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Jesús y Nadia, la riqueza de contratar a personas con discapacidad

  • Estos dos jóvenes gaditanos aseguran sentirse mucho más "maduros y responsables" desde que comenzaron a trabajar
  • La colaboración entre empresas y entidades sociales es primordial para que las personas con discapacidad tengan acceso a nuevas oportunidades en el mercado laboral

En algún momento de nuestra vida, a todos nos han dicho aquel mantra que afirma que "el trabajo dignifica". Una sentencia controvertida para algunos pero que para otros sintetiza perfectamente la esencia del desempeño profesional: el empleo como fuente de motivación y autoestima que nos hace sentirnos parte activa de la sociedad a la que pertenecemos. Nadia Poveda (31 años) y Jesús Casas (24) conocen muy bien esa sensación. En verano consiguieron su primer empleo en las estaciones de servicio de Puntales y Puerta Tierra (ambas en Cádiz) gracias a un convenio de colaboración suscrito entre DOWN ESPAÑA y Repsol.

Y al igual que ellos lo hicieron otros siete jóvenes que han vivido la experiencia en Murcia, Sevilla, Málaga, Galicia y País Vasco. La mayoría de ellos continúa hoy en el puesto de trabajo. Toda una hazaña, si tenemos en cuenta que la tasa de desempleo entre las personas con discapacidad duplica a la de la población general. Según los últimos datos publicados por el INE, en 2020 solo el 34% de las personas del colectivo en edad de trabajar tenía un contrato laboral.

En 2020, sólo el 34% de las personas con discapacidad en edad de trabajar tenía un contrato laboral

"Este tipo de proyectos deberían hacerlos cada vez más empresas, porque es una experiencia positiva para ellos como para nosotros", apunta Jesús Carmona, responsable de las dos estaciones de servicio en las que Jesús y Nadia han aprendido la profesión. "A mí me ha dado la sensación de que, con la forma de ser de ellos, han dado más humanidad a la plantilla", detalla.

Incentivar la cultura de inclusión y promover la colaboración entre empresas y entidades sociales es primordial para minimizar las barreras y que las personas con discapacidad intelectual tengan acceso a nuevas oportunidades en el mercado laboral. Jesús destaca la responsabilidad con la que ha asumido esta experiencia profesional, que quiere aprovechar al máximo. "Antes estaba en las nubes, como si fuera en un globo... Ahora estoy en la vida real", relata.

Para Mari Carmen Muñoz, su madre, el cambio es palpable. "Tiene la autoestima más alta, está más contento", asegura. "Se relaciona con gente que no tiene discapacidad y, entonces, como que le cambia la vida un poco".

Durante estos meses, Jesús y Nadia han prestado apoyo a sus compañeros asumiendo diferentes funciones: limpieza de mostradores y butanos, fronteo y reposición de la mercancía de los lineales, atención al cliente... "Una vez incluso le eché aire a las ruedas y funcionaron bien", comenta orgullosa Nadia, que también se embarcó en el proyecto dispuesta a aprender todo lo posible. "Me gusta trabajar y aprender muchas cosas nuevas. Los clientes están contentos, quieren que trabaje más veces con ellos, muchos de ellos vuelven y vienen a saludarme", remarca.

Una experiencia enriquecedora

Y es que, tal y como indica Carolina Rodríguez, técnico de empleo con apoyo en DOWN CÁDIZ, este tipo de proyectos aportan algo más que el propio trabajo en sí, "tanto para ellos como para el resto de las personas que participan en él, es un crecimiento a nivel personal, social, profesional...las personas que están alrededor de ellos tienen la oportunidad de aprender a nivel humano, es una experiencia muy enriquecedora".

El proyecto supone un crecimiento a nivel personal, social y profesional, para ellos y para quienes participan en él

La labor de profesionales como Carolina es fundamental para una correcta adaptación al puesto de trabajo. Estos técnicos acompañan a perfiles como los de Jesús y Nadia en todas las fases del proceso de incorporación. Primero, a través de formación. "Cuando nos dijeron que iban a trabajar con nosotros, nos citaron a una reunión con toda la plantilla para que supiéramos cómo trabajar con ellos, cómo indicarles qué hacer", recuerda Jesús Carmona. Posteriormente, acompañan a los chicos y supervisan sus tareas durante los primeros días, semanas o meses. "Lo que hacemos es estar a tiempo completo con ellos en el trabajo al principio, para ir adaptando las funciones que tienen que hacer a sus características y a sus capacidades. Cuando van progresando, nos vamos retirando, hasta dejarlos solos, para que ellos trabajen con total autonomía en su puesto", indica Rodríguez.

Convenios como este demuestran que la inclusión laboral favorece a todos: las empresas pueden contar con un talento muchas veces desaprovechado, las personas con capacidades diferentes demuestran que pueden trabajar en muchos puestos superando las limitaciones, y la sociedad se enriquece al aumentar el empleo y la diversidad. La clave está en incentivar que nuevos sectores y empresas apuesten por la inclusión laboral, brindando esa primera oportunidad que pueda convertirse en el germen de una exitosa carrera profesional.

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