 168.000 habitantes a 220.000 habitantes. En 1830 y 1857 la población de Canarias se estancó. Llega una crisis total: 229769 habitantes en 1818; 233.674 en 1834; 234.805 habitantes en 1857. La tasa de crecimiento vegetativo de la población fue la misma que de la emigración. La población de Lanzarote se marchó de la isla y la que se quedó debió asumir el hambre y la muerte. Entre 1820 y 1850 el 80% de la población que fallece en Tacoronte (Tenerife) no tenían como pagar sus entierros. En ese periodo en Icod de los Vinos la mayor causa de las muertes en el hospital local, de acuerdo con las actas parroquiales, por subalimentación. No se comían proteínas. En invierno de 1847 una plaga de hongos mató la producción de papas en las islas. La gente se moría por los campos.

Llegó el proceso de cierre de las economías europeas y, Canarias, de un 6% de arancel, pasó desde 1820 hasta un 25% de arancel y sin ninguna industria que proteger en Canarias salvo cuatro talleres de telas. Si antes de 1820 Canarias compraba con vino que exportaba barras de trigo inglés el arancel incrementa el coste de los costes manufacturados. En Inglaterra respondió con la misma receta.

Lo que viene ahora

En marzo de 2019 BBVA apuntaba que el crecimiento de la economía de Canarias se ralentizaría hasta crecer un 1,8 % en 2020. Pero llegó el coronavirus y ahora Canarias va a ser la región española más golpeada por la crisis económica que seguirá a la emergencia sanitaria del coronavirus. Es una frase que repite desde hace días una y otra vez su presidente, Ángel Víctor Torres, pero que detrás tiene previsiones nunca antes vistas en las islas. Para una comunidad cuyo producto interior bruto (PIB) depende en un 35 % del turismo y donde cuatro de cada diez empleos los sostienen directa o indirectamente las vacaciones de 16 millones de europeos, fundamentalmente británicos, alemanes y nórdicos, el "cero turístico" que comenzó con el estado de alarma tendrá consecuencias tremendas que pueden costarle hasta 270.540 empleos solo en ese sector, en función de lo que se prolongue el parón de la actividad.

Cuando la evolución de los contagios y las hospitalizaciones permite comenzar a vislumbrar ya el inicio del desconfinamiento en algunas islas, el Gobierno de Canarias maneja un informe elaborado internamente que pone cifras a la factura económica de esta emergencia sanitaria. Sus autores parten de una constatación: Por su perfil productivo y por el peso que en sus ingresos tienen los impuestos propios (hasta el 30 % del total), Canarias es la comunidad más expuesta, con diferencia, a las repercusiones económicas del coronavirus.

Si la sensibilidad media al impacto económico del coronavirus en España se toma como valor de referencia 100, este informe advierte de que Canarias está en valores de 140,80. Le siguen Baleares, con 130,0; Andalucía, con 110,08; la Comunidad Valenciana, con 109,79; y Murcia, con 108,51. "Se prevé que el sector turístico canario tarde varios meses, cuando no años, en recuperarse y completar la reapertura total. Esto se debe a la alta dependencia del sector turístico canario de diversos países emisores europeos, en particular el alemán y el británico, y su impacto en la conectividad aérea, que se irán activando de forma paulatina, y más lenta", apunta este estudio.

Y todo ello aunque el estado de alarma en España terminase a corto plazo y las restricciones internas se levantasen en breve, porque los efectos sobre el tráfico aéreo internacional seguirán durante un tiempo. Ello conducirá "al colapso" del sector turístico de Canarias, que depende en un 87 % de clientes extranjeros que llegan en avión, apuntan los responsables de este estudio. De cuánto dure esa situación, que el sector ha comenzado a denominar "cero turístico", dependerá la profundidad del daño. Si el "cero" solo dura tres meses, el PIB de Canarias caerá un 8,8 % y se perderán 67.635 empleos; si dura hasta seis meses, la factura será de un descenso del 17,5 % del PIB y de 135.270 empleos; y si el parón absoluto del turismo se prolonga hasta un año, el desplome será del 35 % del PIB y de 270.540 empleos.

Para una comunidad cuyo producto interior bruto (PIB) depende en un 35 % del turismo y donde cuatro de cada diez empleos los sostienen directa o indirectamente las vacaciones de 16 millones de europeos, fundamentalmente británicos, alemanes y nórdicos, el "cero turístico" que comenzó con el estado de alarma tendrá consecuencias tremendas que pueden costarle hasta 270.540 empleos solo en ese sector, en función de lo que se prolongue el parón de la actividad. Canarias terminó septiembre con un superávit 525 millones de euros, equivalente al 1,10 % de su producto interior bruto (PIB), el mayor del país, según datos del Ministerio de Hacienda.

De acuerdo con estas cifras, todas las comunidades autónomas están en déficit, salvo cuatro que presentan superávit: Canarias (525 millones, 1,10 % de su PIB), el País Vasco (530 millones, 0,69 %), Navarra (39 millones, 0,18 %) y Baleares (48 millones, 0,15 %). En comparación con septiembre de 2018, el superávit de Canarias se ha reducido en 59 millones de euros (de 684 a 525 millones) y en casi cuatro décimas de punto del PIB (del 1,49 % al 1,10 %).-

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